La inclusión de personas con discapacidad física cada vez cobra fuerza en Chimborazo. En la actualidad no solo las instituciones gubernamentales buscan facilitarle la movilidad a este grupo, también se destacan proyectos de estudiantes, docentes y personas particulares.

Movilizarse de un lugar a otro supone un sacrificio para aquella gente que tiene alguna discapacidad, incluso desplazarse hacia sitios cercanos puede tomar largas horas de agotamiento físico y emocional.

A esto se suman las barreras arquitectónicas que persisten en las ciudades de la región.

De hecho cerca del  80% de los edificios en la ciudad de Riobamba no cuenta con seguridades o ingresos para personas en sillas de ruedas o que necesitan de un bastón para movilizarse.

Los testimonios

“Todavía tenemos que hacer conciencia en algunos aspectos. El respeto a las personas con discapacidad es un tema en el que falta trabajar, pero ya se han logrado algunas cosas que permiten la inclusión”, indicó Rolando Gómez, concejal de Riobamba.

Este tipo de circunstancias fueron observadas por Juan José Ruiz, de 35 años. Él sufrió un accidente durante sus horas laborables y como consecuencia de ello quedó parcialmente incapacitado, el problema se enfocó en sus rodillas y tuvo que utilizar muletas durante unos 12 meses.

La falta de movilidad y los constantes tratamientos de salud le causaron limitaciones en su trabajo y con el tiempo tuvo que ser reubicado.

Durante el año que se sometió a la rehabilitación de rigor pudo experimentar en carne propia las dificultades que enfrentan las personas con discapacidad física para trasladarse de un sitio a otro.

Por eso, desarrolló un proyecto al que denominó ‘Inclusivo, movilización sin barreras’ que se centra en adaptar motocicletas o vehículos a las necesidades  de sus clientes, ya sea para movilizarse en la ciudad, en la carretera o dentro de edificios.

“Para moverme a cualquier lado necesitaba de alguien que me ayude y eso era un sacrificio tanto para mí como para la otra persona. De ahí que me enfoqué en adecuar vehículos que creen personas autosuficientes”, señaló Ruiz.

Con una inversión que supera los $ 5 mil, Juan José fabricó dos prototipos. El primero incluye una moto con una rampa que hace posible que el usuario pueda ascender por veredas e incluso ingresar en edificios sin ayuda. El segundo mantiene soportes para que la persona se suba a su moto por sí misma, cuenta con cinturones de seguridad y 3 ruedas para una mejor estabilidad.

Fabricación según la necesidad

“La bondad de este proyecto es que las personas pueden exponer su necesidad (monoplejia, paraplejia, etc.) y nosotros adaptaremos lo que sea necesario ya sea en su propia  moto o en su carro”, aseguró Ruiz.

Las personas interesadas en ser parte de este proyecto inclusivo pueden acudir a las calles New York y Juan de Velasco. Allí está el taller. “Es un proyecto social y esperamos que muchas más personas tengan acceso a estos beneficios para que puedan ganar mayor independencia diaria”, dijo Inés Peñafiel, esposa de Ruiz.(I)