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El Telégrafo
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Vladimir Putin enfrenta a 7 rivales por el Kremlin

El presidente ruso, Vladímir Putin, ofrece un discurso a sus simpatizantes en celebración del cuarto aniversario de la anexión de Crimea a Rusia, en la plaza Nakhimov, en Sevastopol.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ofrece un discurso a sus simpatizantes en celebración del cuarto aniversario de la anexión de Crimea a Rusia, en la plaza Nakhimov, en Sevastopol.
Foto: EFE
18 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción internacionales

El mandatario de Rusia, Vladimir Putin, se enfrenta hoy en las urnas contra siete candidatos por un nuevo período presidencial. No obstante, todas las encuestas le dan por sentada su reelección.

Axier Amo Izarra ,  analista y presentador de la agencia de noticias Russia Today (RT), indicó en diálogo con EL TELÉGRAFO que Putin afronta las elecciones más favorables para su victoria.

“Unos comicios a los que concurren ocho candidatos, muchas caras nuevas entre los aspirantes pero con una sensación de bucle. Ni siquiera el hecho de que Putin se presente por un partido independiente logra animar la carrera hacia el Kremlin”, analizó Amo Izarra.

De acuerdo con el diario The Washington Post, los sondeos de las últimas semanas reflejan que Putin tiene una intención de voto del 70%, una enorme ventaja incluso para el candidato que le sigue en cifras: Pável Grudinin, quien tiene un 7,8%.

A Grudinin, que representa al Partido Comunista, se le unen  Vladimir Zhirinovski, del Partido Liberal Demócrata; la presentadora y periodista  Ksenia Sobchak; Grigori Yavlinski, fundador del partido Yábloko; Serguéi Baburin, del partido Unión  Rusa para todos los pueblos; el empresario Borís Titov; y Maxim Suraikin, del partido Comunistas de Rusia.

Todos los postulantes representan a distintos sectores de la sociedad rusa y también  a distintas generaciones ya que algunos son veteranos de la política y otros son caras completamente nuevas.

Una mujer entre los candidatos

Más de 110 millones de rusos con derecho a voto tienen la posibilidad de darle a cualquiera de los otros candidatos el mandato que dura 6 años. Sin embargo, ninguna encuestadora le da a los siete  opositores de Putin ni el 10% de respaldo.

Amo Izarra señala que por ello la campaña de estas elecciones se  centró, principalmente, en lo anecdótico de alguna situación.

Por ejemplo, en la candidatura de Ksenia Sobchak, una celebrity que se presenta por la formación Iniciativa Civil.

Esta editora y presentadora del canal Dozhd -seudo opositor- no solo es la única mujer que se presenta, es también hija del que fuera alcalde de San Petersburgo y quien apadrinó políticamente a un joven Putin.

Amo Izarra agregó que otras curiosidades constan también como que el Partido Comunista dejara a un lado al histórico Guenadi Ziugánov y apostara sorpresivamente por Pável Grudinin, un acaudalado empresario.

“De ahí todos los otros candidatos son desconocidos para el gran público a excepción de Vladímir Zhirinovski, un habitual de los platós televisivos cuyos exabruptos, insultos y agresiones son bien recibidos en los canales de vídeo de internet”, sentenció el también presentador.

Mientras, el presidente Putin maneja la agenda a su antojo. Las elecciones coinciden con el cuarto aniversario de la ‘reunificación’ de Crimea y Rusia.

El partido de  Putin creado en 2001, Rusia Unida, también ganó las elecciones parlamentarias de 2016 con una mayoría histórica. En cifras, obtuvieron 343 de los 450 escaños en disputa.

La popularidad de Putin

Una encuesta realizada en diciembre por la firma independiente Levada Center reveló que el 81% de los adultos aprueban a Putin como presidente. De este universo, el 86% son los rusos de entre 18 y 24 años.

Entre el grupo de jóvenes, el 67% agregó al sondeo que creían que Rusia va en la dirección correcta, en comparación con el 56% de las personas que lo respaldan con otra edad.

Antes de esta gestión, que inició en 2012, Putin ya había gobernado Rusia en dos periodos consecutivo, 2000-2004 y 2004-2008.

Es decir, con 18 años en el poder es el mandatario que más tiempo ha estado en ese cargo desde la caída de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

“Lo que exige el alma rusa es que haya un político fuerte en el país que se asemeje a un zar”, indicó Yekaterina Mamay, de 20 años de edad, en una entrevista publicada en el diario The Post.

La estudiante de periodismo de la Universidad de Kurgan en Rusia sabe que la prensa en su país no es libre, pero planea votar para reelegir a Putin.

Los motivos son diversos, pero entre ellos está el relato de su abuela que le indicó que en la década del 90, antes de que Putin subiera al poder, la anarquía en ciudades como Kurgan era tal que los lugareños inocentes eran asesinados simplemente por sentarse en el asiento equivocado en un autobús.

