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Tres rutas para hacer turismo negro y educativo

Quito ofrece tres rutas para experimentar otro tipo de turismo, una de las opciones es de terror y se realiza en el molino de El Censo.
Quito ofrece tres rutas para experimentar otro tipo de turismo, una de las opciones es de terror y se realiza en el molino de El Censo.
Fotos: John Guevara / El Telégrafo
04 de agosto de 2019 - 00:00 - Amanda Granda

Hasta 2018 el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) contabilizó 143 viviendas abandonadas en el Centro Histórico de Quito.

La arquitectura colonial de algunas edificaciones, el valor histórico y la tétrica decoración que el tiempo y el descuido les ha dado, son los aliados para hacer un nuevo turismo por la capital.

Desde diciembre de 2018 el grupo Tertulia y Ministerio, formado por graduados de Turismo Histórico Cultural de la Universidad Central, le apuestan al tanatoturismo (turismo negro o dolor).

Ellos realizan recorridos teatralizados por importantes infraestructuras abandonadas. Una de estas es el predio en el que funcionó con la fuerza del agua del río Machángara, hasta 1997, el molino El Censo, en el sector de La Marín. Allí, desde finales del siglo XIX se molían granos de trigo que, transformados en harina, eran distribuidos a sectores de la ciudad para elaborar el pan.

Después del cierre, las amplias instalaciones en las que hasta la actualidad hay maquinaria, fueron guarida de mendigos y habitantes de la calle. Incluso, un grupo de jóvenes vivía en ese espacio y lo desalojó la Policía Nacional en 2016.

Un recorrido vivencial por el antiguo penal García Moreno también forma parte de estas ofertas para los visitantes.Un recorrido vivencial por el antiguo penal García Moreno también forma parte de estas ofertas para los visitantes. Foto: John Guevara / El Telégrafo

En el espacio se colocaron candados y cadenas para evitar que de nuevo sea ocupado ilegalmente. Dos años después el polvo fue removido por los integrantes de Tertulia y Misterio, quienes se contactaron con los dueños de la edificación y solicitaron autorización para montar su propuesta turística, recuerda Andrea Rodríguez, miembro del colectivo.

El psicólogo y guía turístico Ernesto Balladares explica que actualmente hay gran fascinación por parte de los visitantes hacia los lugares relacionados con el desastre, la muerte y las experiencias traumáticas.

El informe “Turismo oscuro: perfiles, nichos, motivaciones”, elaborado por Ostelea School of Tourism & Hospitality, indica que el turista que se decanta por esta opción demanda experiencias y actividades que apelen a las emociones y sensaciones fuertes, positivas y negativas.

Es martes y la oxidada puerta de metal que conduce al inmueble de El Censo rechina cada vez que un visitante la cruza. El camino es de tierra y fue abierto entre la maleza por los integrantes de Tertulia y Misterio.

Al llegar al predio Rodríguez le da vida a “Josefina de la morgue”, el personaje que guía a los turistas durante el recorrido denominado “Molinos del Terror”. El sonido de la corriente del río Machángara se mezcla con el ruido de los pasos de los visitantes que caminan sobre el mismo piso de madera, por el cual años atrás transitaron cientos de trabajadores del molino.

El lugar está ambientado con humo, velas y “Josefina de la morgue” usa una linterna. Al subir al segundo piso, “El ente”, personaje que, en apariencia, es similar al monstruo de la película española El laberinto del fauno entra en escena. Él está encadenado y con un machete amedrenta a los turistas que gritan y el eco retumba por las gruesas paredes del lugar.

Al finalizar la ruta, un hombre que interpreta a un secuestrador toma a una mujer y la amarra en una silla.

Rodríguez señala que su opción de turismo es mostrar las historias urbanas que se cuentan sobre el lugar. Una de ellas es cuando la Policía irrumpió en el lugar porque hubo una denuncia de que una mujer estaba retenida en ese sitio en contra de su voluntad.

Efraín Chinchero, otro integrante de Tertulia y Misterio, indica que sus rutas tienen el objetivo de implementar el tanatoturismo, como una nueva forma de conocer Quito.

El turismo vivencial

Lo que empezó como un proyecto de fin de carrera se convirtió en un microemprendimiento que creó una operadora turística que genera trabajo a cerca de 17 personas, siete de ellas son exprivados de libertad.

Alexandra Ortega, gerenta de Quito Post Mortem, también se graduó en la Facultad de Turismo Histórico de la Central y vio en el turismo negro una forma de ejercer su profesión y vivir de ella.

