El mundo en general registra un avance en temas de derechos infantiles. Según la Unicef se mejoró en el acceso a la salud y sobre todo vacunación, pero la educación secundaria es un tema pendiente a nivel mundial y Ecuador no escapa del mismo. Al respecto EL TELÉGRAFO conversó con el representante de la Unicef en Ecuador, Grant Leaity.

¿Cuál es el balance tras 25 años de vigencia de esta convención?

Pensamos que en parte el mundo mejoró. Hay avances en reducción de la mortalidad infantil y los países avanzaron financieramente, pero eso creó desigualdades mucho más fuertes. Hay más recursos, pero estos no son distribuidos entre todos los habitantes y eso creó dos niveles muy diferentes.

¿En qué aspectos no se han logrado los avances requeridos?

A nivel mundial estamos muy preocupados por el tema de la violencia infantil. Las cifras son solo el punto del iceberg. Hay países, incluso en Europa, con niveles de violencia a menudo ocultados, que no se ven, o no se denuncian y que ocurren en las escuelas, en las casas. También hay cada vez más redes de criminales muy fuertes de tráfico de todo tipo, incluso las redes que promueven el trabajo infantil que son poderosas.

¿Qué tipo de violencia es la que más afecta a los niños?

El castigo corporal como forma de disciplina en las familias, en las escuelas el fenómeno de bullying, abuso sexual y luego hasta homicidios y también suicidio. La  región de América Latina y el Caribe preocupan mucho porque las tasas de violencia que se registran son mayores al promedio mundial, sobre todo en América Central, en países como El Salvador o Guatemala.

¿Cómo está Ecuador en esta problemática?

Las formas de violencia se relacionan a las que se dan a nivel mundial. Pero en Ecuador llama mucho la atención el número de suicidios en adolescentes.

En 2011 se suicidaron 471 y el 13% correspondió a niñas indígenas. Además hubo 204 homicidios con prevalencia en los hombres con 12%, por sobre las mujeres, con 3%.

¿Después de este aspecto qué otro asunto preocupa en Ecuador?

Acá es muy inquietante el asunto del embarazo adolescente, que a diferencia de la región y del mundo no está disminuyendo, sino que aumenta. Estamos elaborando un informe especial pedido por el gobierno en este tema.

¿Qué repercusiones adicionales hay en el embarazo adolescente?

Los jóvenes no están preparados para afrontarlo y eso les deja en una situación bastante efímera, porque a menudo abandonan los estudios y esos jóvenes van a entrar en un trabajo precario, sin estabilidad, lo que les lleva a una frustración. También puede haber suicidios por repercusiones sicológicas.

¿La legislación ecuatoriana ayuda a frenar la violencia infantil?

Hay muchas leyes que apoyan la protección. Sin embargo creo que es necesario revisar las normas sobre la edad mínima que se establece para el matrimonio, ya que Ecuador es uno de los países de la región con la edad mínima más baja. El actual Código Civil, fija en 12 años para las mujeres y 14 para los hombres. La Unicef recomienda  que la edad mínima para el matrimonio sea 18 años.

¿Qué otras recomendaciones se hace a Ecuador?

Entre los desafíos que se deben contemplar para los próximos años está la reducción de brechas e inequidades. Además se debe prohibir de forma expresa los castigos corporales como una forma de disciplina violenta en todos los ámbitos de la vida de los niños. Otro aspecto a considerarse es la erradicación total del trabajo infantil, que aún tiene prevalencia con 9%. Se debe fomentar la lactancia materna exclusiva hasta los 6 primeros meses de vida.

¿Cómo se avanza para frenar la mutilación genital que sufre el 38% de niñas en Costa de Marfil?

Esta práctica está muy arraigada culturalmente. Tenemos programas para erradicar este problema, pero está tan fuerte que esto toma tiempo y lo que queremos es sensibilizar e involucrar a los jefes de quienes deciden estas prácticas que son religiosos, líderes de pueblos. Si no lo logramos no tendremos mayor resultado.