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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Comida y unión familiar se ‘cuecen’ en los fogones

Las ancianas matronas de pueblos indígenas, como salasacas y chibuleos de Tungurahua, son las jefas del fogón. Ellas se encargan de cosechar los ingredientes, lavarlos y preparar deliciosos platillos para toda la familia.
Las ancianas matronas de pueblos indígenas, como salasacas y chibuleos de Tungurahua, son las jefas del fogón. Ellas se encargan de cosechar los ingredientes, lavarlos y preparar deliciosos platillos para toda la familia.
Foto: Roberto Chávez | EL TELÉGRAFO
13 de mayo de 2018 - 00:00 - Carlos Novoa

Enormes ollas humeantes, sofocantes temperaturas, carcajadas que se cuelan entre interesantes conversaciones, y sobre todo olores sugerentes es el ambiente que caracteriza a los tradicionales fogones.

Estos típicos e indispensables espacios de hogares andinos están dedicados a la preparación de alimentos y todo tipo de brebajes para el alivio de dolencias menores.

Sobre un pequeño mesón hecho con barro negro, cuatro gruesas barras de hierro sirven de base a las cacerolas en las que se guisan deliciosos potajes con granos, tubérculos y hortalizas.

Eucalipto, pino, roble, nogal, entre otras maderas de montaña, producen el fuliginoso y aromático fuego con que se enciende el fogón.

No obstante en estas espaciosas y acogientes estancias, que en el concepto de hogar moderno han sido reemplazadas por la cocina, además de los alimentos se sazonan otros importantes aspectos de la vida familiar.

“El fogón ha sido, es y será  el lugar clave para fomentar el respeto, la solidaridad y sobre todo el amor entre los integrantes de las familias. Esto porque allí todos se reúnen  para comer, y en muchos de los casos incluso para ayudar  en alguno de los procesos de la preparación de los alimentos”, dijo Lorena Proaño, antropóloga tungurahuense.

Esta catedrática y estudiosa de los comportamientos sociales y espirituales del ser humano lleva más de dos décadas analizando las etnias de la Sierra centro.

Y no solo a las familias de nacionalidades indígenas, como salasacas, pilahuines, tomabelas, y chibuleos, entre otras, sino además a núcleos familiares mestizos de sectores rurales y urbanos.

“A la hora del desayuno, almuerzo y cena los padres imparten consejos a los hijos,  y los hermanos charlan de diferentes aspectos. Por ello un famoso antropólogo francés dijo hace algún tiempo: ‘más que los alimentos, lo que nutre el alma es compartir tiempo y el diálogo entre personas de una misma familia, durante la comida”, agregó.

Preparación de alimentos
Habas, mote (maíz duro), mellocos, papas, ocas, acelga, y otros productos agrícolas son los ingredientes con los que se prepara la comida en los tradicionales fogones.

Del cultivo, cosecha y limpieza de estas hortalizas se encargan mayoritariamente las mujeres, y en la recolección de la leña para el fogón participan los hombres del núcleo familiar.

Esta dinámica se repite en casi todos los hogares rurales, donde las tareas están debidamente repartidas a fin de practicar el principio de equidad propio de la cosmovisión indígena.

“Una vez reunidos los elementos para preparar la comida, es decir los ingredientes y la leña, los colaboradores se reúnen alrededor del fogón. Mientras se enciende  el fuego, interesantes y apasionadas conversaciones se desarrollan”, señala Mauricio Sánchez, jefe de hogar de una multitudinaria familia en la parroquia ambateña Pasa.

Como en las viviendas de sus vecinos, en esta casa la habitación dedicada al fogón es muy amplia. La pequeña hoguera está ubicada sobre un mesón hecho de barro y bajo el cual se almacena gran cantidad de leña de eucalipto.

“El proceso de cocción de granos y semillas es demorado; mientras estos productos se suavizan y adquieren sabores y texturas agradables conversamos sobre el trabajo, maternidad, estudios y vida amorosa, con mis 8 hijos, quienes a la vez son vecinos”, explica Ernestina Masaquiza, esposa de Mauricio.

Pese a sus 87 años la mujer aún es la “jefa” del fogón del hogar Sánchez-Masaquiza pues ella es quien elige el platillo a prepararse cada día. Este liderazgo es heredado de madres a hijas aun si cada una ya tiene su propio hogar.

“En nuestro caso todos mis hermanos y hermanas ya estamos casados, no obstante cada tarde venimos a casa de mis padres para alimentarnos y compartir tiempo entre abuelos, tíos, sobrinos y nietos”, dijo Jimena Sánchez, hija mayor de esta familia.

De la misma forma durante este tiempo también los padres del hogar imparten sus conocimientos y consejos sobre agricultura, ganadería, responsabilidades de hogar, entre otros temas, con sus hijos y nietos. (I)

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