Mientras abre las puertas del antiguo penal García Moreno, en el barrio de San Roque, en el centro de la urbe, recuerda que el primer recorrido vivencial se realizó el 15 de junio de este 2019.

Ortega advierte a los visitantes que al acceder al recorrido aceptan ser tratados como personas privadas de libertad, inmediatamente, un guía penitenciario se toma muy en serio su papel y empuja a los turistas hacia el corredor principal del centro penitenciario.

En el Pabellón D está Darly Cuenca, este joven actor hace el papel de Wendy, un transexual que habitaba en el antiguo penal y se encargaba de dar la “bienvenida” a los detenidos que ingresaban, por primera vez, a la prisión que cerró en 2014.

Balladares explica que la búsqueda de la autenticidad es una característica del turismo negro, pues la experiencia pretende convencer al visitante de que lo que contempla es real.

Así se sintió Javier Guano, quien participó en uno de los recorridos. Lo que más le impactó fue el personaje “El Polilla”, interpretado por Jerson Ortega. Él y sus compañeros realizaron una investigación previa para dar vida a los personajes de la prisión.

El escenario de Ortega es la celda 15 del Pabellón D. Ahí, en un espacio de dos metros de ancho por tres de largo habitaban de 20 a 30 privados de libertad. Ellos eran conocidos como los polillas, “el último eslabón de la cadena de jerarquías que existía en ese centro penitenciario”, especifica el joven actor.

Quito Post Mortem cobra $ 20 por cada recorrido, el valor incluye transporte (ida y vuelta) desde la Plaza de Santo Domingo hasta el desaparecido penal, una bebida de cortesía y un recuerdo.

Los recorridos que hace Tertulia y Misterio cuestan $ 15, incluye un aperitivo, una tertulia al final del encuentro y un recuerdo.

La tercera alternativa es la ruta para conocer sobre las leyendas quiteñas de las plazas, conventos e iglesias del Centro Histórico de la capital.La tercera alternativa es la ruta para conocer sobre las leyendas quiteñas de las plazas, conventos e iglesias del Centro Histórico de la capital. Foto John Guevara / El Telégrafo

Rodríguez y Alexandra Ortega coinciden en que han sentido experiencias “inexplicables” dentro de los espacios en los que decidieron trabajar. “Se escucha que se cierran las puertas y muchos de nosostros tenemos algunos rasguños que no tienen una razón lógica. La gente murmura que se dan porque el antiguo penal exige que corra sangre”, indica Ortega.

El éxito turístico de los sitios “oscuros” se vincula a la capacidad de las infraestructuras turísticas de crear entornos emocionales y sensoriales que ofrezcan al turista una experiencia holística de los territorios vinculada con itinerarios gastronómicos, precisa Balladares.

El turismo educativo

La primera organización que empezó a usar personajes para realizar recorridos turísticos por la capital es Quito Eterno. Lo hizo en 2002 y desde entonces, docentes de escuelas, colegios y universidades se contactan con ellos para reforzar lo que aprendieron en el aula.

Lorena Oñate, quien interpreta a un alma del purgatorio, especifica que Quito Turismo no hace turismo negro o de terror; lo suyo es hacer guianzas por espacios patrimoniales del Centro Histórico (iglesias, conventos, museos, barrios y lugares arqueológicos) enfocadas en la educación.

Los personajes narran, desde un enfoque crítico, pasajes históricos y leyendas a los participantes visitando lugares emblemáticos y patrimoniales de la ciudad.

Una de las metodologías que el grupo usa para crear sus rutas teatralizadas se denomina Llactayuk, que implica recurrir a la memoria personal de cada integrante.

“Además de contar datos históricos que pueden resultar educativos o entretenidos, nosotros narramos una historia más familiar, más sensible, relacionada con los oficios y los pequeños personajes del centro que resultan invisibles para la historia normal”, añade Lucía, quien es la primera mujer directora del colectivo. Ella ha interpretado a Quilago y Manuela Espejo.

En este período de trabajo no solo han hecho rutas de leyenda con personajes cada vez más trabajados, sino también obras de teatro en las que reflexionan sobre el mestizaje o la situación de las mujeres en el tiempo, proyectos editoriales y talleres para transferir sus procesos de creación en otras ciudades.

Quito Eterno también hace recorridos temáticos. Uno de ellos es sobre la independencia y se realizará el próximo fin de semana. (I)

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