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El Telégrafo
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Cada 31 de diciembre, la gente viaja a otras provincias para celebrar el año nuevo con sus familias

El fin de año es una época para reflexionar sobre nuestra vida

El año 2015 es un símbolo de esperanza para todas las personas del mundo. Los ecuatorianos también esperan que los próximos 12 meses sean mejores. Foto: Archivo / El Telégrafo
El año 2015 es un símbolo de esperanza para todas las personas del mundo. Los ecuatorianos también esperan que los próximos 12 meses sean mejores. Foto: Archivo / El Telégrafo
04 de enero de 2015 - 00:00 - Zarth Ubillús. Colegio Eugenio Espejo

Cada año la vida nos enfrenta al 31 de diciembre, fecha de reflexión para algunas personas, pues hacen una evaluación sobre su vida.

De igual manera, el fin de año es ideal para pedir perdón, reconocer nuestros errores y empezar de nuevo.

Luisa Sánchez, madre de familia y trabaja como enfermera en un hospital de la ciudad, comentó que le gusta recibir al año nuevo en su ciudad: Portoviejo (Manabí). En esta fecha pasa con su esposo, su hijo, sus padres y más familiares. “Todo es maravilloso el 31 de diciembre; para mí es la fecha más emotiva del año porque tengo a toda mi familia a mi lado”, comentó.

Andy Pinargote es alumno de la Universidad Central y cada fin de año prefiere viajar a la casa de sus abuelos ubicada en la Costa ecuatoriana.  

Andy, antes de llegar a donde sus abuelos, compra un monigote, fuegos pirotécnicos y más sorpresas para la noche.

“Me gusta bailar mucho, por lo menos hasta el amanecer; pero también en casa tenemos la costumbre de comer las 12 uvas antes de que el año nuevo llegue. Luego mi familia y yo nos abrazamos y deseamos a cada uno que este sea el mejor año de sus vidas, comemos una deliciosa cena preparada por mi abuela. Al amanecer del 1 de enero, con toda mi familia vamos a la playa, que está a pocos minutos de la casa, jugamos fútbol, nos bañamos y pasamos un momento hermoso juntos”, dijo Andy.

La gente tiene diferentes creencias y tradiciones que son parte de la celebración de fin de año, pues piensan que al realizar estas cábalas el próximo año será bueno.

Verónica Romero, estudiante del colegio Eugenio Espejo, mencionó que esta fecha sale con su familia a pasear por varias calles de Quito para observar las tarimas de los monigotes o años viejos y la alegría de la gente. “En casa, mi padre es el encargado de armar el año viejo. En el barrio donde vivo los vecinos se reúnen y hacen un gran baile donde todos nos divertimos”, dijo Verónica.

En algunos barrios de Quito aún se preserva la costumbre de festejar esta fecha con todos los vecinos. Las viudas son parte de la celebración, pues los más jóvenes se disfrazan y piden una ‘caridad’ para el año que se va. Este momento es muy divertido porque las viudas hacen bromas a los conductores de los vehículos.

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