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Punto de vista
Nuevos espacios para enriquecer las dos culturas
Que los estadounidenses consideren a Ecuador como un refugio del Buen Vivir tiene un valor muy especial para el país. Significa que los cambios emprendidos desde 2008, en los diferentes ámbitos, están dando resultado.
Los parámetros que determinan cuál país es el mejor del mundo para el retiro no se limitan a la belleza natural o arquitectónica sino a la calidad de vida basada en la eficiencia de los servicios especialmente de salud, a la infraestructura y políticas a favor de los adultos mayores.
Llama la atención que se mencione como un atractivo para los jubilados de Estados Unidos la “cultura viva y la facilidad de integrarse a la comunidad por la calidad humana de la gente ecuatoriana”. Esto obliga a replantearse nuevos espacios de participación e inclusión para los jubilados extranjeros que han decidido radicarse en el país.
Lamentablemente, no existen cifras exactas del número de residentes jubilados del exterior ni tampoco de su nivel profesional. Esa es otra tarea pendiente que servirá de mucho para determinar qué talentos han llegado a Ecuador, cuáles y en qué áreas son sus experiencias y conocimientos. Por lo general, el jubilado estadounidense es un profesional de tercero y cuarto nivel.
¿Cómo aprovechar estos saberes para beneficio de un país que les abrió las puertas sin ningún condicionamiento y para ellos mismos que todavía tienen años de vida activa? Los jubilados extranjeros están en mejores condiciones económicas, pero también son emprendedores y, de lo que se ha visto, con mucha vocación de voluntariado.
Mucho se debe pensar y actuar sobre este tema, cómo compartir y enriquecer estas dos culturas, marcadas por un valor adicional: los adultos mayores viven una etapa marcada por el afán de brindar un legado a la humanidad por sobre el interés económico y particular.