Guayaquil fue sede, el pasado 21 de octubre, de la primera edición de La Culata Fest, evento cultural enfocado en el rescate de las tradiciones montuvias a través de la representación y visibilización de danzas, oralidades, gastronomía y aspectos socioculturales de los pueblos campesinos de la Costa ecuatoriana.

El festival, que duró cerca de seis horas (10:00 a 16:00), tuvo lugar en la explanada del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo de Guayaquil (MAAC), ubicada en las calles Malecón Simón Bolívar y Loja.

Freddy Girón, coordinador del evento y copropietario de la picantería La Culata, a la cual debe su nombre el festival, menciona que se animaron a realizar este acto como una extensión del Festival de la Calle Córdova, el cual desarrolla actividades similares hace tres años.

“La gran acogida que ha tenido deja en evidencia la necesidad del público de contar con este tipo de eventos, que rescatan la cultura y tradiciones del campo. Además, mi esposa -quien es la directora del festival- y yo somos campesinos, entonces qué mejor forma de rendirle homenaje a ese hombre y mujer trabajadores, a quienes les debemos mucho de los alimentos que hay en nuestra mesa”, señaló Girón.

Durante el acto, los asistentes pudieron apreciar manifestaciones artísticas tales como danzas montuvias, recitación de amorfinos y otras formas de expresión propias de estas comunidades.

También se montó un pequeño museo, donde se expusieron indumentarias, modelos a escala de las viviendas tradicionales y otros artículos de uso cotidiano.

Modelos a escala, viviendas y otros artículos cotidianos fueron expuestos. Foto: Karly Torres / El Telégrafo

Entre las agrupaciones que intervinieron en el festival estuvo la Compañía de Danzas Costeñas Retrovador, que puso en escena los bailes coloniales “La Iguana”, procedente de la provincia de Manabí, y “Alza que te han visto”, propia de Los Ríos.

También representaron la polka porteña “Saca tu pie” y un conjunto de pasacalles. “Es música que alude al universo simbólico montuvio de todo el litoral ecuatoriano”, mencionó Wilman Ordóñez, director de la Compañía.

Ordóñez resaltó que estos eventos son importantes porque “permiten que la gente recuerde, a través de su memoria social, que algo los vincula con el campo, les permite redescubrir estas tradiciones, saberes y costumbres que oralmente fueron trasladados del campo a la ciudad para ser transmitidos a otras generaciones”.

Dulces artesanales

Uno de los puestos que gozó de gran afluencia de visitantes fue el de Celia Benavides, oriunda de Rocafuerte, provincia de Manabí, quien ofrecía los reconocidos dulces artesanales del cantón.

Dulce de troliche, cocadas, dulce de ajonjolí, alfajores, galletas de almidón, dulce de camote, dulce de guineo, entre otros, eran las opciones que se podían adquirir a $ 1 la tarrina.

Benavides aprovechó para invitar a los ciudadanos a que visiten Rocafuerte. “Tenemos los dulces, tenemos el río El Horcón, un balneario muy concurrido por los visitantes, y sobre todo poseemos la deliciosa sazón criolla manabita”, citó entre los atractivos.

Algunas de las opciones gastronómicas que se degustaron fueron los platos típicos, como el seco de gallina criolla, seco de chancho, ceviches, la tonga manabita, bollos de pescado, y otros. Los precios por la feria fluctuaban entre  $ 4 y $ 5. (I)

El bollo de pescado fue uno de los platos más solicitados por los visitantes. Foto: Karly Torres / El Telégrafo