La semana “más dulce” comenzó ayer en Cuenca con el Corpus Christi, conocida también como la Fiesta del Septenario (por su duración de siete días). También Azogues se une a esta tradición con la venta de golosinas en el Parque de la Juventud, pero por doce días.

Ayer muy temprano, Carmen Espinoza ya estaba instalada con su puesto en el parque Calderón. Una variedad de quesos, cocadas, frutas confitadas, relámpagos, alfajores, dulces de leche, quesadillas, chocolates, entre otros, eran vendidos a visitantes nacionales y extranjeros.

Los precios varían en cada uno de ellos, aunque Espinoza dijo que se mantienen en comparación al año anterior. El portal del parque se llenó con los comerciantes que cada año acuden a ofrecer sus productos.

Según el director de Áreas Históricas de la Municipalidad, Daniel Astudillo, son 104 vendedores los que utilizarán los espacios durante los próximos siete días.

Los que expenden los dulces no tienen permiso para llevar a niños a sus puestos de venta, tampoco se les ha permitido que duerman en el lugar, como sucedía años atrás.

La fiesta del Corpus se matiza también con castillos, juegos pirotécnicos, bandas de pueblo que hasta la medianoche acompañan a los visitantes en el parque Calderón.

Desde las 19:00 los cuencanos ya están dando vueltas por las calles adyacentes al parque, mientras los priostes, como la Universidad Católica, Municipio de Cuenca, instituciones públicas y privadas, alistan la noche con equipos de sonido para alegrar el ambiente.

Esta fiesta es un atractivo para los turistas extranjeros que desde las primeras horas de la mañana, portando cámaras fotográficas, captaban las mejores imágenes para sus archivos personales, como Miguel Moore, quien llegó desde los Estados Unidos exclusivamente para disfrutar de esta fiesta y saborear los deliciosos dulces que son únicos en esta temporada del año.

A todo esto hay que agregar que el pequeño comercio aumenta sus ventas. Jaime Chacha dijo que estos siete días “le caen bien para vender sus hot dogs y papas fritas en la calle Sucre”, mientras que Rosario Tenempaguay, dijo que “los algodones de azúcar y los canguiles son los que más se consumen en horas de la noche por parte de los que llegan hasta el parque”.

Un desfile con estudiantes de la Universidad Católica de Cuenca y la Morlaquita, ayer, convocó a las personas para que degusten de los dulces, pero también para que visiten la catedral de la Inmaculada, en donde estará expuesto el Santísimo para los católicos.

Para el sacerdote Román Malgiaritta, “esta es una tradición que se ha metido en los azuayos y en particular en los cuencanos”. “Es una fiesta histórica que sirve para poner en práctica el dogma de la Iglesia católica”, manifestó. “Este acontecimiento surgió en el siglo XIII y fue considerado como una manifestación en contra de las reformas que se hicieron en ese entonces y cuestionaron la presencia real. Fue una especie de contramanifestación con los protestantes”, agregó el sacerdote.

En Azogues

En la capital del Cañar, el Corpus Christi es esperado ansiosamente por la población. Tal es así que niños, jóvenes, adultos y autoridades adquieren los famosos dulces que son elaborados exclusivamente para esta celebración con  varios meses de anticipación.

En la Plazoleta de la Juventud, desde temprano, 10 stands iniciaron la venta de estos productos a la ciudadanía, aunque la inauguración se realizó a las 15:00.

Luis Eduardo Huertos, proveedor de dulces, oriundo de la parroquia Luis Cordero, comentó que desde hace 23 años se dedica al comercio de estos manjares, tradición que comenzó su familia.

Para tenerlos listos en esta fecha inicia su preparación un mes antes. Los de azúcar se pueden guardar por más tiempo, por eso los prepara primero.

Una variedad de 50 dulces es lo que ofrece a la población. Los más vendidos son las galletas de maíz, dulce de guayaba, relámpagos, donas, alfajores de máchica, dulces de panela, coco, chocolate y leche.

Una inversión de $ 2.000 anuales realiza este comerciante para los doce días de permanencia en el lugar. El costo del espacio en la plazoleta es de $ 50, cantidad que considera razonable, tomando en cuenta que diariamente vende alrededor de $ 300. El más barato cuesta $ 0,10 y el más costoso $ 0,75.

“Los precios no han variado desde el año anterior, porque la gente, mientras más barato se le ofrece, más consume”, sostuvo Olga Peralta, comerciante.

Por ejemplo, Moisés Reyes  contó que gasta alrededor de $ 60  los días que dura el Corpus Christi, porque diariamente adquiere entre $ 7 u $ 8 en dulces de todo tipo. El horario de atención es de 09:00 a 21:00.

Por otro lado, las iglesias promueven la compra de los dulces del Corpus Christi porque, al decir de sus sacerdotes, es una fiesta religiosa que recuerda el Cuerpo de Cristo en la eucaristía.

Las recetas son variadas, unas propias del Ecuador, la provincia y la ciudad; y otras extranjeras, como de España, México y Colombia. “Nosotros investigamos cuáles son las recetas y les damos toques diferentes o sabores distintos que agraden a la gente. No todas las recetas son ecuatorianas”, comentó Olga Peralta, comerciante de dulces.

Desde el punto de vista de la ciudadanía, los precios de las golosinas son accesibles para todos. Por ello se puede observar cómo las bolsas de papel se llenan y la gente paga sin problema.

Durante estos días el ambiente es alegre y festivo en la Plazoleta de la Juventud porque los dulces dan color y fantasía a la fiesta, expresaron algunos comerciantes.

En la inauguración estuvieron presentes autoridades locales, que incentivaron a la ciudadanía a comprar los dulces tradicionales del Corpus Christi.