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Ecuador conoce solo el 5% de su biodiversidad

La Universidad Ikiam en Tena (Napo) alberga el laboratorio natural más grande de biodiversidad, con el que cuenta un centro de estudios superiores. En la imagen derecha  se aprecia que el Centro Jambatu (Valle de los Chillos al sur de Quito) guarda el banco de vida de al menos el 40% de las especies de anfibios que hay en el país.
La Universidad Ikiam en Tena (Napo) alberga el laboratorio natural más grande de biodiversidad, con el que cuenta un centro de estudios superiores. En la imagen derecha se aprecia que el Centro Jambatu (Valle de los Chillos al sur de Quito) guarda el banco de vida de al menos el 40% de las especies de anfibios que hay en el país.
Fotos: EL TELÉGRAFO
22 de mayo de 2018 - 00:00 - Redaccion Sociedad

Ecuador está entre los 17 países más megadiversos del planeta, y en su  territorio alberga el 9% de la biodiversidad mundial, con tres veces más especies por kilómetro cuadrado que Colombia y 21 veces más que Brasil.

Sin embargo, solo se conoce el 5% de ella; en el ecosistema marino el estudio llega al 2%; mientras que los invertebrados son casi desconocidos en el territorio.

Por esa razón, desde febrero de este año existe la Agenda Nacional de Investigación sobre la Biodiversidad, que busca profundizar los estudios en este ámbito.

Según el ministro del Ambiente, Tarsicio Granizo, el potencial que tiene el país servirá para salir del extractivismo. “La posibilidad de nuevos productos alimenticios y medicinales está ahí. A la espera de ser descubierta. (...). Solo en la cuenca del río Napo hay más especies de peces que en Norteamérica, incluido México”.

Para este propósito, la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) destinará $ 2’000.000.

La agenda plantea la investigación del 95% de la diversidad nacional; la identificación de las presiones que sufren los ecosistemas (deforestación, tráfico de especies, entre otros) y saber cómo insertar esa biodiversidad en la matriz productiva del país, para fomentar el desarrollo del bioconocimiento.

Se espera que a futuro el 20% del Producto interno bruto (PIB) provenga de elementos de la biodiversidad.

Además, gracias al trabajo desarrollado por especialistas y en el programa “Arca de Noé”, en la última década, se logró el descubrimiento y nuevo registro de 98 especies entre reptiles, anfibios, mamíferos y plantas biológicas.

“Hubo 91 publicaciones arbitradas, de las cuales 77 están en revistas indexadas y hemos logrado establecer investigaciones en redes con otros países”, indicó Omar Torres, biólogo y docente de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica de Ecuador (PUCE).

El especialista recordó que el hallazgo se dio en reservas y comunidades pequeñas, que desean conocer qué especies tienen para conservarlas y convertirlas en uno de los atractivos del ecoturismo.

“A ellos les interesa tener fotos o guías de los animales que están en las reservas, nos complace que existan personas que puedan sacar algún provecho económico sano, como el ecoturismo con  nuestras investigaciones”.

La bióloga Pamela Arias, de la fundación Jocotoco, que se encarga de la protección de ecosistemas y especies amenazadas, dijo que es necesario que haya una mayor educación ambiental para preservar la biodiversidad.

“Lastimosamente, no conocemos el potencial que tenemos, por ello no dimensionamos la afectación que podemos causar al contaminar una fuente de agua o atrapar pequeñas especies que son vitales para los ecosistemas”.

Desde el año anterior existe el proyecto para la conservación de anfibios y recursos genéticos (PARG), liderado por el Ministerio del  Ambiente (MAE), puesto que  el 33% de anfibios del país (186) está en riesgo de extinción, por la destrucción de su hábitat, la contaminación y la presencia de especies introducidas.

El programa busca proteger a los anfibios e investigar sus recursos genéticos, que servirán para producir potenciales fármacos  y otros aplicativos biomédicos.

El trabajo arrancó con 10 anfibios que son la base, como la rana alerquín del Cóndor o el jambato negro de páramo, que se estudian en el Centro Jambatu, en el Valle de los Chillos, en Quito.

Ahí está también el principal laboratorio que alberga el banco de vida que contiene muestras y ADN del 40% de ejemplares que habitan en el territorio nacional.

Además, existe todo un proceso para la elaboración de la comida que los ejemplares reciben. Asimismo, aquí se crían en cautiverio varias especies, como la rana de cristal del sol, que son comercializadas en el exterior. (I)  

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