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El nerviosismo persiste en los habitantes de las áreas más afectadas

20 viviendas de Pusuquí, en malas condiciones

Imágenes de los efectos dejados por el sismo del martes pasado en una vivienda del sector Catequilla. Foto: Fernando Sandoval/ El Telégrafo.
Imágenes de los efectos dejados por el sismo del martes pasado en una vivienda del sector Catequilla. Foto: Fernando Sandoval/ El Telégrafo.
15 de agosto de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Pablo Duque, decano de la Facultad de Geología de la Escuela Politécnica Nacional, niega que la zona norte de la ciudad (Pomasqui, San Antonio de Pichincha, Calderón, Guayllabamba) sea especialmente sensible a la ocurrencia de eventos sísmicos.

Para Duque, es toda la urbe la que está expuesta a este tipo de fenómenos por encontrarse ubicada sobre la denominada falla de Quito.

Este criterio es compartido por Liliana Jiménez, docente de Riesgos Geológicos de la misma universidad. “Frente a ello lo único que cabe es la prevención en cuanto a construcción de estructuras (edificios, viviendas, puentes, vías, etc.) y preparación de las personas para enfrentar este tipo de situaciones, que son inevitables y ocurrirán en algún momento”, añade Jiménez.

Los especialistas responden así a la preocupación expresada en las redes sociales por ciudadanos que atribuyen a la zona en que ocurrió el sismo de 5,1 grados del martes último, una mayor actividad telúrica que en el resto del Distrito.

Un temor que es compartido por algunos habitantes del sector. Así lo expresaron ayer moradores de áreas cercanas al lugar donde ocurrió el deslave que dejó dos muertos a consecuencia del movimiento telúrico de esta semana.

César Andrade, por ejemplo, recordó que cuando fundió la losa de su vivienda, el 10 de agosto de 1991, ocurrió un sismo de 6 grados. “Por suerte no le pasó nada a la construcción, pero mi familia pasó tensa durante mucho tiempo”, relató.

Aproximadamente 20 viviendas de la zona de Pusuquí quedaron en malas condiciones debido al temblor, pero su casa resultó intacta, recordaba ayer.

El pasado martes, por coincidencia, César terminó de construir la losa de otra de sus casas, ubicada en el sector de San Francisco de la Mitad del Mundo (San Antonio de Pichincha). “Apenas terminó la obra, el suelo empezó a temblar; pero gracias a Dios no pasó nada”, comentó con alivio.

El hombre es uno de los fundadores del barrio. Incluso se desempeñó como teniente político de San Antonio de Pichincha. Y aunque su casa no sufrió ningún daño, reconoció sentir algún nerviosismo desde los hechos del martes. Esto a pesar de que afirma que en la zona no se sienten sismos con demasiada frecuencia.

Al igual que él, muchos habitantes de la parroquia rural quiteña se muestran intranquilos.

Ese es el caso de Olimpia Andrade, de 105 años, quien tiene una vivienda en la calle Equinoccial y 13 de Junio, en la Mitad del Mundo.

Ella vive en la zona desde hace 67 años, en una casa construida con adobe. Y a pesar de los movimientos telúricos de esta semana, la vivienda permanece intacta.

La ciudadana confiesa que desde que ocurrió el temblor se encuentra “en guardia”. Por ello, mantiene abierta la puerta de su casa. Ayer, por ejemplo, se sentó en su sillón preferido para mirar a la gente que pasaba por la calle, mientras desmenuzaba pan para las 20 aves que tiene en el patio trasero de su vivienda.

Carlos Díaz (83 años), uno de sus 5 hijos, llegó para cuidar a la mujer. Él y sus otros 5 hermanos se turnan para hacerse cargo de ella, porque se empeña en no dejar la casa.

“Mi mamacita está súper nerviosa, pero no quiere dejar la casa donde ha vivido tanto tiempo. Dice que ella ha pasado toda su vida y desea morir aquí”, comentó resignado el ciudadano.

La misma incertidumbre la vive Carmen Mendoza (39 años). Ella es habitante del sector desde hace 3 meses, cuando adquirió una vivienda. La mujer comentó que su médico le recomendó vivir en una zona cálida debido a un problema que tiene en los huesos. Por eso se vino desde Chillogallo.

Pero ayer comentó; “Ya no quiero seguir aquí. Prefiero soportar el frío, pero no tolero los temblores. Allá en el sur nunca me pasó esto”, aseguró, visiblemente asustada.

Mientras tanto, las autoridades llaman a la calma a los quiteños y les piden estar preparados.

Datos

Una réplica del sismo ocurrido el martes se produjo el miércoles a las 23:15. El evento fue sentido con fuerza en la parte norte del Distrito Metropolitano.

De acuerdo con el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, el movimiento telúrico tuvo una intensidad de 3,9 grados en la escala de Richter. Fue el tercero en fuerza desde el sismo principal.

El alcalde Mauricio Rodas anunció el miércoles que el Municipio determinó la suspensión de los trabajos del puente sobre el río Monjas, lugar donde ocurrió el deslave a consecuencia del evento telúrico.

La autoridad capitalina también pidió al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y al Ministerio de Relaciones Laborales certificar las condiciones de trabajo de los obreros del proyecto municipal.

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