La construcción del Centro Ambulatorio de Salud Mental, ubicado en la esquina de las calles Ambato y Barahona, en el Centro Histórico, ha avanzado un 40%. Según el ingeniero encargado de la obra, Carlos Manosalvas, la casa estaba en ruinas y será rehabilitada.

El nuevo Centro Ambulatorio acogerá a las personas que actualmente son atendidas en el Hospital San Lázaro, el cual se convertirá en un campus de artes, dirigido por la Universidad de las Américas (UDLA).

En el nuevo sanatorio las personas accederán a  mejores instalaciones y gozarán de una atención más adecuada, explicó Augusto Barrera, alcalde de Quito.

Las nuevas instalaciones son construidas en dos predios. Un espacio funcionaba como aserradero y en  otro lado había una casa colonial con más de 120 años de antigüedad que estaba abandonada. Según el arquitecto Henry Jiménez, la integración de la nueva construcción con la recuperación de la vivienda antigua “mejora la estética del sector”.

El Centro Ambulatorio contará con consultorios, salas de espera, farmacias, laboratorio, espacio para terapia y el área administrativa. Además, habrá plazas de estacionamiento subterráneo, a las cuales se accederán desde la calle Barahona, pero serán de uso exclusivo para los trabajadores y usuarios del sanatorio.

Los trabajos que se realizan actualmente son la recuperación de la casa antigua, con la intención de conservar las paredes de adobe, el piso y la cubierta. Por lo cual han reforzado con madera e inyecciones de hormigón. Y se halló  un muro con una imagen religiosa que también será rehabilitada.

Manosalvas agregó que las nuevas instalaciones serán sismo resistentes, que soporta los movimientos telúricos, ya que la estructura antigua es de adobe. La obra está prevista que sea entregada el 25 de enero de 2013, fecha en la que el hospital San Lázaro pasará a la UDLA para que levante el centro de artes.

Para cumplir el plazo establecido, 80 personas -entre obreros, maestros de construcción, arquitecto e ingenieros-  laboran allí. Las obras son parte del acondicionamiento del Centro Histórico, pues el objetivo del Cabildo es que el sector sea nuevamente habitado y no solo un lugar de visita.

Según Jiménez, el centro ambulatorio y el centro de artes, en la calle Ambato, mejorarán “en gran manera” al sector. “Los negocios serán los más beneficiados, por lo que habrá una regeneración comercial”. Además, opinó que la delincuencia ha disminuido por los constantes operativos de seguridad que realiza la Policía Municipal.

A más del adecuamiento del Centro Histórico, consideró que la nueva construcción provee de trabajo a obreros y terceras personas, como volqueteros. Contó que poco a poco las tiendas del sector arreglan  sus instalaciones y mejora las fachadas de las viviendas.

Javier Quezada, tiene una tienda de venta de bizcochos en la calle Venezuela, dos cuadras más adelante del nuevo sanatorio, expresó que las obras mejorarán la comercialización, porque la gente visitará más el sector. 

Pidió que las trabajadoras sexuales salgan del barrio, porque es una de las actividades que hacen quedar mal a los barrios cercanos de la 24 de Mayo.

Luz Játiva, vive en la calle Barahona, relató que las nuevas construcciones beneficiarán al barrio porque habrá más seguridad, sobre todo para cuidar y proteger a los estudiantes del nuevo centro de artes, pero su preocupación es que en los alrededores de la universidad se instalen locales de expendio de alcohol o discotecas, como sucede en los predios cercanos a la Universidad Central del Ecuador y otras entidades de educación superior.