Santa Fe Klan encabeza el festival que une el rap y la memoria en Quito
En Quito, el rap tiene su propio idioma. Desde los muros grafiteados de La Floresta hasta las esquinas de Chillogallo, el hip hop no solo suena, también respira. Y este 15 de noviembre tendrá su máxima expresión en el festival 'Una Carta al Cielo', que cumple 13 años transformando el duelo en ritmo y la pérdida en arte.
El invitado estelar es Santa Fe Klan, uno de los mayores exponentes del rap mexicano contemporáneo, quien compartirá escenario con Pato Machete, exintegrante del grupo noventero Control Machete. A ellos se sumarán agrupaciones ecuatorianas como Guerreros del Bajo. La cita es este sábado, 15 de noviembre de 2025, desde las 16:00, en el Centro de Exposiciones Quito.
El rap que une memoria y calle
Lo que comenzó como un tributo a un familiar fallecido se transformó en una cita fija para la cultura urbana en Ecuador. En sus 13 ediciones, el festival ha pasado de ser un encuentro entre amigos a un fenómeno de masas donde la música se convierte en catarsis colectiva.
Entre letras sobre pérdida, esperanza y barrio, 'Una Carta al Cielo' se mantiene fiel a su propósito original: hacer del dolor un punto de encuentro y no de ruptura.
Quito respira hip hop
La capital ecuatoriana vive un renacimiento urbano. En los barrios del norte y sur, los grafitis siguen siendo periódicos callejeros, los freestylers llenan plazas con batallas improvisadas y las escuelas de break dance se multiplican.
Festivales como 'Una Carta al Cielo' logran que el hip hop quiteño gane respeto en Latinoamérica. Desde los beats de Mugre Sur hasta las letras combativas de Sudakaya o las fusiones de Cayo Luna, la ciudad demuestra que la cultura urbana está en vigencia.
Santa Fe Klan, del barrio al mundo
Ángel Jair Quezada Jasso, conocido como Santa Fe Klan, nació en Guanajuato, México, y es hoy uno de los artistas más influyentes del rap latinoamericano. Su historia condensa el sueño del barrio: crecer entre calles duras, grabar en estudios improvisados y conquistar escenarios internacionales sin perder la raíz.
Su música, una mezcla de rap, cumbia y corridos, refleja la vida cotidiana de los barrios obreros. Canciones como 'Se acabó' o 'Así soy' se convirtieron en himnos de quienes se reconocen en su crudeza, su ternura y su lealtad al origen.
Una fiesta con propósito
Más allá del escenario, el festival también es motor económico: genera empleos directos e indirectos en producción, sonido, seguridad, transporte y comunicación, fortaleciendo la economía creativa nacional. Las entradas oscilan entre los USD 35 y USD 140 e incluyen desde pósters hasta experiencias exclusivas con los artistas. El aforo es para 4.000 personas.
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