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Emilio Gómez, raqueta número 1 de Ecuador

Emilio Gómez: “Trabajo para estar entre los 100 mejores”

Emilio Gómez: “Trabajo para estar entre los 100 mejores”
Foto: Cortesía
09 de junio de 2019 - 00:00 - Elías Vinueza

En 2017 sufrió una grave lesión en uno de sus hombros, representando a Ecuador en la Copa Davis frente a Brasil. Fue un momento duro, un año y medio alejado de las canchas y planteándose la posibilidad de abandonar el deporte que lo apasiona.

Cuando se recuperó de la dolencia, le costó mucho encontrar su mejor nivel y emocionalmente se derrumbó. Habló con sus padres, Andrés Gómez y Ana María Estrada, y le comentaron que a lo mejor era momento de parar. Le dolió mucho escuchar eso.

Emilio se convenció de seguir golpeando la pelota verde, aunque no disfrutaba del tenis como antes, hasta que la constancia y el esfuerzo lo premiaron. En este primer semestre de 2019 pasó del puesto 390 al 191, convirtiéndose así en el mejor tenista ecuatoriano.

¿Cómo lograste evolucionar tanto en cuestión de meses?
Al comienzo del año era 390, era un ranking un poco mentiroso porque venía jugando muy bien, pero a medida que fue pasando el tiempo fui mejorando y llegué a Roland Garros de forma casi milagrosa.

Antes de eso me encontré con dos torneos Challenger que me dieron la posibilidad de volver después de 5 años a ese torneo grande. Estoy contento de haber regresado a ponerme codo a codo con los mejores.

Relátanos los duros momentos tras tu lesión y la posibilidad de retirarte.
En 2018 pasé momentos difíciles, aunque todo comenzó en 2017 con la lesión, me tomó año y medio volver a estar al ciento por ciento y con el ranking muy abajo fue bastante complicado, volví casi desde cero. Este año empecé con 30 puntos y necesitaba más de 200 para regresar a los torneos grandes.

El año pasado (2018) fue muy desafiante, lo pensé mucho (retirarse) porque no ganaba partidos. El tenis es mucho de rachas y entré en una negativa de cinco o seis meses. Ahí me pregunté qué quería de mi vida: seguir con el tenis o hacer algo diferente, hasta que hubo dos competencias importantes en Manta y en Portoviejo, en julio. Gané los dos campeonatos en dobles y singles.

¿Y con esos triunfos te volviste a motivar o aún estabas con dudas?
Empecé a jugar mejor y a disfrutar, a estar más contento conmigo mismo en la cancha, a entrenar mejor, a ser más eficiente. Por eso este año me propuse meterme de nuevo en torneos grandes y se dio más rápido de lo que creía.

Tus padres seguramente vieron que no andabas bien y preocupados por tu futuro te recomendaron que abandonaras la actividad. ¿Lo tomaste bien o te resintió escucharlo?
Cuando me dijeron eso me impactó un poquito, porque las dos personas que siempre confiaron en mí me decían que ya era suficiente. A partir de ahí comencé a trabajar diferente, a intentar no sufrir tanto porque  estaba sufriendo el tenis.

Y este año, antes de la gira en la que me fue muy bien en Monterrey (México) y Tallahassee (Florida, EE.UU.), estábamos haciendo estiramientos en la casa con mi preparador físico y dije: “Tengo esta cantidad de puntos, necesito tantos para llegar a Roland Garros”; y me comprometí a hacerlo.

Nunca había disputado una final de Challenger y resulta que llegué a tres finales y quedé campeón en uno (Tallahassee) y así empezaron a abrirse las puertas. Mi confianza subió muchísimo y ahora valoro el día a día, no desperdicio uno solo para poder ser mejor.

¿Cuál será el próximo gran torneo al que apuntes?
Viajaré a Estados Unidos y luego a Europa para jugar torneos previos a la qualy (fase de clasificación para el certamen principal) de Wimbledon, aspiro a sumar partidos y llegar bien preparado para demostrar un nivel superior.

La condición física es determinante en el deporte actual, ¿crees que estás a la par de los mejores ranqueados o te sacan ventaja?
Lo mío era 100% mental, hoy estoy más suelto, más cómodo, porque en lo técnico, físico y táctico estaba igual antes que ahora. Competía contra mí mismo más que contra los rivales y ya solo competir contra tus adversarios ya es difícil. Me costó mucho mantenerme enfocado, pero fui construyendo el tenista que soy ahora, de esa fragilidad aprendí.   

¿Así que una vez que has evolucionado en la parte mental crees que puedes estar al nivel de los grandes?
También es una cuestión de la exigencia del entorno en el que compites, de ser parte de los mejores torneos. El tenis tiene etapas, por eso mismo hay los Future, Challenger, ATP, así que quienes disputan cada uno de esos torneos están adaptados al nivel de exigencia de cada uno.

La etapa de los Challenger es complicada, ya que es la etapa previa para dar el salto al nivel más alto; es cuestión de tener semanas buenas para romper la barrera del Top 100, y otra cosa es mantenerte. Los que están arriba juegan a un nivel más alto durante todo el año; los de Challenger, en cambio, tienen un nivel similar, pero es cuestión de dar el salto, de un empujón.

Son solo 100 tenistas los que pueden jugar todos los torneos, pero hay un gran forcejeo entre el ubicado en el puesto 80 y el 190. Tienen casi el mismo roce.

¿Qué condiciones le hacen falta a los jugadores latinoamericanos que sí tienen los europeos?
Definitivamente el mejor nivel está allá, un porcentaje muy alto de los 100 mejores es de Europa. Desde que son chicos se forman a un nivel muy alto, el roce es determinante.

Acá, por ejemplo, ves 10 jugadores muy buenos, pero después  de ser juveniles ya no juegan. Algunos sudamericanos viajan a Europa desde muy chiquitos para formarse, sin embargo son pocos. Argentina marca diferencias acá, es una potencia, he hecho pretemporadas allá y la cantidad de tenistas que hay es impresionante.

¿Cuál es tu gran objetivo?
Por lo pronto estar en una gira que me llama la atención, es previa al US Open, son varios torneos, voy a mezclar Challenger y ATP para dar el paso que me toca, estoy preparado para darlo: quiero estar entre los 100 mejores a fin de año para entrar directamente al Abierto de Australia (enero).

Veo este objetivo como un desafío, el de Roland Garros era más duro porque solo tuve dos meses de preparación. Sería increíble romper la barrera de los 100 para disputar ese y todos los torneos que sueño.

¿En qué se basa la preparación actual?
Después de estar en París me tomé unos días para descansar, estaba muy agotado por la gira que hice, fueron muchos partidos; ahora hemos empezado a intensificar el trabajo. Entreno una hora y media o dos horas de tenis más una hora de trabajo físico en las mañanas, mientras en las tardes dedico una hora y media de tenis con trabajos más específicos y media hora o 45 minutos de carrera y ejercicios de recuperación y flexibilidad. Santiago De Martino, Pablo Quiroz y Andrés Alarcón -que está en EE.UU.- forman parte de mi equipo técnico.

¿Conversas con gente más experimentada para pedir recomendaciones?
Antes pedía muchos consejos de mucha gente y recibía bastantes opiniones, al principio es bueno, pero  luego demasiada información  te puede confundir, entonces ahora solo escucho a los que están a mi alrededor.

Por ejemplo, decidimos en conjunto no acudir a un torneo en Estados Unidos y dos en Europa porque creímos que era mejor descansar para ponerme bien físicamente y alcanzar el ritmo de tenis que necesito para dar el gran paso. (I)

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