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Para el sociólogo F. Ramírez, la protesta fue ciudadana. para el exDiputado del PSC, L. F. Torres, hubo intervencionismo político

La revuelta de abril de 2005 gestó la Constituyente

La revuelta de abril de 2005 gestó la Constituyente
02 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Política

Hace 10 años el sentimiento se unificaba y consignas como ‘Lucio fuera’ se escuchaban cada vez con mayor insistencia en diferentes sectores de la población.       

Semanas antes (el 4 de marzo de 2005) de la caída del expresidente Lucio Gutiérrez, la Asamblea Provincial de Pichincha, que representaba a alrededor de 3.000 funcionarios, se congregó en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) -como lo recoge la prensa de la época- para emitir un mensaje ‘claro y contundente’ al gobierno de Sociedad Patriótica: la ‘Pichi’ Corte tenía que salir o salía el Ejecutivo.  

La Prefectura de Pichincha, cuya  cabeza principal era Ramiro González, y el Cabildo quiteño, liderado por Paco Moncayo, convocaron ese día a la ciudadanía para que se levante y proteste.

A este llamado se unieron diputados socialcristianos como Marcelo Dotti; Nina Pacari, de Pachakutik; César Montúfar, de Participación Ciudadana, y Blasco Peñaherrera Solah, de la Cámara de Comercio de Quito.

El conflicto entre el gobierno de Gutiérrez y las autoridades, sobre todo quiteñas, inició cuando el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Guillermo Castro, alias el ‘Pichi’, ordenó el arresto domiciliario de José Gallardo, exmilitar y Ministro de Defensa de Jamil Mahuad (1998-2000), por la supuesta compra irregular de armas de Ecuador a Argentina, durante el conflicto del Cenepa (1995).

El Municipio de Quito concedió en menos de 24 horas el hábeas corpus a Gallardo, a quien calificó de ‘héroe nacional’. Ya para el 4 de abril de ese año, Quito se había declarado en rebeldía de las cortes y las vigilias ciudadanas iniciaron.

Para Franklin Ramírez, doctor en Sociología Política, la estrategia de la Asamblea de Quito gestionada por Moncayo, por canalizar el descontento de la gente por la vía política, fracasó, ya que fue convocada desde los partidos políticos tradicionales y las instituciones públicas (ver entrevista).

“La desconfianza era generalizada, vemos que la ciudadanía desbordó el llamado del alcalde quiteño y de la Asamblea, pues no jugó por la vía radical. En abril perdió la eficiencia porque la población apostaba por un cambio político completo. Al final de la movilización ya se hablaba de una Asamblea Constituyente.”, manifestó Ramírez.

A partir del regreso de los exmandatarios, sobre todo de Abdalá Bucaram -según los diarios de ese tiempo- los quiteños ya exigían ‘más acción’ por parte de la Asamblea. Más tarde se configuraría una multitud autodenominada ‘forajidos’. (I)

Entrevista / Franklin Ramírez / Sociólogo Político 

Con la salida de Lucio “se acaba el ciclo de los partidos neoliberales”

¿Cuál fue el contexto político que vivió Ecuador durante el gobierno de Lucio Gutiérrez?

El mismo ascenso de Gutiérrez expresó el desgaste del sistema de partidos que se configuró desde 1978. Sociedad Patriótica era un partido emergente que llegaba al poder en una coalición con el MPD y Pachakutik. Impugnaba al neoliberalismo y evidenciaba cierta aspiración de cambio. Los 2 grandes rasgos de Gutiérrez son que: frustró esas expectativas de cambio y fue un gobierno débil. Pasó de un discurso antineoliberal a poner a un banquero (Guillermo Lasso) como embajador itinerante y a aliarse al eje Washington-Bogotá; es decir, a continuar con las políticas neoliberales. Además, era un gobierno débil sin una amplia alianza en el legislativo que implicó que tuviera que pactar con unos y con otros. Sus coaliciones políticas volátiles expresaban la debilidad y la deslegitimidad del conjunto del sistema de partido.
Entró por izquierda, se acercó a los socialcristianos, luego se peleó con ese partido y la ID, por lo que pactó con el PRE y el Prian. Esos dos procesos convergentes se desarrollaron dentro de un sistema político cerrado sobre sí mismo y poco permeable a la crítica pública.

Había un gran interés por el Poder Judicial...

Hay una dinámica por la disputa del poder muy complicada y facciosa. Todos los partidos se vieron involucrados de un modo u otro con Gutiérrez, por lo que en el marco de esa disputa tratan de capturar el poder de la justicia y eso termina de colmar la paciencia de la ciudadanía que sale a las calles. El gobierno de Gutiérrez es la continuidad del ciclo de desgaste político de partidos tradicionales y neoliberales. Ahí se acaba el ciclo y la revuelta de abril abre condiciones para lo que vino: la Asamblea Constituyente y la emergencia de una fuerza que arrincone a los viejos partidos.

