Para el expresidente Lucio Gutiérrez, el golpe de Estado fue militar y no ciudadano. Incluso deslegitima la autoconvocatoria que hubo en abril de 2005, cuando miles de personas salieron a las calles de Quito a protestar en su contra, con la versión de un cable diplomático de la embajada de Estados Unidos, donde se habla de un complot ideológico internacional.

¿Pero cuál fue el papel que los militares ejercieron en esa época? La prensa de la época describe que días previos a su caída (7 de abril de 2005), el apoyo de las Fuerzas Armadas era total y su posición frente a la crisis jurídica y política que vivía el país era “neutral”.

Para esas fechas el entonces alcalde de Quito y exgeneral Paco Moncayo hizo un llamado a las FF.AA. a que defiendan la nación, lo que el ministro de Defensa de la época, Nelson Herrera, rechazó y aseguró que no se cometerán los “mismos errores del pasado”.

Sin embargo, la posición de las FF.AA. varió en los días posteriores. Primero, junto a Herrera y después de la primera autoconvocatoria ciudadana (13 de abril), expresaban su preocupación por la falta de acuerdos para superar la crisis, aunque fuertes operativos militares y policiales resguardaban la Presidencia.

Después, el exjefe del Comando Conjunto de las FF.AA., Víctor Rosero, desmentía supuestos rumores sobre un malestar “generalizado” dentro de la institución, debido a las últimas resoluciones tomadas por Gutiérrez, como cuando declaró el estado de emergencia en la capital, el 15 de abril de 2005.

Finalmente, a pesar de la negativa de una posible “inestabilidad” dentro de la institución militar, para el 20 de abril de hace 10 años las FF.AA. ya habían mantenido 2 reuniones para decidir si  retiraban el apoyo al mandatario.

Es entonces que a las 13:30 de ese día anunciaron su resolución: “En este escenario de anarquía, el Alto Mando Militar nos hemos visto obligados a retirar el apoyo al presidente a fin de precautelar la seguridad y retornar a la paz”, dijo Rosero, quien acudió a Ciespal para apoyar la sucesión presidencial de Alfredo Palacio. Ese mismo día y debido a las muertes y represión que se suscitaron el 19 de abril, el comandante de la Policía, Jorge Poveda, renunció a su cargo.

A todo esto, el presidente de la Federación Ecuatoriana de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras en esa época, Pedro de la Cruz, expresó a este diario que “los militares siempre van a donde está el clamor popular. Pero no se pronunciaron rápido como exigía el pueblo. Había una represión brutal a pesar de que marchábamos de manera tranquila”. (I)