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EN la ciudad hay 2 camposantos, uno étnico y otro mestizo

El cementerio indígena de Otavalo quedó estrecho

Para conmemorar el recuerdo de los fieles difuntos los indígenas preparan alimentos. Foto: Marcelo Quinteros Mena
Para conmemorar el recuerdo de los fieles difuntos los indígenas preparan alimentos. Foto: Marcelo Quinteros Mena
08 de noviembre de 2015 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Dos cementerios, 2 formas de abordar y asumir la muerte y diferentes ritos para despedir a los seres queridos que fallecieron.

Aunque en el cantón Otavalo los indígenas conviven con los mestizos en armonía, al momento de morir, cada uno es enterrado en un cementerio distinto. En este cantón, de la provincia de Imbabura existen 2 lugares para enterrar a los difuntos: uno de la comunidad mestiza y otro de la comunidad indígena.

En este último, situado en la entrada a Otavalo, se hacen evidentes las costumbres y tradiciones propias del mundo andino.

Para conmemorar el recuerdo de los fieles difuntos, los indígenas preparan alimentos de todo tipo, pero, en particular, la comida preferida del fallecido.

Para Lucila Lema, indígena kichwa, la forma de abordar la muerte es diferente en el mundo andino. “Los mestizos llevan flores y, con frecuencia, lloran frente a la tumba, nosotros vamos con toda la familia y llevamos la comida favorita del ser querido que ya partió”.

El objetivo —dice Lucila— es compartir con la comunidad los diferentes alimentos y, sobre todo, con los seres queridos. “Nosotros creemos que el alma del difunto sale y se encuentra con sus familiares”.

Además de compartir los alimentos, en muchas comunidades de Otavalo, los miembros de la familia suelen relatar todos los acontecimientos importantes que han ocurrido durante el año o durante la ausencia de la persona querida. El objetivo es que el fallecido esté al tanto de lo ocurrido.

Luis Maldonado, presidente del Centro de Estudios sobre el Buen Gobierno y Sumak Kawsay, dice que la existencia de 2 cementerios es el resultado de una situación colonialista, impuesta, además, por un régimen hacendatario racista que existió desde siempre. “En Otavalo se han podido expresar, además, las relaciones de dominación, de servidumbre y de exclusión hacia los indígenas”, insiste.

Estas relaciones, siempre tensionantes, se expresan en el cementerio, y son el resultado de las visiones colonialistas que existieron para separar a unos de otros.

Por otro lado, Maldonado explica que los indígenas también abordan de diferente manera a la muerte, porque para la cosmovisión indígena, la muerte es una parte del ciclo de la vida y el retorno a la madre tierra. Maldonado señala que los 2 cementerios están prácticamente juntos, pero separados por una pared que se ha reforzado por la construcción de bóvedas que hacen los mestizos. Cuestiona, además, que no haya existido una iniciativa, proveniente del Municipio de Otavalo para buscar otro espacio para un cementerio. Su crítica tiene sentido, ya que, hoy en día, existe una sobrepoblación en ambos camposantos.
Dice que desde hace una década, las comunidades indígenas se organizaron para ocupar el triple de la tierra que existía en el cementerio original. Ante esta necesidad, se compraron más terrenos.

“Esta iniciativa indígena llevó al Gobierno local y a otras autoridades a realizar inversiones para que se ampliara el cementerio indígena que era muy estrecho”.

El cementerio se quedó pequeño, porque, desde la cosmovisión indígena, el difunto debe permanecer enterrado bajo tierra y no en nichos como ocurre en el mundo mestizo.

“Los mestizos en Otavalo tienen una buena infraestructura en su cementerio. Este es decente, tienen una estructura bien establecida, lo que no sucede con nuestro cementerio, porque en este no hay por dónde caminar. Hay que pasar pisando los sitios donde los difuntos están enterrados”.

En algún momento, el actual cementerio indígena volverá a saturarse y se necesitará más terreno para enterrar a los difuntos.

Luis Maldonado, quien actualmente vive en Quito, considera que el Municipio de este cantón debería evaluar la situación y presentar alternativas para los indígenas que tienen otras maneras de asumir y celebrar la muerte de sus seres queridos. (I)

Datos

En algunos cementerios indígenas se reza primero el Padrenuestro y solo después se reparten los alimentos, empezando desde el hermano mayor.

Muchas indígenas preparan con antelación las tumbas de sus seres queridos que partieron hacia la eternidad. Es una tradición que no se ha perdido y que es recreada por las nuevas generaciones.

Algunos indígenas kichwas han manifestado su molestia con la directiva del cementerio por los supuestos excesos en el cobro de las tarifas para enterrar a sus seres queridos.

La mayor parte de tumbas está situada en el piso y son de tierra. Los familiares de gente que yace enterrada ahí llegan desde tempranas horas de la mañana para limpiar la hierba que crece.

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