La Dirección de Control Urbano de Cuenca realizó ayer las primeras demoliciones  de las 158 construcciones que no cumplen lo dispuesto en la Ordenanza de Uso y Ocupación de Suelo dentro de la zona urbana de la ciudad.

La primera vivienda, -que se encontraba deshabitada-, se encontraba cerca de las orillas del río Yanuncay, en las calles 10 de Agosto y Pichincha. Según los moradores del sector, la casa servía como guarida de los delincuentes.

Julio Guerrero, residente de la zona, señaló que desde hace varios años habían   pedido al Municipio que interviniera esa morada. “Supuestamente por razones humanitarias no lo hacían”, manifestó.

En su interior había prendas de vestir, utensilios de cocina y colchas. Patricia Mendieta, funcionaria de la Dirección de Control Urbano, señaló que la vivienda fue construida en el año 2011. “Por estar en un espacio público la notificación fue verbal. Las personas que aquí habitaban se han retirado llevándose sus pertenencias”, explicó.

Los vecinos indicaron que ahora estarán más tranquilos y esperan que con la demolición la inseguridad también desaparezca. “Eso era guarida para personas que llegaban a fumar y drogarse”, dijeron.

A pocos metros, en las avenidas 12 de Octubre y 10 de Agosto, en la vía pública se colocó sin autorización una puerta de seguridad para una urbanización.

Los moradores indignados afirmaron que  solicitaron los permisos al Cabildo, pero la entidad no se los otorgó. “Existe la ordenanza  para la instalación de estructuras de seguridad, pero ellos la pusieron sin el permiso respectivo y cerraron la vía”, explicó Mendieta.

Mientras que, en las calles Don Bosco y Fray Gaspar de Carvajal, Ana Mora  impidió que la maquinaria de Obras Públicas retirara el  cerramiento de su vivienda  construido con mallas. “Sobre mi cadáver y el de mis hijos podrán pasar porque yo no voy a permitir que me destruyan mi casa”, gritó.

En tanto, personal de Obras Públicas procedía a retirar el cerramiento. Según la funcionaria de Control Urbano, tanto la vivienda como el cerramiento ocupan la mitad de la vía.

Añadió que con anterioridad se había notificado a los propietarios de su retiro, pero no hubo colaboración. “Hace seis meses  ya se había demolido el cerco de ladrillos y esta vez volvieron a colocar mallas”, añadió Mora, quien vive hace 35 años en el sector.