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El chagra festeja su primer año como patrimonio

Las alpacas y las llamas forman parte del entorno natural que se puede disfrutar en el cantón Mejía.
Las alpacas y las llamas forman parte del entorno natural que se puede disfrutar en el cantón Mejía.
Foto: Carina Acosta / EL TELÉGRAFO
19 de julio de 2019 - 00:00 - Redacción Intercultural

El chagra es el personaje símbolo del mestizaje de los páramos de la serranía ecuatoriana; en el cantón Mejía (Pichincha) prevalece el orgullo de pertenecer a esta cultura viviente, que se caracteriza por la habilidad para domar al ganado. 

Muy por la mañana, después de tomar un contundente desayuno, en el que la leche pura de vaca no puede faltar, el chagra sale con su sombrero, bufanda, poncho, botas con espuelas y el zamarro para cabalgar a lomo de  caballo camino a la montaña.

Ahí lo esperan amplios terrenos de más de 10.000 hectáreas donde está el ganado bravo, que no tiene contacto con el hombre y donde no hay cercas que separen las propiedades individuales.

Por eso, dos veces al año, el chagra va a la montaña a seleccionar las reses que serán faenadas, también marca al nuevo ganado y escoge a los toros de más de 300 kg que irán a las corridas que se realizan en  más de 1.200 localidades a lo largo de la Sierra.

“Las reses que van al matadero son muy apetecidas por el tipo de carne que tienen, ya que no reciben ninguna vacuna y se alimentan de la hierba que crece de forma natural en el campo”, dice Gabriel Espinosa, uno de los hacendados del sector.

Para manejar adecuadamente el ganado, el chagra debe realizar dos nudos con el cabestro (cuero limpiado, endurecido y secado de la res) para enlazar al toro bravo tomándolo por los cachos.

 Los adultos de la familia enseñan esta técnica a los más pequeños de la casa; a partir de los tres o cuatro años los niños ya saben montar a caballo y acompañan el desfile característico del personaje que se cumple este 20 de julio por las calles de Machachi, en el cantón Mejía.

Espinosa afirma que la cultura chagra, pese a todo el aporte exterior, se mantiene  viva. Solo en el cantón son al menos 2.000 integrantes que desfilarán mañana por las calles, en el famoso Paseo del Chagra.

El evento de este año tendrá un sabor especial, porque se conmemora el primer aniversario de la declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación.

Esta tradición, según la historia, se remonta a 1877, año de la última erupción del volcán Cotopaxi, cuando los chagras de aquel entonces acudieron al páramo andino a rescatar a su ganado.

A la par nació la devoción al Señor de la Santa Escuela, patrono de Machachi, a quien le atribuyen el don de haber impedido que la erupción volcánica afectara al cantón.

Precisamente esa imagen es la que abre el desfile procesional que arranca en el histórico estadio El Clan y se extiende a las avenidas aledañas de todo Machachi.

El día del desfile tendrá lugar la preparación de la tonelada de cocinado chacarero gratuito para los presentes. Este plato consiste en habas, mellocos y choclos cosechados en las haciendas del sector.

Habilidad con las cintas
A un buen chagra le caracteriza la habilidad para cabalgar y en su trayecto insertar un palillo de pincho en uno de los anillos que forman parte del concurso de cintas, que están dispuestas de forma horizontal, como cuando se cuelga la ropa.

 Quien logra insertar toma su cinta y -según la tradición- la entrega a la mujer con la que planea casarse y que se encuentra observando el desarrollo del evento.

A más de las tradiciones, el cantón Mejía es el lugar propicio para observar nueve volcanes, entre ellos el Atacazo, los Illinizas o El Corazón.

La hacienda La Alegría oferta recorridos turísticos a caballo para admirar la naturaleza; a la par comparte con los visitantes una nueva técnica de maduración de quesos, para lo cual se utiliza una cueva subterránea compuesta de piedra pómez y cascajo, producto de la última erupción del Ninahualpa hace más de 2.000  años.

La belleza  de la naturaleza se complementa con la gastronomía propia de Los Andes, donde el cuy con papas, el hornado o la chugchucara no pueden faltar.

El alcalde del cantón, Roberto Hidalgo, considera que esta festividad es el momento oportuno para que el visitante conozca más de la cultura ecuatoriana. (I)  

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