El deslizamiento ocurrido la mañana de hoy en un predio ubicado entre las calles Manuela Cañizares y Villalba, en el sector de Chillogallo (sur de Quito), se convirtió en el suceso número 405 de este tipo ocurrido en la capital de la República desde el 6 de octubre pasado.

El alud de este jueves, ocurrido en un talud ubicado en la parte posterior del terreno afectado, no causó víctimas ni daños materiales.

Entre tanto, Germán Erazo esperaba hasta el mediodía de hoy que los integrantes del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ) regresaran con el plástico que le ofrecieron ayer luego de que un segmento de la pared de tierra, que sirve de límite a su propiedad ubicada en el barrio Jesús del Gran Poder, cayera sobre una esquina de su vivienda.

El suceso, ocurrido debido a la saturación de agua que sufre el talud a causa de la temporada de lluvias, destruyó una parte de la losa de la casa, rompió un tramo de unas gradas e hizo colapsar la pared de la sala del departamento en que vive uno de sus hijos.

Además de dañar los muebles de la estancia afectada, el deslizamiento destruyó aparatos como una lavadora, una secadora y un horno a gas que la familia guardaba en el patio posterior.

Erazo, cuyos únicos ingresos provienen de la pensión jubilar que recibe, esperaba el plástico para impermeabilizar el muro de aproximadamente 10 metros de altura que se desprendió este miércoles y algunos de cuyos segmentos amenazan todavía con desprenderse.

Aseguró que esta solución resultó efectiva cuando los bomberos lo ayudaron a impermeabilizar la pared con plástico durante la temporada de lluvias “de hace cuatro o cinco años, que también fue fuerte, pero terminó en febrero o marzo”.

Sobre la solución definitiva a su problema, Erazo dice que el Municipio le advirtió que no puede ayudarlo por tratarse de un predio privado. La mañana de este jueves, un técnico en construcción habría evaluado la situación y recomendado la construcción de un muro de contención que, según sus cálculos, costaría $ 50 mil.

El jubilado aseguró que no cuenta con esos recursos, pero que buscará la forma de conseguirlos para poder vivir con tranquilidad.
Unos metros más arriba de la av. De Los Libertadores, Byron Casacumba esperaba que el Cabildo cumpliera su ofrecimiento de ayudarlo a evacuar el material que cayó sobre su casa el jueves de la semana pasada.

Parte de la tierra permanecía ayer a un costado de la vía y, según el vecino de la capital, había sido desalojada del interior de la propiedad por él y su familia.

Este deslizamiento se produjo en el talud del terreno sobre el que se asienta la casa de uno de sus hermanos, ya fallecido.

Casacumba asegura que ha hablado con los herederos de este para que solucionen el problema, sin éxito hasta el momento. (I)