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La reapertura dependerá de que la evaluación descarte peligro de deslizamientos

16 de las canteras suspendidas trabajaban de manera ilegal (Galería)

Miembros del ejército y policía controlan la entrada de las volquetas a la zona de las canteras suspendidas. Foto: Andrés Darquea.
Miembros del ejército y policía controlan la entrada de las volquetas a la zona de las canteras suspendidas. Foto: Andrés Darquea.
16 de agosto de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

El ambiente en la parroquia San Antonio de Pichincha y sus alrededores era diferente ayer. El flujo habitual de volquetas disminuyó y la maquinaria minera no realizó extracción de material, debido a la suspensión temporal de actividades aplicada sobre las canteras que funcionan en las poblaciones de Cangahua, Caspigasí, Catequilla y Calacalí, al norte de Quito.

Rosa Blancoso vive en el sector de Cangahua y para ella lo normal es escuchar el transitar de camiones todo el día cerca de su casa, que queda camino a la cantera que opera en el mismo lugar. “(Ayer) En la madrugada no escuchamos nada; es la primera vez en los 25 años que vivo aquí que puedo dormir en paz, que no se escuchan peleas entre los conductores de las volquetas para que les den paso”, dijo Blancoso.

La suspensión de actividades en los lugares de extracción de material se produjo la tarde del jueves tras una resolución de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos con carácter preventivo, luego del sismo de 5,1 grados ocurrido el martes.

Aunque inicialmente se conocía sobre la existencia de 33 operaciones extractivas en el área, durante el operativo se detectaron 27 canteras que funcionaban en las zonas de Cangahua, Caspigasí y Catequilla. De ellas, según el viceministro del Interior, Javier Córdova, 11 trabajan de manera legal y 16 de manera ilegal. El funcionario explicó que las restantes 6 no se pudieron ubicar. La explicación a esto sería que estas ya no estarían en operación.

Al cabo de la acción, la presencia militar y policial en el lugar se reforzó para evitar reaperturas y eventuales conflictos. Así, en el ingreso sur a la av. Manuel Córdova Galarza (El Condado) desde la tarde del jueves se colocó un punto de control de volquetas. En ese sitio se detiene a los vehículos de carga para verificar que los conductores no porten armas y que no se dirijan a las canteras a retirar material.

El teniente Jorge Arellano, del Comando Conjunto, explicó que a las volquetas que viajan con material se les permite el paso pues van a dejar escombros, en la mayoría de casos. Pero en caso de que el chofer manifieste que se dirige hacia alguna cantera se le impide el paso y se le hace regresar a Quito.

Controles similares se establecieron en 5 puntos de la vía San Antonio de Pichincha-Calacalí.

Jorge Champantaxi es conductor de volquetas desde hace 15 años. “Hoy tenía 2 pedidos de ripio. No sé cómo voy a cumplir con las personas que me contrataron. La suspensión de actividades es grave porque afecta a la economía de muchos actores, no solo a quienes trabajan en las canteras de San Antonio”, dijo.

Entre tanto, las minas lucieron abandonadas y con fuerte resguardo militar en sus ingresos. En Catequilla, los moradores del sector permanecieron en sus casas o sentados en el camino que conduce a la cantera. “Ayer nos notificaron que no podemos hacer nada; que no podemos extraer piedra de este lugar. No sabemos de qué vamos a vivir este tiempo”, señaló Luis Asitimbay, uno de los propietarios de la cantera.

María del Pilar Cornejo, secretaria de Gestión de Riesgos, dijo que la revocatoria de suspensión dependerá de una evaluación y que si luego de ella “se establece que en determinada zona se va a deslizar el material, entonces se debería prohibir cualquier actividad”.

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