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Ñañas, un club que quiere revolucionar el fútbol femenino en Ecuador

 Las jugadoras del club Ñañas celebran el vicecampeonato de la serie B 2016,  en el estadio Olímpico Tsáchila de Santo Domingo.
Las jugadoras del club Ñañas celebran el vicecampeonato de la serie B 2016, en el estadio Olímpico Tsáchila de Santo Domingo.
Mario Egas / El Telégrafo
05 de junio de 2016 - 00:00 - Javier Tamba Guzmán

“Revolucionar el fútbol femenino del país es nuestro objetivo”, dice Marcelo Vásconez, presidente del club deportivo Ñañas de Quito, que en 3 meses de vida consiguió 2 ascensos: de la segunda categoría a la serie B y de la serie B a la serie A.

La institución, que abrió sus puertas el 1 de febrero de 2016, no ganó el título en el torneo de la serie B, pero fue el equipo con mejores números en su campaña: ganó 8 partidos y perdió 1, recibiendo apenas un tanto a lo largo del certamen.

Ese único gol en contra le significó perder el invicto, justo en el último duelo de la liguilla final, cuando cayó por la mínima diferencia frente a Deportivo Santo Domingo, que además de tener a exponentes del IK9, la escuela de fútbol del exariete Iván Kaviedes, se reforzó con seleccionadas nacionales.

Aquello ocurrió el 22 del pasado mayo, en el cuadrangular que se desarrolló en Santo Domingo, donde Ñañas, en calidad de vicecampeón, cumplió su meta de subir a la serie A de 2017. El deportivo Santo Domingo se llevó la corona.

El buen desempeño del conjunto capitalino obedeció en buen porcentaje a la labor del técnico panameño Kenneth Zseremeta, timonel que transformó al balompié de mujeres en Venezuela. Su logro más reciente es la clasificación de la selección ‘vinotinto’ a la Copa del Mundo Sub-17 ‘Jordania 2016’, que se efectuará del 30 de septiembre al 30 de octubre.

El otro porcentaje es el rendimiento de las jugadoras, quienes dicen sentirse respaldadas por la entidad. Ocho chicas de otras provincias residen en una casa situada en Tababela; también se les costea la alimentación, el transporte y la indumentaria deportiva.

La delantera Angélica Pachito (19 años), quien se mudó desde Guayaquil, expresa que el club le facilitó la adaptación a la altura y al frío, pero, sobre todo, a vivir lejos de sus padres y hermanas.

Ese sentimiento le da la seguridad para continuar en la plantilla y plantearse terminar la secundaria en Quito; únicamente le falta aprobar el tercer año de bachillerato. Luego vendrá una de sus más grandes ambiciones: estudiar para profesora en la universidad.

En ese sentido, Marcelo Vásconez, cita que Ñañas gestiona con varias universidades, incluso del exterior, la asignación de becas, ya que si bien el balompié de mujeres en el país es amateur, conseguir que terminen una carrera universitaria, es una enorme motivación.

A la nómina se unieron también las seleccionadas sub-17 Kennya Ninoska, Nicole Charcopa y Britney Guadamud, la senior Kelly Bone, y Maleike Pacheco, arquera de la selección de Venezuela.

El representativo cuenta, además, con cuerpo técnico completo, que incluye a la psicóloga María Isabel Lasso. Esta profesional le da énfasis a la integración entre las deportistas, para lo cual ha dividido su tarea en trabajo psicológico grupal y trabajo psicológico individual.

A decir de Fernanda Vásconez, capitana y fundadora del club, toda la planificación se relaciona con la razón que llevó a crear a Ñañas: encontrar a través del balompié el desarrollo integral de las chicas. “Durante 6 meses hicimos un estudio de mercado para definir el nombre. Ñaña es una palabra de origen kichwa, que luego se adaptó al mestizaje; es un vocablo que trae recuerdos positivos a las personas. Y es lo que queremos, que empiecen a ver al fútbol femenino como algo positivo”, resume.

Aunque no se revela el presupuesto, este es financiado por la Corporación Ecoglobal, que sostendrá por 2 años el club. El siguiente paso es, mediante una propuesta de marketing, atraer auspiciantes que sostengan el proyecto.

Marcelo Vásconez detalla que el mayor interés no es generar fanáticos que vayan a ver a Ñañas al estadio, sino personas que las sigan en las redes sociales y, a futuro, vean los partidos a través de televisión pagada. Y es que en la actualidad, los hinchas son los potenciales consumidores de todo lo que pueda publicitarse a través del equipo. “Algunos planteles de fútbol profesional masculino no generan el interés necesario como para que los espectadores vayan a verlos a los escenarios, pero hasta los equipos chicos son capaces de conseguir $1’000.000 por publicidad. En el fútbol femenino, que está comenzando, con que a un club le den $100.000 es bastante”, cita.

Otra arista de la institución es abrir academias para la formación técnica de niñas. Por ahora hay una en Quito y otra en Cumbayá. Con esto se aspira llenar los vacíos de preparación que muestran las futbolistas, pues ni siquiera los clubes cuentan con divisiones de base.

Todas estas circunstancias justificaron la contratación de Zseremeta, quien construyó un método para entrenar a mujeres; dicho sistema no solo se enfoca en el entrenamiento físico que, por aspectos de motricidad y fisiología son distintos entre ‘féminas’ y varones, sino en el ámbito sociocultural.

“La mujer latina fue apartada del deporte. En ella se priorizó la belleza, las labores del hogar, la moda... Pero eso ha ido cambiando, desde hace algunos años su incursión en otros campos es cada vez mayor y el fútbol no podía ser la excepción, ya que es un fenómeno global. Lo que le falta es atención y apoyo”, refiere. Ñañas surge entonces como una apuesta a impulsar ese cambio de mentalidad y mejorar las condiciones. (I)

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