Nuevamente Galápagos experimenta un proceso muy especial en su ecosistema: la reproducción de iguanas marinas, que tiene como testigos a los  habitantes de las zonas costeras pobladas.

Mediante un comunicado de prensa, la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) solicitó la colaboración de los galapagueños y los visitantes para no molestar a los individuos de esta especie.      

Como cada año, entre febrero y marzo es notoria la presencia de las  hembras de esta especie en los sitios donde la comunidad realiza sus actividades.

Aunque las iguanas marinas están acostumbradas a la presencia de las personas  es necesario respetar los espacios que ellas utilizan, como jardines, parques, senderos, entre otros.   

La DPNG recomendó a los ciudadanos no acercarse  demasiado a los agujeros de los nidos y que eviten pisarlos, ya que podrían dañar los huevos. También pidió a los habitantes que permanezcan vigilantes de sus mascotas para que éstas no afecten a las iguanas en caso de hallarlas cerca de sus domicilios.

Para la anidación, las hembras buscan espacios arenosos, sin pendientes, despejados y alejados del área de marea. Allí cavan sus nidos a una profundidad de entre 30 y 80 centímetros y  depositan de 2 a 4 huevos que eclosionarán aproximadamente a los 100 días.

Una vez que empiezan con este proceso, las pequeñas crías atraviesan desorientadas la ciudad en busca de un lugar seguro para establecerse, preferentemente acantilados y arrecifes.

Los especialistas recomiendan no tocar a los reptiles, ya que es un proceso natural de la especie.

La iguana marina de Galápagos (Amblyrhynchus cristatus) es considerada  vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Al igual que se realiza con las demás especies endémicas, la Dirección del Parque ejecuta periódicamente programas de monitoreo y seguimiento de las iguanas marinas de Galápagos.