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Los alumnos de la institución quiteña critican que se los generalice y se diga que todos estuvieron en la pasada protesta

“El Mejía tiene una ideología rebelde, pero estamos abiertos al diálogo”

Xavier Montalvo (17 años) es abanderado del colegio Mejía con 9,84/10. PIensa estudiar Ingeniería en Biotecnología o Bioquímica en Yachay Tech. Foto: Jhon Guevara / El Telégrafo
Xavier Montalvo (17 años) es abanderado del colegio Mejía con 9,84/10. PIensa estudiar Ingeniería en Biotecnología o Bioquímica en Yachay Tech. Foto: Jhon Guevara / El Telégrafo
08 de octubre de 2014 - 00:00 - Redacción Sociedad

El 18 de septiembre de 2014 será recordado por más de 30 estudiantes del colegio Mejía. Esa tarde, los muchachos fueron detenidos por protestar de forma violenta en la calle Vargas, al centro norte de Quito, en contra de una eventual alza de pasajes.

Se constataron daños a la propiedad, además de que los manifestantes portaban palos y piedras. Los estudiantes fueron detenidos. La semana pasada, algunos fueron sentenciados como cómplices a 1 mes de prisión, pero la jueza Marcela Mayorga decidió suspender la pena a cambio de 1 mes de servicio comunitario, una multa de $ 60 y la promesa de no incurrir en actos similares.

Así, los estudiantes del Mejía regresaron a las aulas. Mientras que 16 restantes fueron sentenciados como autores y recibieron una pena de 2 meses de prisión.

Esta protesta del Mejía no ha sido la primera.De hecho, la institución ha protagonizado otras en años pasados.La anterior fue en 2011, cuando los estudiantes se negaron a que el plantel sea mixto. En esa ocasión el estudiante Édison Cossíos recibió un impacto de bomba lacrimógena que lo dejó en coma.

Esta forma de protestar, para algunos de los estudiantes que cursan el último año de estudios, no es la correcta. Xavier Montalvo, abanderado de la institución, avala que los estudiantes se expresen cuando no están de acuerdo con una situación en particular, pero considera que la demanda podría ser pacífica.

“Yo apoyo las protestas estudiantiles de forma pacífica (...). Podríamos alzar la voz si hay disconformidad a través de la Asamblea Nacional, pancartas, redes sociales, incluso dirigiéndose por algún medio de comunicación público hacia la ciudadanía. Es decir, expresar la opinión y hacerlo reiteradamente porque si solo hacemos un intento, es difícil que nos escuchen”, agregó el joven.

Xavier participó junto a una delegación de 15 estudiantes en una reunión con el ministro de Educación, Augusto Espinosa, para analizar la situación. Dijo que dejaron en claro que el Mejía “tiene una ideología rebelde, pero que también estamos abiertos al diálogo”. Por ello, propusieron trabajar más en conjunto con las autoridades educativas distritales e incluso crear un festival de arte y academia. A Xavier solo le preocupa que existan cuestiones que no se aclaren. Por ejemplo, que se crea que en su colegio se fabrican bombas o que se generalice que todos los estudiantes detenidos fueron del Mejía y no infiltrados.

Christian Flores, estudiante del último año de tercero de bachillerato, reconoce que, en la institución, las protestas han sido parte de su historia durante varias generaciones, él es tajante al decir que no comparte que sean violentas. “Yo no estoy ni en favor de nada ni de nadie.Solo creo que  mis compañeros, para realizar una protesta, deben realizarla de forma más pacífica (...), ciertas acciones obviamente conllevan a grandes consecuencias, como estar privados de la libertad. Hay ciertas personas que pensamos que, para pedir algo, se debe realizar de otra manera”, aseguró Christian, de 16 años.

La expectativa a un año

Ambos, lejos de esta coyuntura de marchas, tienen sueños. Vislumbran un futuro prometedor en la universidad, lo que aún no saben es si lo harán en Ecuador o en el extranjero.

Por ejemplo, Xavier quiere estudiar Ingeniería en Biotecnología o Ingeniería en Bioquímica en cualquier universidad pública del país. Si consigue una beca, le apostaría a Australia o Alemania. Entre sus prioridades también está Yachay Tech para estudiar Nanomecánica.

“Hay que reconocer que el acceso a la educación superior ha mejorado bastante. La exigencia que se pide a los estudiantes es más elevada y se están preparando aún mejores profesionales que hace 7 o 10 años. La esperanza en la educación superior es que cada vez Ecuador saque mejores profesionales y ascienda su escala a nivel internacional”, comentó.

De hecho, según datos de la SecretaríaNacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología, e Innovación (Senescyt), la matrícula para la educación superior se duplicó entre las poblaciones de hogares pobres. En 2006 era de 11% y en 2013 de 19%. En general el acceso a la universidad creció en un 8%.

En 2013, el 25,5% de afroecuatorianos accedió a educación superior, mientras que en 2006 era 14,1%.El 17,5% de indígenas lo hizo también en ese año, frente al 9,5% en 2006.

A Christian también le gustaría aplicar a una ingeniería en Minas y Petróleos. Su prioridad es la Universidad Central y sabe que para ingresar debe prepararse. Por ello en las próximas semanas tomará un curso de nivelación para dar el Examen Nacional de Educación Superior, eso sí, le preocupa que según el puntaje obtenido se pueda aplicar a cierto tipo de carreras. “Estudiaré a conciencia”, afirmó.

DATOS

En el colegio Mejía estudian más de 5 mil alumnos  que están en horario matutino, vespertino y nocturno. La institución es mixta y totalmente gratuita.

El artículo 134 de la LOEI dice que los actos de violencia en contra de los ciudadanos son faltas. Según la gravedad se amonestará a los estudiantes o se los suspenderá por un tiempo o de forma definitiva.

A nivel de Latinoamérica, Ecuador entrega más becas que Brasil. En ese país el Gobierno dota 5 becas por cada 100.000 habitantes, mientras que en Ecuador la cifra es de 6 becas por cada 100.000.

El número de becarios ecuatorianos en el extranjero supera los 9 mil. El Estado invierte alrededor de $ 100 mil por persona y $ 180 mil en doctorado. El Estado ha invertido aproximadamente $ 422 millones para las becas.

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