Como usted menciona, Gutiérrez quería sostenerse en el poder ¿tal vez su verdadera intención era relegar al PSC para convertirse en la nueva fuerza política?

Sí, al final de su mandato entra en una pugna con los socialcristianos en torno a la justicia porque veían que era el lado fuerte del PSC y de su líder Febres-Cordero, por lo que amplía su marco de alianzas con el PRE, el Prian, el MPD y otros. Entonces era una confrontación que le permitía ampliar su base de soporte político para continuar en sus años de mandato. En la reforma de la justicia se atropellaron mecanismos institucionales, de derecho. La percepción de la ciudadanía de que los partidos políticos solo trabajaban para sus intereses se vio desnudada cuando Gutiérrez se toma la justicia. Esto generó indignación, sobre todo en Quito.

¿Por qué Quito?

Creo que se localiza en Quito porque era la ciudad que precisamente había influido en los derrocamientos previos, sobre todo en el caso de Bucaram y que sintió que las decisiones de Gutiérrez se iban en contra de la ética, la política, por la transparencia y la democracia. No hay que olvidar que cuando Gutiérrez cae todavía tiene una popularidad de más del 30%. No se moviliza todo el país, fue un movimiento especialmente quiteño de las clases medias que opera por fuera de los partidos, una ciudadanía movilizada sin ningún comando organizativo partidario que estaba harta de los partidos. Se retoma la consigna de las luchas argentinas que es “que se vayan todos”. Esa multitud se apropió del estigma que colocó Gutiérrez al llamarlos ‘forajidos’.(I)

Entrevista / Luis Fernando Torres / asambleísta de CREO-PSC

“El Gobierno de Lucio Gutiérrez fue un verdadero desastre”

¿Cuáles fueron las causas de la caída de Gutiérrez?

Son múltiples, la primera son los valores tácticos y estratégicos del presidente y su equipo de gobierno. No supieron apreciar la magnitud del problema y faltó el apoyo de parte del Ejército y de la Policía. Recordemos que el jefe de la Policía, Jorge Poveda, renunció a sus funciones el mismo día en que las manifestaciones avanzaban a Carondelet. Además se realizó una movilización ciudadana en la que hubo personas vinculadas al chavismo.

Al principio el PSP y el PSC se aliaron, pero después existió una pugna de poder entre los 2.

No, al comienzo no hubo ningún tipo de alianza sino, digamos, un entendimiento democrático para estabilizar al país, luego de lo que se había vivido. Finalmente el expresidente y legislador, Febres- Cordero, planteó un juicio político  contra Gutiérrez por utilización de bienes públicos en campaña electoral.

¿Desde ahí empieza el distanciamiento?

No, desde antes. El gobierno de Gutiérrez si bien tuvo un buen manejo en lo económico, en lo político fue un verdadero desastre y eso condujo a que ocurriera lo que todos conocemos.   

El argumento que se usó para nombrar la ‘Pichi’ Corte fue que la justicia estaba en manos de los socialcristianos. ¿Era esto así?

Yo intervine en la sesión en la que se desmanteló el Tribunal Constitucional y luego a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), allí les advertí que eso iba a generar consecuencias en contra de los legisladores que tomaban por asalto las cortes. Se repartieron las cortes a media noche y colocaron los nombres en servilletas, fue vergonzoso. La CIDH ha penado al Estado por ese hecho y le ha obligado a pagar a los jueces cesados. Existe un proceso de repetición en contra de los legisladores que tomaron esa decisión inconstitucional. El cuento de la despolitización era una burda mentira. El gobierno de Gutiérrez fue un verdadero desastre porque desarticuló instituciones y fragmentó al país.

¿Qué significó para el PSC el regreso de Bucaram, Dahik y Noboa al país?    

Esa fue una decisión del presidente de la Corte, Castro, que anuló los juicios, pero el problema no era ninguno de estos 3 exmandatarios porque creo que se trataba indudablemente de inocentes pero debieron haber venido de diferente manera, el problema fue el mecanismo. La crisis judicial que hubo en ese momento se encuentra relatada en la sentencia de la CIDH; si uno quiere saber qué pasó, está allí. Estoy de acuerdo en  el fallo y como entiendo también está el actual gobierno.

Esto indignó a la población que salió a las calles, cuya consigna era ‘que se vayan todos’. ¿Cómo se sintieron los socialcristianos frente al rechazo de la población por los partidos tradicionales?  

No fue el pueblo el que derrocó a Gutiérrez, fue un grupo de personas que no pasaban de 15 mil, donde había unos cuantos infiltrados del chavismo movilizando a la masa por la inconformidad que había. No era el pueblo en su conjunto. Cuando cayó Gutiérrez, afortunadamente se mantuvo el Congreso, lo que permitió la sucesión constitucional de Alfredo Palacio. Otra causa fue que los mandos militares en el gobierno de Lucio se excedieron y metieron las narices donde no debían, al igual que ocurrió en la caída de Jamil Mahuad. Fueron movidas militares. (I)

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