Ni gato ni perro, el nuevo mamífero carnívoro descubierto se llama olinguito. 10 años tomó identificar a esta especie revelada en agosto de este año. El descubrimiento estuvo a cargo de ocho científicos de cinco países. En el grupo se destaca el biólogo quiteño Miguel Pinto.

¿Qué ha cambiado desde el descubrimiento de esta especie? “Creo que ayuda a cambiar la percepción de la ciudadanía sobre las riquezas naturales de Ecuador. Antes, palabras como selva, bosque y especie emblemática traían a nuestra mente imágenes de selvas africanas. En la actualidad más personas asocian estas mismas palabras con las selvas del Yasuní, los bosques nublados y especies como el cóndor o el olinguito”, responde Pinto.

Gracias al encuentro del olinguito también se ha creado una campaña en Colombia para preservar el hábitat de la especie.

Los olingos habitan en un territorio (entre 1.500 y 2.700 metros de altura) que se extiende desde Perú hasta Costa Rica.

La iniciativa es de la fundación Saving Species, “que está levantando fondos para comprar tierras de bosque nublado en Colombia, donde también habita el olinguito”, cuenta Pinto.

A través de la página web de la fundación y en redes sociales se anima a donar desde mínimas cantidades de dinero para solventar la compra de tierras en la Reserva La Mesenia en Colombia. Parte del buró de Saving Species incluye a científicos norteamericanos, como Stuart Pimm, profesor de la Universidad de Duke.

“Ojalá exista interés en la ciudadanía ecuatoriana en la preservación del hábitat del olinguito y se realicen campañas similares. Si son protegidos los bosques nublados, también el olinguito y todas las especies que viven allí”, agrega Pinto.

A lo largo del bosque nublado, el hábitat del olinguito, hay las reservas privadas Otonga, Bellavista, Tandayapa, Tambo Quinde y Siempre Verde, también, las estatales Cotacachi-Cayapas. En estos lugares se encuentran especies únicas de anfibios, insectos y orquídeas.

“Un punto importante que se debe mencionar es que varias de estas reservas se encuentran dentro de los límites del Distrito Metropolitano de Quito, es decir que hay poblaciones de olinguitos cerca de la capital”, dice el biólogo.

Amenazados por la presión humana
El hallazgo del olinguito en Ecuador implicó, además, un avance desde el punto de vista científico y ambiental. La taxonomía, que fue la disciplina utilizada para identificar a la especie, tiene más de 250 años de existencia y en todo ese tiempo se han catalogado millones de seres vivos.

“El hecho de que en 2013 hayamos descubierto una nueva especie de un grupo tan carismático y estudiado como los miembros del orden carnívoro (osos, perros, gatos, y sus parientes) es algo muy llamativo”, explica Pinto.

El nuevo hallazgo indica que aún falta mucho por descubrir en el planeta. “Si todavía se pueden encontrar nuevos carnívoros, ¿qué otras sorpresas nos esperan?”, menciona Kristofer Helgen, quien por años se dedica a curar mamíferos en el Museo de Historia Natural del Smithsonian y, además, es cabeza del equipo de investigación que descubrió la nueva especie.

Mientras que desde la arista ambiental, el descubrimiento es un llamado a la conservación de los bosques nublados de los Andes.

La presión de las actividades humanas, como la agricultura, amenaza a estos animales únicos.

Con un peso de 900 gramos, la nueva especie, bautizada Bassaricyon neblina, es la más pequeña adición a la familia de los Procyonidae. Son hermanos de los olingos, los mapaches y los kinkajús o perros de monte.

Para alimentarse, la criatura desciende de los árboles confinados de niebla hasta los cultivos. Alguna vez el olinguito fue exhibido en los zoológicos de Colombia y Estados Unidos. En el año 1920 un zoólogo neoyorquino consideró al olinguito como una especie atípica, pero no lo describió científicamente. Pasaron más de 100 años hasta comprobar que se trataba de una especie única. El informe completo sobre el olinguito se encuentra en la revista Zookeys.