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Al momento, la alerta amarilla rige en poblaciones cercanas a ambos colosos, como Pillate y Mulaló

Cuatro criterios juveniles sobre los volcanes, su belleza y peligros

El volcán Tungurahua, hermoso e impresionante, es a la vez uno de los mayores atractivos de la provincia del mismo nombre. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
El volcán Tungurahua, hermoso e impresionante, es a la vez uno de los mayores atractivos de la provincia del mismo nombre. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
22 de noviembre de 2015 - 00:00 - Sofía Rodríguez Noveno ‘B’- Colegio Atenas-Ambato

Sin duda el volcán Tungurahua es uno de los principales atractivos turísticos que tiene nuestra provincia.

Desde 1999, año en el que inició su más reciente proceso eruptivo, el cual se desarrolla con períodos alternados entre activo y pasivo, hemos aprendido mucho de su comportamiento.

Sabemos que cada etapa de actividad dura entre 5 días y 2 semanas, con ‘descansos’ de 3 meses y constante expulsión de ceniza.

Esto ha motivado a moradores de zonas aledañas a prepararse en temas de prevención, gestión de riesgos y evacuación.

En Chacauco y Pillate, caseríos del cantón Pelileo y ubicados justo en la parte baja de las quebradas de la parte oriental, la gente se ha organizado de tal manera que cuando el coloso se reactiva, la movilización de personas es inmediata.

En tal situación, 2 buses de la cooperativa Huambaló, empresa local de transporte interparroquial e intercantonal, recogen a la gente en menos de media hora y los transportan a uno de los refugios más destacados y conocidos en el país.

Se trata del Reasentamiento La Paz, ubicado en la entrada del sector denominado Huambalito.

Allí, hace más de 5 años se construyeron 210 casas prefabricadas, con 2 dormitorios, sala, cocina, baño, patio y parqueadero, a fin de facilitar las condiciones de alojamiento de los ‘vecinos’ del volcán.

Mientras dura la reactivación del coloso, los padres de familia de estas poblaciones suelen acudir por el día, si el comportamiento del Tungurahua no pone en peligro la vida de los moradores, a sus cultivos y viviendas.

Allí se siembra papas, maíz, cebolla, fréjol, granadilla y otras especies. Las labores del campo son su único medio de subsistencia.

Por la tarde, ellos deciden salir hacia el refugio pues en la noche el comportamiento del Tungurahua podría tornarse muy agresivo. Al llegar a sus casas descansan de la jornada laboral y esperan que termine la emergencia para volver a su tierra. (O)

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