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El Telégrafo
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El asesino que llevó el cómic a la vida real

El asesino que llevó el cómic a la vida real
21 de julio de 2012 - 00:00

Probablemente el hombre que entró representando al malvado de la película -Bane-  irrumpiendo en la sala de cine con tres armas,  había leído la novela gráfica “The dark knight returns”, pues allí aparece retratado ese asesinato.

Fredy Ordóñez, publicista, lo sabe porque es un asiduo lector de este género, quien identificó en la novela gráfica una escena muy parecida a la masacre que se registró la noche del jueves en un cine estadounidense.

En el cómic, un dependiente de una tienda de discos ingresa a una sala de cine decorada con la imagen de Batman, y cuando se apagan las luces y empieza la película el tipo abre fuego. En el siguiente cuadro, aparece convertido en una noticia televisiva.  

“Hay un mecanismo identificatorio claro con un evento del cómic, el joven se hace parte del cómic, identificándose con un personaje malvado,  en una sociedad del espectáculo que es un gran escenario, donde este joven ha escenificado un personaje completamente destructivo”, explica Guillermo García, psicoanalista.

Pero este mecanismo que lo lleva a identificarse con Bane (Los testigos revelaron que andaba vestido con casco, ropa de color negro y máscara) es el motivo “por el que las masas se constituyen”, explica García, aunque “él ha tomado al personaje malvado de la historieta y lo ha superpuesto al mundo real. Probablemente este hombre es un psicótico porque, como bien sabemos, esto no  lo hace toda la gente”.

21-07-12-sociedad-sospechosoPero también tiene rasgos perversos clarísimos, explica García, porque disfruta destruyendo al otro, a un otro inmediato que estaba en el cine, acribillándolo, y a la opinión pública, impactándola con semejante acción. “Él no tuvo  un espacio donde  crear cosas o hablar para no derivar en esta cuestión”.

El asesino del cómic tiene sus particularidades. Antes de empuñar sus armas   ha sido despedido por  discutir con uno de los clientes sobre el supuesto contenido “subliminal” y de corte satánico en el disco Stairway to heaven, de Led Zepelin. “Se supone que al ser tocada en reversa, de esta canción sale  la frase satánica My sweet Satan; ya despedido, ingresa a ver una película que tiene la misma referencia satánica que motivó su despido”, detalla Ordóñez.   

En el avance comercial de la película, una guapísima Gatúbela, bailando, susurra en el oído de Batman: “Tú crees que esto va a durar. Hay una tormenta que se acerca, señor Wayne, es mejor que tus amigos y tú aseguren las escotillas, porque cuando golpee, todos ustedes se van a preguntar cómo alguna vez pensaron que podían vivir tan a lo grande y dejar tan poco para el resto de nosotros”. Eduardo Varas da talleres de apreciación cinematográfica y  recuerda que en la cinta anterior, “The dark knight”, aparecían personajes que querían imitar a Batman.

“Nolan lo que ha hecho en las dos películas es aterrizar las cintas de superhéroes al mundo contemporáneo, con sus dilemas, y eso las vuelve manifiestos. En una reseña que leía ayer se analizaba cómo se maneja la política en The dark knight rises”. 

Varas continúa: “Allí se plantea la posibilidad de que Nolan sea caracterizado como un director de derecha o de izquierda dura, dependiendo de qué postura  quieras ver”. Hay analistas políticos que están viendo en la película una crítica a Mitt Romney, candidato a la presidencia por el Partido Republicano en Estados Unidos.      

Cuando Stanley Kubric presentó en el cine La Naranja Mecánica, una película protagonizada por Alex de Large, un joven asesino y ladrón que ingresa a una suerte de reeducación sin éxito, “lo acusaron de realizar una apología del crimen porque hubo gente que imitó lo que pasaba en la película en Inglaterra. Él pidió que la quitasen de la cartelera”, recuerda Varas, citando un caso similar.

Se rompe la seguridad en el cine; después de la masacre en la escuela  de Columbine, 12 crímenes parecidos se han cometido en Estados Unidos. Eso sí, es la primera vez que alguien consigue descargar sus municiones teniendo como fondo una pantalla de cine, mezclando así el sonido de su escopeta, con las armas representadas en  la pantalla.

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