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El Telégrafo
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Los sitios de más riesgo para los conductores de más edad son las intersecciones y virar a la izquierda. Como peatones son un grupo vulnerable, el tiempo de los semáforos no es acorde a su paso

Prudencia al manejar, parte de la vejez

Luis Edmundo Velasteguí tiene 75 años. Durante 50 fue chofer profesional. Su licencia de conducir tiene todos los puntos y hasta ahora viaja con frecuencia desde Quito hasta Manta. Foto: Cortesía.
Luis Edmundo Velasteguí tiene 75 años. Durante 50 fue chofer profesional. Su licencia de conducir tiene todos los puntos y hasta ahora viaja con frecuencia desde Quito hasta Manta. Foto: Cortesía.
11 de octubre de 2014 - 00:00

“Todo viejo es un peligro al volante” o “tenía que ser mujer” son frases que se escuchan a diario en las calles de la ciudad por parte de los “expertos conductores”. En ocasiones acompañadas de otros insultos, señales obscenas y pitos.
“Imagínese, congestionan el tráfico, son lentos, imprudentes, no dan paso, se adueñan de los carriles, deberían quitarles la licencia, ya no están en edad de ponerse al frente de un volante, por eso son los accidentes”. Es la opinión de un taxista de una cooperativa de Quito.

Pensar que las personas adultos mayores son un peligro al conducir, parece ser una opinión generalizada, pero podría no tener asidero, al menos estadístico. Si se piensa que los conductores viejos son más arriesgados con relación a los jóvenes, estamos equivocados.

Entre enero y agosto de este año se produjeron 26.184 siniestros en  el país, según datos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT). La primera causa a la impericia e imprudencia del conductor, equivalente al 39,80% (10.422) de los casos, seguido por no respetar las señales de tránsito (3.854), causa desconocida (2.653), exceso de velocidad (2.472) y embriaguez del conductor (1.706).

Los datos lamentablemente no contemplan la edad de los conductores responsables, pero por la “experiencia de campo” se menciona que son los jóvenes y adultos que causan más siniestros.

Al comparar las estadísticas con lo que ocurre en otros países, como Islandia, Suecia o Alemania, que sí cuentan con esa información, se ratifica que la mayor cantidad de siniestros es provocado por personas entre los 25 y 50 años.

Uno de los informes presentados por Justicia Vial revela que los siniestros se han incrementado el 6,8% anual, al pasar de 23.842 en 2012 a 28.162 en 2013. El 5% corresponde a hechos fortuitos, fallas mecánicas, clima y mal estado de las vías, y el 95% a factor humano o responsabilidad individual. En este tampoco se menciona las edades de los responsables.

Al conductor adulto mayor se le atribuye ser más responsable y respetuoso de las leyes. Un ejemplo es Luis Edmundo Velasteguí. Tiene 75 años y trabajó como chofer profesional 50. No ha perdido ni un solo punto de su licencia y hasta la actualidad viaja frecuentemente en compañía de su esposa de Quito a Manta. Lo que sí le molesta es el irrespeto de los jóvenes y de los conductores de buses.

A pesar de ser los adultos mayores quienes menos accidentes provocan, contrariamente son los más amenazados por el tránsito vial y los automovilistas. Esto ocurre en Ecuador y otros países de la región. Un estudio elaborado por Automovil Club de Chile encuestó a 400 personas mayores de 65 años de la Región Metropolitana que tenían licencia de conducir.

Se concluyó que ellos son bastantes prolijos en el momento de manejar, pero que sus colegas más jóvenes son quienes más les causan dificultades.

El 61% de los encuestados aseguró sentirse “amenazado” por la agresividad de los demás conductores, tanto así que un 27% dijo que se ha visto involucrado involuntariamente en un altercado mientras estaba al volante. De ellos el 65% tuvo una discusión con otro automovilista, un 20% que experimentó un incidente aseguró que le molesta recibir insultos por parte de otros conductores.

Entre las conclusiones del estudio se mencionó que al contrario de la creencia popular, los conductores adultos mayores son en realidad  menos peligrosos que los motoristas adolescentes y universitarios.

Además, plantea la necesidad de adoptar medidas de prevención a favor de este grupo etáreo porque si como conductores son vulnerables de agresiones y sufrir accidentes, como peatones sucede igual.

Señala que al igual que en los colegios donde hay señalética, también deberían colocar letreros que indiquen que las personas mayores pueden cruzar.

Datos

A más años, aumentan precauciones.

Las normas internacionales recomiendan que los adultos mayores al conducir un auto  deben asumir más precauciones. Las principales son:

Condiciones ambientales: No conducir cuando se den condiciones meteorológicas adversas, como lluvia intensa, ni cuando haya mala visibilidad por la presencia de niebla.

Recorridos: Los adultos mayores no deberían hacer itinerarios desconocidos, y conviene que eviten las horas pico y los trayectos complicados.

Con el paso de los años disminuyen las capacidades de la vista y la reacción

Si bien varios estudios indican que con el transcurso del tiempo se pierden las aptitudes físicas, también se puede comprobar desde la práctica y de las estadísticas que los adultos mayores no son los que más accidentes de tránsito protagonizan. Con los años hay mayor prudencia y, también, más experiencia.

Una publicación del periódico Lazos de Argentina sobre los conductores adultos mayores menciona que la vista es el sentido más importante para conducir. Entre el 85 y 90% de la información necesaria para llevar a cabo este acto entran por nuestros ojos.

Si tomamos en cuenta que la cantidad de luz que entra a un ojo humano se reduce a la mitad cada 13 años, significa que una persona de 40 años necesita cuatro veces más luz para ver en relación a alguien de 19. Una de 60 años, 10 veces más.

Entre otros problemas de la vista que se agudizan con el paso de los años está la identificación de colores -en especial el rojo- que sirve para las luces de freno de los autos o los semáforos. Además, la recuperación de la pupila por un destello de luz (como las luces de otros autos en sentido contrario) en una persona de 55 años toma 8 veces más que la de alguien de 16.

La investigación de Lazos determina que no son solo los ojos, sino también el cerebro que procesa la información cada vez a menor velocidad por la pérdida natural de neuronas. Esto significa que aunque se reciba la cantidad adecuada de datos, el tiempo para procesarlos es mayor y la reacción por consecuencia es tardía. No hay una edad específica en la que se recomiende dejar de conducir un auto, cada vez es más común encontrarnos con personas de más de 60 o 70 años que manejan perfectamente y que incluso podrían dar clases a cualquiera de entre 20 y 25 años. También es cierto que existen personas jóvenes cuyo nivel de distracción no les permite concentrarse lo suficiente como para evitar pequeños o grandes siniestros. En este caso, el uso de los celulares es el mayor riesgo.

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