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La bohemia Guápulo está enfiestada

La bohemia Guápulo está enfiestada
10 de septiembre de 2012 - 00:00

Por las estrechas   callejuelas de la parroquia nororiental  Guápulo parece regarse la historia desde las colinas, encaramándose de las centenarias viviendas y arrinconándose en la plazoleta y en su centenaria iglesia. Allí precisamente se celebran las fiestas en honor a Nuestra Señora de Guadalupe o como los lugareños llaman  Virgen de Guápulo.

A medida que el transeúnte baja por las calles de piedra hacia la parte central del barrio se  observan aún  los techados de teja, las viviendas de adobe, algunos balcones que evocan a la Colonia que se mezcla  con el arte religioso, el encantamiento y el presente de su amable gente. Esta “puerta al valle” ha celebrado   entusiasta sus fiestas en estos días.

Ataviada con su licra, blusa con manga corta, zapatos deportivos, visera y con mucho  protector solar que parecía un arlequín... Así Karlita Vega (8 años) intentó durante siete oportunidades, más que   otro niño, encestar el balón en el aro improvisado, el último fin de semana, en la plazoleta de Guápulo.

En el lugar que se tornó repentinamente en un espacio dedicado al deporte y al juego, la niña logró encestar en su último intento. Saltó de   alegría y abrazó a su hermana. “Les dije a todos que iba a meter un aro. Me demoré, pero lo logré”, dijo, limpiándose el sudor de la frente    causado por el canicular sol quiteño.

Al igual que ella,   decenas de moradores de la zona llegaron a la plaza para participar en los deportes y juegos que organizó el Municipio. Don Carlos Terán (78) jugó ajedrez con un policía, quien no sabía si transpiraba  más por el calor que hacía o por la ansiedad que le producía don Carlos,   que le hizo jaque mate en 15 minutos.

Mateo Sánchez y Esteban Páez se concentraron más que los ajedrecistas. Practicaron artes marciales con expertos. “Por poquito casi le gano a ese señor grandote”, señaló el primero, mientras vario hombres construían los “castillos” que se quemarían en la noche y otro hasta lanzó un “volador” de prueba en un rincón. Fue una decena de disciplinas organizadas por la Dirección Metropolitana de Deportes y Recreación.

Con  el desfile de los disfrazados, que   recorrió el Camino de los Conquistadores y el sector de Piedra Grande, la parroquia se tornó en un jolgorio total. Primero se alimentaron como se acostumbra en cualquier fiesta mestiza con raíces indígenas, para tener fuerzas en el baile y canto camino hacia abajo, a la plazoleta principal.

Había de todo en la simbiosis humana: desde payasos (foto) hasta personas con el rostro pintado de negro   o aquellos que cargaban alimentos como ofrenda para  la Virgen. Decenas de visitantes tomaban fotografías, reían y bailaban también al ritmo de la banda Santa Marianita de El Empedrado (Imbabura) y de otros grupos.

El crisol de colores, sonidos ensordecedores y olores generaba que Guápulo estuviera más bohemia que lo tradicional. A este evento asistieron unas 1.000 personas, bajo la mirada de 20 policías.

Además, en  la tarde del último sábado se desarrolló la tradicional carrera de coches de madera desde la UPC de La Floresta, la entrega de las ofrendas florales, la sesión solemne por las fiestas y la quema de chamiza,  pirotecnia y baile popular. Así, los niños  que practicaron deportes por la mañana, dieron paso al festejo de los adultos. 

Ayer amaneció más tarde en esta parroquia. Fue el día principal de la fiesta, con la “entrada de reyes”, la serenata y loas a Nuestra Señora de Guápulo, la procesión con su imagen por los alrededores del santuario y la presentación de grupos de danza.

También se realizó la legendaria entrega de naranjas y flores a los asistentes desde el mirador de Guápulo hasta la plazoleta, que simbolizan  la fecundidad de la tierra y el agradecimiento a la divinidad.

Hoy (17:00) se desarrollará una “carrera de gallos” (concurso en el que las personas participantes atrapan objetos) y este fin de semana concluía la celebración con otros eventos, como la misa de acción de gracias.

“En honor a nuestra mamá”

Esta fiesta es organizada por el denominado cabildo barrial, los religiosos franciscanos y el auspicio de la Administración Zona Centro del Municipio. Concluirá el 16 de septiembre.

El objetivo de la celebración es promover a Guápulo como el primer Santuario Mariano del Ecuador para rendir culto a la Virgen de Guadalupe, una obra de arte del escultor español Diego de Robles. Esta tradición comenzó en 1587, una vez que se construyó el primer santuario en Guápulo.

Miriam Otalima, secretaria del Consejo Pastoral de Guápulo, afirmó que  estas festividades se centran en realizar ofrendas a la Virgen. “Ahora todo está mejor organizado, aunque faltó la maratón, porque no nos autorizó el Municipio. Pero lo más importante es esforzarse en honor a nuestra mamá (la Virgen)”.

Ella junto con   cinco personas más coordinaban las actividades  para que  los eventos salieran como se ha    planificado.

El templo tiene 416 años

La ubicación de Guápulo es estratégica: emplazada entre el bullicio de los edificios del norte como los de la Av. González Suárez y la vista excepcional hacia los valles de Cumbayá y Tumbaco, a través de su mirador natural y adonde se llega por la vía denominada Camino de los Conquistadores.

La historia habita en cada vericueto de esta parroquia. A la llegada de los españoles, Gonzalo Pizarro se adentró por las colinas de Guápulo antes de viajar a la Amazonía tras “El país de la canela”.

El templo tiene una construcción simétrica de piedra y altas cúpulas. Miguel de Santiago creó los lienzos que evocan varios milagros de la Virgen de Guadalupe, la consentida de Guápulo.

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