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Quito, Ambato, Riombaba, Ibarra y Santo Domingo aportan con visitantes

Artesanos de Atacames, a la 'cacería' de los clientes

Las artesanas del cantón Atacames pasaron de tener 10 clientes fijos al día a 3.
Las artesanas del cantón Atacames pasaron de tener 10 clientes fijos al día a 3.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
07 de enero de 2017 - 00:00 - Wilmer Torres

Esmeraldas.-

“Mijita: ¿usted qué hace aquí? ¡Agarre oficio!”. Fueron palabras que calaron hondo —hace 20 años— en Yuliza Calderón, pues su mamá la obligó a trabajar en una actividad de la que no tenía “ni la más mínima idea”. Desde los 15 años con 7 meses, la tímida esmeraldeña se forjó como masajista y peinadora.

Hoy, a sus 35 años, ya es toda una experta en su profesión. Antes de encaminarse en esa labor estética quería ser ingeniera.

“Venga, papito, lo dejo como nuevo. No se haga de rogar. Usted es un rey y a los reyes se los trata bien”, le dice a Gerardo, de 35 años, quien luego de 3 años visita las playas de Atacames junto con su esposa y sus 2 hijas.

“Ahora no, muchas gracias niña”, es la respuesta del considerado ‘rey’. Yuliza sigue. Mientras se acomoda el cabello, vuelve al ruedo. Con insistencia —y con palabras floridas— ofrece sus servicios a los pocos visitantes, ya sean damas o caballeros.

Al quinto intento obtiene el primer usuario del día. A las 11:50, en época de bonanza “ya tenía unos 3 clientes”, dice la artesana, oriunda de Muisne, quien salió de ese lugar tras el sismo del 16 de abril de 2016.

“Vengo a Atacames y la tierra sigue temblando”. Pero asegura que no se podría dedicar a otra cosa, pues es lo “único que aprendí”. Ríe y prosigue.

Afuera de la zona de los ceviches de ese cantón esmeraldeño, 4 peinadoras y masajistas matan el tiempo. Ya casi al mediodía, cada una ha atendido a un cliente. Sus monederos están livianos desde hace algunos meses, “pero nos toca remar aquí”, menciona Yolanda Quintero.

Ella es parte de las aproximadamente 150 mujeres que conforman las asociaciones denominadas Nueva Imagen, Hacia el Futuro y Tejiendo con las Manos.

Esos gremios han trabajado por más de 21 años en los balnearios de Esmeraldas; sin embargo, se han visto perjudicados por los constantes sismos en la zona, lo que ha disminuido la presencia de turistas, especialmente de Quito y la Sierra Centro.

Quinteros recuerda que antes recibía, al menos, $ 70 diarios. Ahora las ganancias oscilan alrededor de los $ 30. La esmeraldeña hace masajes, trenzas y pinta uñas.

Las artesanas cuentan que un masaje normal cuesta $ 5; este precio puede aumentar a $ 20, si se lo realiza desde los pies hasta la cabeza; en cambio la realización de las trenzas varía entre los $ 8 y $ 20.

“Queremos que los turistas no se asusten y que vengan a Atacames”.

Edith Chalá, de 36 años, trabaja desde el mediodía. Ella solo hace las trenzas, actividad que puede llevar de 25 a 30 minutos. Asegura que los ingresos le han permitido educar a su hija, Geomara, quien está en la secundaria.

Junto con 2 de sus compañeras se dedica a recorrer las covachas y las playas de Atacames. También recorren el balneario de Tonsupa. Al mediodía, cuando los turistas están comiendo, ellas esperan afuera de los locales hasta que sus posibles clientes se alimenten.

Luego, ‘venden’ el talento que tienen sus manos. Dicen que no se pelean por un cliente. “Los turistas eligen. Cada una de nosotras tiene un secreto y un talento”, apunta Chalá.

A lo lejos, mientras se combinan el sonido de la brisa, el de los turistas y comerciantes, Nancy (40 años) ya encontró su segundo cliente. Su nombre es Martín, quien goza de un masaje acostado en la arena. “Esto es vida”, señala. Nancy masajea su espalda con aceite de coco. Después de unos segundos le susurra: “relájese, papito”.

Y sí, Nancy tiene claro que el masaje combate el estrés y el cansancio. Para ello es prioritario —según dice— dejarse llevar, aflojar el cuerpo y disfrutar del proceso.

Operadores a la expectativa

En comparación con 2014, la cifra de turistas que ha visitado el cantón disminuyó. De 400 mil turistas por año, pasó a 180 mil. Entre los motivos para esta dinámica destaca la recesión económica del país y los movimientos telúricos.

Alfonso Aparicio, secretario de la Cámara de Turismo de Atacames, indica que el cantón recibe, en su mayoría, turistas de 5 ciudades: Quito, Ambato, Riobamba, Ibarra y Santo Domingo. Afirma que para el feriado de fin de año las expectativas eran malas, pero se equivocaron, ya que recibieron turistas, a pesar de que algunos hoteles resultaron afectados por el movimiento telúrico del pasado 19 de diciembre.

“Atacames tiene una capacidad para albergar en hoteles a 18 mil personas. De ese número, el 40% estuvo lleno para este último feriado. Es decir que a todos nos fue bien, desde el pescador hasta el hotelero”.

Aparicio resalta que tras el sismo, el 90% del sector hotelero de Tonsupa resultó afectado, 35 inmuebles, entre hoteles y condominios tienen el sello rojo, es decir que podrían ser demolidos. (I)

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