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El Telégrafo
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El 2015 empieza con una lluvia de meteoros

El 2015 empieza con una lluvia de meteoros
28 de diciembre de 2014 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Son tan rápidas que alcanzan una velocidad cercana a los 41 kilómetros por segundo. Así de fugaces son las Cuadrántidas, lluvias de meteoros que, a principios de enero, ofrecen al mundo un espectáculo de luces que es posible observar sin la ayuda de binoculares. Se trata, sin duda, de una pirotécnica cósmica que lejos de afectar al planeta, lo cubre de destellos. ¿Existe mejor forma de inaugurar el 2015?

Si las condiciones climáticas son favorables, será visible en todo el mundo. Su mayor nivel de actividad tendrá lugar entre la noche del 3 de enero hasta la madrugada del día siguiente. “Esta lluvia de meteoros es considerada la más potente del año, solo superada por las Gemínidas que iluminan el cielo en el mes de diciembre”, advierte el investigador ecuatoriano Santiago Sandobalín, funcionario del Observatorio Astronómico.

Según explica, estos meteoros no representan ninguna amenaza para la Tierra, porque prácticamente se queman al ingresar a la atmósfera terrestre, como producto de la fricción. Gracias a este fenómeno, solo llegan los residuos.

El resultado es un efecto visual llamativo. Esta lluvia de meteoros se puede visualizar desde todo el mundo. En el caso de Ecuador lo mejor es acudir a lugares donde exista poca luminosidad ya que la contaminación lumínica propia de las ciudades puede afectar la observación de este fenómeno. Para apreciarlas —dice Sandobalín— es necesario mirar hacia el este, porque la lluvia de meteoros se irradia desde la constelación denominada Boyero, una constelación boreal que, de forma ocasional es representada como un hombre que arrea a la Osa Mayor alrededor del polo celeste.

Para garantizar la observación, lo ideal es situarse en parajes apartados, oscuros y sin grandes árboles, montañas o edificios que puedan dificultar la visibilidad.

Las lluvias de meteoros tienen una actividad cíclica y anual. Este fenómeno ocurre cada vez que el planeta, en su normal translación, cruza por el lugar específico donde se ubica la cola de escombros de algún cometa.

Santiago precisa que no hace falta acudir al Observatorio Astronómico para observar la lluvia de meteoros, porque es un fenómeno que se puede mirar de manera directa. Aunque no se requiere el uso de binoculares, algunas personas prefieren usar este instrumento para obtener una mayor calidad de observación. La única desventaja de estos aparatos es que no brindan un amplio rango de observación y, con frecuencia, podemos perder de vista la magnitud de este evento. Así que el mejor instrumento serán nuestros ojos.

Para quienes se preguntan de dónde proviene el nombre Cuadrántidas, hay que indicar que fueron bautizadas así en honor a la constelación Cuadrans Muralis. Se trata de una constelación descubierta en 1795, por el astrónomo francés Joseph Jérôme de Lalande, quien le dio este nombre en honor a un instrumento de astronomía que se usaba para medir las posiciones de las estrellas. Según la revista Ventanas al Universo, Lalande la ubicó entre constelaciones consideradas tradicionales, como Bootes y la cola de la Osa Mayor (el Gran Cucharón).

Las Cuadrántidas, a pesar de su belleza, no gozan de gran popularidad, seguramente, porque el fenómeno suele durar poco.

Santiago Sandobalín precisa que esta lluvia de estrellas proviene del asteroide 2003EH1, el cual, a su vez, podría haberse fragmentado de un cometa mayor hace aproximadamente 500 años. Según los registros astronómicos, este cometa, denominado ‘el cometa de 1491’, fue visto a comienzos de ese año sobre China, Corea y Japón.

Incluso se cree que pasó a tan solo 0’0094 unidades astronómicas de la Tierra, más cerca que ningún otro. El hecho de que las Cuadrántidas no fueran vistas sino hasta tiempos modernos, podría indicar que el evento que dio origen a este fenómeno es reciente, según lo detallan numerosas investigaciones.

Las Cuadrántidas iluminan el cielo cada año. Su máximo ‘pico’ es el 3 de enero.

La mayoría de las lluvias de meteoros provienen de los restos de un cometa. El polvo que sale del núcleo de un cometa cada vez que este pasa cerca del Sol se dispersa, de forma gradual, alrededor de toda la órbita del cometa. En el caso de que la órbita de la Tierra intercepte la órbita de un cometa, los restos esparcidos alrededor del cometa son lo que las personas observan a modo de lluvia de meteoros. Esta es la explicación más didáctica que ofrecen los astrónomos para dar a conocer la lógica de este fenómeno. David Andrade, aficionado a la Astronomía, pudo presenciar esta lluvia de meteoros hace un par de años, cuando visitaba a unos amigos en Brasil.

“Casi me lo pierdo, porque el día anterior al 3 de enero me trasnoché en una reunión, pero tuve la suerte de que me despertaran. Es un espectáculo que todos deberían ver”. Las condiciones climáticas no siempre son las mejores. Como suele ocurrir hay noches más despejadas que otras y de eso dependerá que los ecuatorianos puedan apreciar este fenómeno. Cada año, la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) pone a disposición del público, un stream (retransmisión en vivo) para disfrutar de este espectáculo celestial. Solo hay que ingresar a la página electrónica de este organismo para verlo.

De acuerdo con la NASA, la primera lluvia de meteoros registrada sucedió en 1825. Desde aquella época, eran conocidas por durar apenas unas pocas horas, lo que significa que tendrá que verlas en esta ocasión o esperar con paciencia hasta el próximo año.

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