Un águila que fue acogida por el refugio Yurak Allpa hace aproximadamente 4 años, será puesta en libertad en 2 meses, luego de recibir adiestramiento en cacería y alimentación.

El ave había llegado al lugar, el propietario del refugio, ubicado en la parroquia de Tarqui, a unos 15 kilómetros de Cuenca, Alberto Vele, comentó que la persona que había separado de su hábitat al rapaz, al ver complicado el tratarlo como a mascota en su hogar, llegó a obsequiársela. “No es fácil tener un águila en casa. Me dijo que yo la cuide porque se cómo hacerlo”, manifiesta Vele, quien fundó el establecimiento en el año 2000.

Luego de haber acogido al ave, Alberto supo que no era suficiente con darle alimentación, por lo que se contactó con Fernando Andrade, un cetrero con 17 años de experiencia, especialista en el manejo, adiestramiento y rehabilitación de estas especies.

El trabajo de Andrade consistió en examinar la salud, la edad y estudiar cuál era el grado de impronta frente al ser humano que tenía el ave; es decir, analizar el nivel de adaptación que había adquirido hacia las costumbres de su captor porque “a veces, cuando ellos (las águilas) viven con el hombre, sienten que su reproducción debe darse con los humanos”, analiza.

Durante los últimos 3 años, Andrade trabajó aproximadamente 3 horas diarias con Nandito –como llaman al ejemplar–, para lograr la identificación con sus características naturales, entre otras: volar, cazar y alimentarse. Para la primera de estas utilizó un terreno amplio en el cual enseñó a desplazarse a la rapaz para que pueda buscar su alimento.

Los elementos utilizados para esta práctica fueron un guante de cuero, sobre el que el ave se estabilizaba luego de volar, y alimento para compensarle por el trabajo desplegado y para familiarizarle con lo que debía ingerir para no morir de hambre.

Nandito pronto volverá a ser libre

El peso de Nandito es 1,3 kg. Para regresar a su hábitat no tendría demasiado inconveniente, según lo que manifiesta Andrade,, tomando en cuenta que fue raptado después de haber empezado su actividad de cacería y alimentación normal.

“Es difícil lograr la adaptación cuando un águila ha sido separada de su origen desde pequeña, porque nunca pudo cazar y alimentarse por sí misma; pero en este caso, luego de las evaluaciones supimos que era viable lograr su reinserción y esperemos hacerlo en unos 2 meses”, acotó el cetrero que tiene mucha paciencia para trabajar con las aves y lograr siempre su regreso al hábitat del que proceden.

Otro espécimen similar llamado Lorena, también es parte del adiestramiento desde hace 3 años, aunque la reinserción a su origen será evaluada después de examinar cuál fue el resultado obtenido con Nandito.

“La gente comete una equivocación grande al capturar a las águilas: unos la admiran mucho por la gallardía que representa esta ave y la quieren tener cerca cuando tranquilamente podrían verlas volar y allí admirarlas; en cambio, otras personas las ven como alimañas porque el águila necesita alimentarse de aves de corral”, analiza Andrade.

Piden apoyo a las empresas ecuatorianas

Alberto Vele dice que mantener a estas 2 águilas es costoso y requiere de una dedicación completa. Por ejemplo, comenta que en los últimos 8 meses ha tenido que comprar unas 400 aves para poder alimentar a las rapaces. Por el momento, invierte el dinero que colecta con las visitas que tiene el refugio cada fin de semana, pero pide a las empresas privadas y públicas que se sumen a este proyecto.

En el Yurak Allpa actualmente hay 5 águilas más, las mismas que serán adiestradas para, en el futuro, ser puestas en libertad. Niños de diferentes establecimientos educativos llegan constantemente al refugio para conocer el trabajo que realizan con las aves y también con otras especies que están en este lugar.