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8 clínicas particulares de Quito cubrirían el 50% de cuidados ambulatorios en Pichincha, según la APEAP

En 2015 se destinaron $ 1.080 millones para la salud de los afiliados del IESS

El hospital Teodoro Maldonado de Guayaquil recibe a diario 1.803 pacientes por consulta externa; es uno de los centros del IESS con mayor demanda en el país.
El hospital Teodoro Maldonado de Guayaquil recibe a diario 1.803 pacientes por consulta externa; es uno de los centros del IESS con mayor demanda en el país.
Foto: Archivo/El Telégrafo
05 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Sociedad

La última denuncia de corrupción que realizó el presidente del Consejo Directivo del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), Richard Espinosa, involucró a una clínica privada en Nueva Loja (Sucumbíos). Esta casa de salud, que sería de propiedad de un familiar del extitular del Seguro, Ramiro González, abrió sus puertas en 2007 con $ 182 mil en activos. Seis años más tarde estos activos crecieron a más de $ 4 millones, mientras que los ingresos pasaron de  $ 553.400 en 2007 a $ 2’126.880 en 2013.

Este no sería el único caso de clínicas que han tenido utilidades como prestadores externos del Seguro Social. En el caso del centro de Nueva Loja se investiga si la anterior administración favoreció directamente al titular de esa casa de salud. Solo en 2015, según datos presentados en el reciente enlace desde Santa Elena, el Estado pagó $ 780 millones por un promedio de 6,7 millones de atenciones médicas en prestadores privados.

Para el presidente Rafael Correa, las derivaciones están costando mucho al Estado, por lo que anunció que se invertirá en hospitales del IESS para solventar esa demanda.

Al sur de Quito, por ejemplo, se planifica la edificación de un nuevo hospital del Seguro con capacidad para 200 camas, así como hospitales para Los Ríos y Guayas. El año anterior hubo 20 millones de atenciones médicas en emergencias, cirugías, clínicas, consultorios del IESS y se invirtieron $ 1.080 millones en la salud de los afiliados.

La derivación de pacientes del Seguro hacia clínicas privadas nació como una medida para descongestionar el servicio del IESS y cubrir la demanda.  En 2010 se ratificó un convenio con 116 centros de salud particulares, para que puedan acoger a afiliados del Seguro. Cuatro años más tarde se informó que el número de prestadores externos había crecido a 277.

¿Pero qué tan eficiente ha sido la labor de las clínicas?  María Josefina Crespo Enríquez es docente. Tiene 59 años y 29 de afiliada al IESS. Este año fue derivada al Omnihospital, en Guayaquil, donde fue operada por 3 úlceras en su intestino. Ella viajó a esta clínica privada en 2 ocasiones para el tratamiento.

“Me habría muerto si no me hubiesen derivado a esta clínica. Estoy agradecida con el Seguro, porque quizás yo no hubiese podido costear la operación y el tratamiento”, cuenta la mujer que hoy cuenta su experiencia con un doctor del IESS. En Machala encontró a un especialista que le recomendó ir a su consultorio en el IESS, para luego derivarla a una clínica privada, de propiedad del propio médico.       

“Saqué mi conclusión de que él quería explotar al Seguro. Él quería que fuera a emergencias para que luego me derivaran con él”, agregó. Crespo aprueba la idea del Ejecutivo de ahorrar el dinero destinado a clínicas privadas para mejorar la infraestructura en el Seguro Social.

Este diario consultó a 10 pacientes del hospital Carlos Andrade Marín, en Quito. Apenas dos conocían del anuncio del Ejecutivo de suplir la atención privada con servicios del IESS. Para Manolo Franco la decisión es buena, pues considera que esto obligará al Seguro a ser más eficiente.

Comentó que esa atención médica es  la única opción para quienes no cuentan con dinero suficiente. A Franco le colocaron una prótesis en su cadera, un procedimiento que particularmente le costaba $7.000.

En la ventanilla de información de consulta externa se indicó que el IESS sigue remitiendo a los pacientes a clínicas privadas. Además, el encargado de información aseguró que desde el Hospital no se les ha informado sobre ningún cambio.

Por otra parte, las actividades en varios centros médicos de Quito, prestadores externos del IESS, se desarrollaron ayer sin alteraciones. Los pacientes que ya tenían agendadas sus citas acudieron a las mismas y recibieron atención. “El único inconveniente en estos centros privados es que el médico se ve limitado por el tiempo y eso le hace dar explicaciones breves”, comentó Juan Chicaiza, de 45 años.

Según el ginecólogo y oncólogo Francisco Plaza, del Hospital Luis Vernaza de Guayaquil, esta institución es un soporte para la seguridad social, pues los afiliados representan el 70% de la demanda del centro de salud en el puerto principal. “Debería aprovecharse bien el recurso de las clínicas privadas calificadas y no sacarlas del cuadro de los prestadores de servicios”.

En la opinión de Plaza, los abusos de las clínicas privadas, mencionadas por el Presidente, pueden corregirse con una auditoría oportuna.

En la sabatina el Mandatario reconoció que hubo retrasos en los pagos, pero explicó que esto se debe  precisamente a las auditorías efectuadas para comprobar el número de días de atención al afiliado (en unos casos de uno se pasó a cuatro), o las razones por las que se realizó determinado procedimiento.

Hasta el cierre de esta edición las derivaciones a clínicas privadas a través del portal web del IESS seguían activas y por el momento nada cambiará sin la orden directa del Ejecutivo. (I)

Tres hospitales realizan cirugías no invasivas

Los hospitales del Seguro Social de tercer nivel, Carlos Andrade Marín, en Quito; Teodoro Maldonado Carbo, en Guayaquil, y José Carrasco Arteaga, en Cuenca, son las únicas casas de salud en Ecuador que disponen de nuevas técnicas para realizar intervenciones no invasivas en procedimientos de diagnóstico y terapias del corazón.

En el Carlos Andrade Marín se practicó con éxito uno de estos procedimientos. Se realizó el primer implante valvular percutáneo, recomendado para personas de la tercera edad con problemas de daños severos de la válvula aórtica y que tienen otras enfermedades crónicas, como diabetes, hipertensión e insuficiencia renal.

Posterior a una intervención de este tipo, el paciente permanece hospitalizado por al menos 7 días, y luego acude a controles  rutinarios. Este es el caso de Carmen Tamayo, jubilada de 82 años, quien ahora goza de buena salud, pese a su avanzada edad. “Antes de este tratamiento me cansaba mucho, tenía dificultad para respirar, ahora me siento renovada, con ganas de seguir viviendo”, comenta.

En el Teodoro Maldonado Carbo se realizaron 19 implantes con prótesis valvular aórtica y se colocaron 500 stents coronarios; y en el José Carrasco Arteaga se realizan desde 2009 estos procedimientos. El IESS invierte alrededor de $ 30.000 por cada paciente sometido a este procedimiento. De forma privada costaría unos $ 50.000. (I)

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