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El Telégrafo
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Andrés montaño rememora lo más importante del combate que lo llevó a ganar la presea de oro en los Juegos Panamericanos

“Antes de la final sentí nervios, pero no por miedo, sino porque tenía confianza”

Andrés Montaño (d) celebra el fallo de los jueces que le dieron el triunfo 11-0 sobre el mexicano Ali Soto (I). Foto: AFP
Andrés Montaño (d) celebra el fallo de los jueces que le dieron el triunfo 11-0 sobre el mexicano Ali Soto (I). Foto: AFP
04 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Fanático

“Antes de entrar a la final, pensaba en la preparación que hice, pensé en mi familia, en la gente que me estaba apoyando. Pensé en que tenía que luchar seguro, sin perder la concentración, porque si la perdía podía fallar en algo. Y cuando entré al colchón estuve atento a lo que iba a hacer.

No había peleado antes con el mexicano (Ali Soto), pero alguna vez entrené con él, así que sabía cómo luchaba, su forma de hacer las cosas. Pero no podía confiarme, por eso fui a buscarlo, a terminar rápido el combate porque sabía cómo entraba y cómo luchaba.

Algo importante era bloquear sus ataques y no fallar en los míos. Como aplico bien las técnicas de pie o en el piso, hice lo que quería hacer y el resultado se dio como esperaba.

No me di cuenta al momento que se abrió la herida en la ceja derecha. Y la verdad, la herida en sí no me preocupó, lo único que me molestaba era la venda, porque no me dejaba ver, me hostigaba, pero me paré bien y seguí luchando.

Dominé la pelea desde el principio y con una técnica llamada ‘sumersión’ conseguí derrotarlo. A lo que el mexicano iba a tomarme de la cabeza, la bajé para que él me la coja y a lo que él me agarra yo levanto la cabeza y le tomo de la cintura y del tronco, ahí marqué los 4 puntos y se acabó el combate.

La verdad no resultó necesaria la intervención de los entrenadores de la selección, yo tenía lista mi táctica y no dependería de lo que ellos pudieran decirme. Había estudiado a mis contrincantes y sabía lo que debía hacer. Por eso los entrenadores no me decían nada.

Antes de los Juegos Panamericanos estaba entre los favoritos para ganar la medalla de oro (categoría 59 kilos). Tuve nervios en cada combate, pero siempre fueron nervios de confianza; no fueron nervios de miedo, nada de eso, eran nervios de confianza. Me sentía seguro, sabía que obtendría la medalla.

Más complicada que la final fue la pelea de los cuartos de final. El dominicano (Jansel Ramírez) usó una técnica que me dejó algo noqueado; me sentí mareado y me comenzó a marcar puntos. Tuve que aguantar y, sobre todo, atacar para no perder el punto que tenía.

No estudié mucho al dominicano ni al mexicano, a quienes analicé más fueron el estadounidense (Spenser Mango) y el cubano (Ismael Borrero), que también eran favoritos. Pero el gringo derrotó al cubano y después lo enfrenté a él y le gané.

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Bienvenida

Cuando volví a Ecuador, en el aeropuerto de Guayaquil, solo estaba mi familia y mi entrenador. No hubo prensa ni dirigentes. Las personas con las que cuento son lo primero en lo que pienso antes de un combate, me alegró mucho verlas ahí.

Mi madre (Santa Montaño) lloró porque lo que hice fue un triunfo grande para el país. Yo fui a vivir a Portoviejo para seguir con mi entrenador (César Carracedo), pero sigo representando a Esmeraldas.

En Esmeraldas me recibieron bien, con una pequeña caravana junto a mis amigos luchadores. Y 3 días después hubo un recibimiento por parte del Alcalde de Esmeraldas (Lenin Lara) y la Gobernadora (Paola Cabezas), quienes me hicieron un homenaje. También al llegar a la casa mis abuelitos (Luquina Arroyo y Sixto Banguera), mi tía y mis hermanos (Nínive y Ariel) me esperaban muy contentos.

Otros seres que amo, los motores de mi vida, son mis hijos Leandro y Andrews, y mi esposa, Leonela Mieles. Tengo tatuados a mis hijos; Leandro en el brazo derecho y Andrews (quien reside en Quevedo con su progenitora) en el izquierdo. Cada vez que termino de luchar los beso. Cuando piso el colchón, lo primero que hago es pensar en ellos.

Ahora lo que viene es el campeonato mundial, será en Las Vegas (Estados Unidos), en septiembre. Es uno de los preolímpicos que darán cupo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Sueño con la medalla olímpica, creo que es posible obtenerla, pero es necesaria una buena preparación. Al presidente Correa y al Ministerio del Deporte les agradezco por toda su preocupación, por el Plan de Alto Rendimiento. Pero creo que la Federación Ecuatoriana de Lucha no nos brinda lo necesario.

Solo cuando hay juegos (Sudamericanos, Panamericanos) envían médico, cuando son campeonatos panamericanos no lo envían. Sé que nuestro deporte no es tan reconocido, pero por lo menos hay que cuidar a los atletas. Se necesita nutricionista, psicólogo, fisioterapeuta. Con un fisioterapeuta estaría bien, pero no tenemos nada de eso”. (I)

Datos

Andrés Montaño nació en Esmeraldas el 6 de abril de 1990. Comenzó en la lucha grecorromana hace una década con el entrenador César Carracedo.

Hasta el pasado 15 de julio, fecha en la que obtuvo la presea de oro en la categoría 59 kilos en los Juegos Panamericanos de Toronto, su logro más grande fue el oro de los Juegos Sudamericanos en 2014.

El luchador de estilo grecorromano consta en el Plan de Alto Rendimiento del Ministerio del Deporte, en el que tiene la beca B, que le otorga una ayuda económica mensual de $ 1.416. Aspira a recibir la beca A ($ 2.478).

Montaño cree que lo adecuado antes del Mundial 2015 sería entrenar en el exterior.

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