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Las bolas de acero prenden la alegría en zonas rurales

Los más jóvenes y turistas aprenden más sobre estos entretenidos pasatiempos, cada tarde en Río Blanco.
Los más jóvenes y turistas aprenden más sobre estos entretenidos pasatiempos, cada tarde en Río Blanco.
Fotos: Roberto Chávez | EL TELÉGRAFO
30 de junio de 2018 - 00:00 - Carlos Novoa

Cocos, saque libre, el cóndor y carambola son nombres de algunos de los juegos que se practican con bolas de acero.

Este pesado y pequeño objeto metálico es el protagonista de tales pasatiempos en zonas rurales de Tungurahua y más provincias de la región.

Personas de todas las edades se entretienen en divertidas partidas similares a las que se organizan con las canicas. En cantones como Baños de Agua Santa, Ambato y Cevallos, entre otros, es toda una tradición y espectáculo observar a los diestros “coqueros”, como se denomina a los jugadores, en acción.

En su mayoría son hombres de más 50 años, agricultores, ganaderos y comerciantes, para quienes estos pasatiempos involucran algo más que diversión.

“Si bien hay registros de que los indígenas precolombinos de la región organizaban partidas similares con piedras y semillas, las reglas  actuales del juego son una herencia ibérica. Cada encuentro de cocos, a más de emocionar a jugadores y espectadores, busca estrechar lazos familiares y de amistad pues en la cancha se da cita gran parte del barrio”, dijo Pedro Ruales, baneño de 78 años.

Él es uno de los más experimentados “coqueros” que a diario “da cátedra” sobre el juego en una rudimentaria cancha del sector Río Blanco, del cantón Baños.

Los cocos
De entre la amplia gama de juegos que se practican con las bolas de acero, los cocos son los más reconocidos en todo el país. Se trata de una serie de lances manuales de la esfera, una por jugador, a fin de sacar otras bolas que se encuentran dentro de un círculo remarcado sobre una superficie plana de tierra.

La distancia entre los lanzadores y la circunferencia, generalmente es de tres metros. Este trayecto pone a prueba la fuerza, destreza y puntería de cada “coquero”.

“En cada partida intervienen 4 o 6 personas, quienes lanzan tras una línea que también se ha rayado en el suelo. Cada esfera extraída del círculo vale diez puntos; luego de este logro el jugador tiene derecho a seguir haciendo saques hasta fallar”, comentó Ismael Flores, comerciante baneño y experimentado coquero.

El juego lo gana quien más puntos tenga, y a quien sus contrincantes no hayan impactado con sus esferas ni una sola vez en todo el cotejo.

El nombre de este pasatiempo se debe a que el lance inicial se asemeja a la caída natural de los frutos de una palmera, los cuales impactan a otros cocos en el suelo.

Saque libre
Esta es una técnica menos complicada pero que desafía el vigor y acierto de los participantes. Consiste en lances desde la zona de saque a fin de llegar a puntos específicos, de más de cinco metros de distancia, que previamente han sido definidos.

“Aquí no hace falta el círculo pues no se trata de extraer las bolas, más bien se busca superar las distancias que han sido delimitadas con pequeñas piedras. El juego lo gana quien se acerca lo más posible, a cuatro puntos con un número similar de saques”, destacó Ana Jaramillo, jugadora de Baños.

Ella es una de las pocas mujeres jóvenes de su ciudad que mantiene la tradición de divertirse con las pesadas esferas metálicas.

Entre lance y lance, los participantes suelen degustar el tradicional zumo de caña y mandarina que se elabora en el cantón, así como tragos de agua de canela con un chorrito de licor puro, en caso de que la temperatura de la tarde sea baja.

El cóndor
En esta especialidad el lance inicial se lo proyecta hacia el cielo para que la esfera impacte desde arriba a las bolas  dentro de la circunferencia.

“El descenso a tierra de un cóndor, a diferencia de otras aves, es similar al de un helicóptero, es decir de forma súbita y totalmente vertical. La idea en esta disciplina es imitar esta acción pero con los balones de acero, otra diferencia con los cocos es que el jugador que logra sacar del círculo solo tiene un turno por saque”, manifestó Vinicio Carrasco, más conocido en Baños como “don Vini”.

Canastos de mandarina, botellas de arrope y licor de guayaba, así como una gran variedad de dulces hechos en la localidad, son algunos premios que obtienen los deportistas tras ganar la partida.

Parte de la cultura
Río Blanco es apenas uno de los escenarios de Baños donde cada tarde se realizan estas actividades.

“En cada fiesta popular no puede faltar además una demostración de carambola.  Consiste en un lance con el que se debe impactar dos bolas ubicadas en diferentes puntos. Se sabe que esta especialidad proviene, entre otras partes del mundo, de la ciudad española Sevilla; desde donde vinieron la mayor parte de colonos de nuestra región”, añadió Carrasco.

Izamba, Quisapincha y Pinllo en Ambato, y Santa Rosa, La Floresta y Andignato en el cantón Cevallos, son otros escenarios tungurahuenses donde se juega con bolas de acero. Allí los niños por su parte se divierten jugando con canicas. (I)

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