Jean-Claude Mas, fundador de la empresa  fabricante de prótesis mamarias que están siendo retiradas por sus  potenciales riesgos para la salud, declaró a la policía que era  consciente de que no estaban homologadas.
 En sus declaraciones  ante los gendarmes hechas en 2010 y conocidas hoy, difundidas por  varios medios de comunicación galos, Mas, que es buscado por la justicia  francesa, declaró que no tenía "nada que decir" a las potenciales  víctimas de las roturas de los implantes Poly Implant Prothèse (PIP).
 Además, reconoció haber empleado "conscientemente un gel no  homologado" porque era más barato y afirmó que las personas que  presentan denuncias por los implantes lo hacían "para obtener la pasta  (dinero)".
 Aseguró a la policía que era "fácil" engañar al  organismo que tenía que certificar las prótesis y que resultaba una  tarea "cotidiana": "yo daba orden de ocultar cualquier documento con  rastro del gel PIP sin homologar y, en cuanto a los contenedores, los  empleados se las arreglaban para hacerlos desaparecer".
 Fue en  noviembre de 2010 cuando Mas declaró ante los gendarmes de la unidad de  investigación de Marsella (sur), después de una denuncia presentada por  la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria y Productos de la Salud  (AFSSAPS).
 En cuanto a la razón por la cual decidió utilizar  ese componente en las prótesis, Mas dijo en aquella ocasión que lo  conocía y que le "satisfacía completamente" y añadió que no tenía  conocimiento de que planteara un riesgo para la salud.
 Además,  dijo a los gendarmes, que le preguntaron sobre cómo se sentía al saber  que había denuncias contra su empresa por los implantes defectuosos:  "hace treinta años que me siento bien".
 En otra declaración,  esta vez de octubre de 2011, Mas insistió ó ante la policía que había  elegido el gel PIP porque "era más barato (...) y de mejor calidad".
 En Francia, las autoridades sanitarias francesas anunciaron hace unos  días que 20 mujeres con los implantes PIP han declarado tener cáncer.
 Sin embargo, la AFSSAPS declaró que no se ha establecido ningún  vínculo entre esos casos de cáncer y los implantes, que están retirados  en Francia por sus riesgos para la salud porque pueden romperse.
 Se estima que en Francia hay unas 30.000 pacientes que se implantaron  estas prótesis, mientras que la liquidación judicial de la misma dejó  en la calle a un centenar de trabajadores.
 El fundador de la empresa fabricante, de 72 años, se enfrenta a dos investigaciones judiciales por fraude.
 Tras detectar problemas en los implantes, el Gobierno recomendó a las  francesas que se los quitaran y se comprometió a pagar la extracción,  pero sólo subvencionará la colocación de nuevas prótesis en los casos en  que esto se haga por motivos médicos y no estéticos.
 En total, se estima que entre 400.000 y 500.000 mujeres llevan esos implantes en todo el mundo.