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Marisela deja a sus vecinas del albergue Los Esteros 2 para vivir en su nueva casa

Marisela González, quien tiene 23 semanas de embarazo, cuenta que todas las tardes teje con sus amigas del albergue. Este martes se cambiará a su propia casa.
Marisela González, quien tiene 23 semanas de embarazo, cuenta que todas las tardes teje con sus amigas del albergue. Este martes se cambiará a su propia casa.
Rodolfo Párraga / El Telégrafo
10 de septiembre de 2016 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

El sol veranero de las tardes mantenses pega con intensidad. En el albergue Los Esteros 2, la mayoría de personas está en sus carpas para tratar de aplacar el calor.

Un grupo de mujeres está en la explanada central, bajo una carpa. Ríen; hablan sobre anécdotas que han vivido en el lugar, en los últimos 3 meses.

Entre los temas está la salida de 8 familias del campamento. Se irán el martes, para vivir en su casa nueva. Son beneficiarias del bono de vivienda que entrega el Gobierno. Una de las personas que deja el lugar es Marisela González, madre de 3 niños y que espera a su cuarto hijo.

Tiene 23 semanas de embarazo y cuenta que, hasta el momento, ha sido bien atendida en el albergue. “Voy a extrañar a mis amigas, con las que compartimos todas las tardes, bordamos, conversamos, hacemos manualidades”, indica.

Su esposo, Pablo Pillasagua, está de viaje, pescando. Tras el terremoto, este cabeza de hogar se quedó sin laborar, pero semanas atrás, una empresa fue a ofrecer trabajos al campamento y él fue uno de los favorecidos.

“Mi esposo todavía no sabe que ya tenemos la casa, cuando llegue a tierra, en 2 semanas, vendrá a buscarnos al albergue y no nos encontrará, se va a llevar la sorpresa que ya estamos en nuestra nueva casita (ubicada en el plan habitacional Sí Vivienda)”.

En su hablar se nota tranquilidad, pasa sonriente. Cuenta que en este hogar temporal ha encontrado seguridad, algo que no tenía en la casa donde vivía antes del sismo, en la ciudadela 20 de Mayo.

“Yo a veces no dormía, pensando en que mis niños (de 13, 9 y 5 años) no se junten con malas personas, que no se me dañen”, expresa.

Otra de las madres de familia es la venezolana Wendy Cedeño, quien lleva 2 años radicada en Manta. Cuenta que tiene un apellido tradicional manabita porque su abuelo era ecuatoriano, algo que descubrió cuando llegó a la ciudad puerto.

Indica estar más estable emocionalmente que antes del terremoto. “Aquí todo es bien organizado, todos ayudamos y tratamos de vivir nuestros días en paz”.

En sus 3 meses en el albergue, resalta que han llegado empresas a ofrecer trabajo. “Yo no he ido porque tengo mis hijos pequeños”, dice Wendy, quien seguirá en el campamento hasta que tenga un lugar seguro al cual cambiarse.

“No estoy intranquila por el tema de a dónde iré, sé que el Gobierno nos ayudará. Estoy muy agradecida, porque no tengo familia acá y pese a eso me siento protegida, segura”.

Fabricio Díaz, director distrital del MIES Manta (zona Manta, Jaramijó y Montecristi), destaca que en los albergues cuentan con el apoyo de diversas instituciones del Estado como las Fuerzas Armadas, el MIES, los ministerio de Salud, Educación, de Trabajo, del Interior, y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda.

“En la actualidad nos dedicamos a que las personas recuperen la cotidianidad, que se fortalezca la familia, que se reactiven económicamente”. El funcionario expresa que 8 familias ya han salido de los albergues del Distrito Manta (Los Esteros 1, Los Esteros 2 y Colisa).

“Esto da tranquilidad a las personas, porque ven que la ayuda es real”. Agrega que el martes otras 40 familias dejarán los campamentos (incluido el hogar de Marisela).

Todos los albergues cuentan con ayuda psicológica. En Los Esteros 2 hay 3 estudiantes del 9º semestre de Psicología de la Uleam que están diariamente en el lugar (Ángeles Vera, Daniela Armendáriz y María Espinoza,). “Los temores posterremoto son mínimos en la actualidad. Ahora se trabaja mucho en el núcleo familiar, en problemas cotidianos”, explica Espinoza. (I)

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