“Ya sabemos todo sobre él”, sentenció Pavel Rybin, de 20 años, que estudia administración. “Si ahora la gente lo elige de nuevo, todo estará tranquilo y calmado”.

El analista político de The Post, Anton Troianovski, detalló que los jóvenes rusos obtienen un sentido de libertad personal, de esas libertades de las que sí disfrutan: una internet en su mayoría abierta, un mercado laboral abierto y fronteras abiertas.

Por otra parte, aunque muchos de ellos rechazan la televisión estatal, repiten su principio central: que Rusia necesita que Putin resista la agresión estadounidense.

Los cientistas políticos Ivan Krastev y Gleb Pavlovsky indicaron al Consejo Europeo de Relaciones Exteriores que “no hay una masa crítica de personas que exijan cambios radicales. Al contrario de las fantasías occidentales, los rusos menores de 25 años se encuentran entre los grupos más conservadores y partidarios de Putin”.

La campaña de Putin

Axier Amo Izarra señaló que entre las fortalezas de la campaña de Putin fue determinante el discurso anual que dio a inicios de la semana ante toda la representación política de la Federación.

“Su intervención con reiteradas llamadas al patriotismo y grandeza pasada cautivó a gran parte de la opinión pública en la que siempre cala bien el mensaje de fuerza. El poderío del arsenal ruso y las promesas de un despegue económico para recuperar la preponderancia garantizan una buena cosecha de votos”.

No obstante, el presentador de RT también aclaró que entre la baja de candidatos opositores como Alexei Navalny puede que aumente la abstención entre el electorado más reivindicativo y esa sería la verdadera amenaza para Vladimir Putin, aunque las encuestas le dan una victoria holgada.

Las sanciones diplomáticas

Las elecciones de hoy también se efectúan en medio de la tormenta diplomática entre Moscú y Londres por un exespía envenenado.

La primera ministra británica, Theresa May, señaló al gobierno de Putin de ser culpable de intento de homicidio con un agente neurotóxico del exespía Sergei Skripal y su hija Yulia.

May anunció que expulsará a 23 diplomáticos rusos, calificados como “agentes de inteligencia no declarados”, por el hecho ocurrido el 4 de marzo.

Esta es la mayor expulsión desde la Guerra Fría.

Pero no es la primera vez que el gobierno de Putin enfrenta sanciones diplomáticas internacionales.

En 2018, Rusia fue aislada por Estados Unidos, durante la presidencia de Barack Obama, y Europa tras la anexión de Crimea y su papel en una rebelión prorrusa en Ucrania. No obstante, tras la llegada al poder de Donald Trump, las relaciones mejoraron significativamente.

Aunque las relaciones con Estados Unidos y Europa se aislaron, Putin buscó una salida y estrechó lazos con China y otras potencias.  

El analista Henry Meyer explica en su editorial que el secreto de la popularidad del jefe del Kremlin radica en que su estilo personal coincide con el nacionalismo muscular que mostró cuando se anexionó la península de Crimea en Ucrania en 2014.

A esto se le suma que en 2015 se embarcó en una campaña aérea sorpresa en Siria para respaldar al gobierno de Bashar al Asad. El gobierno de Damasco se tambaleaba ante los rebeldes que buscaban derrocarlo del poder.

Bloomberg, portal de noticias financieras, indicó que el aumento de los ingresos petroleros en la primera parte de su gobierno impulsó los niveles de vida y permitió a Rusia reafirmar el poder después de una década de humillación postsoviética.

Es decir, aunque Putin actualmente enfrenta ciertas dificultades económicas causadas por la caída en los precios del petróleo y las sanciones financieras y energéticas -provocadas por la intervención de Ucrania-, su aceptación es muy alta.

El ascenso de su carrera política 

En 1990 Vladímir Putin ingresa a la política como asesor de Anatoly Sobchak, entonces presidente de Leningrado. Tras el triunfo de la alcaldía, pasó a ser jefe del Comité de Relaciones Exteriores del ayuntamiento y vicealcalde. En 1996 se trasladó a Moscú con un puesto en la administración de Borís Yeltsin.

Julio 1998

→  Dos años después de entrar en el equipo del presidente Borís Yeltsin, Vladímir Putin fue nombrado director del FSB (Servicio Federal de Seguridad), la agencia que sucedió al KGB y en agosto de 1999 el mandatario lo nombró su primer ministro.

El 7 de agosto de 1999 extremistas comandados por Shamíl Basáyev penetraron en el territorio de la república caucásica rusa de Daguestán. Entonces fue cuando se tomó la decisión, apoyada por el presidente Borís Yeltsin, de emprender acciones de combate a gran escala contra los extremistas.

01/enero  2000 

→ Putin ejerce su nombramiento como presidente interino. En marzo del mismo año fue elegido presidente en la primera vuelta con un 52,94% de los votos.

15 /marzo 2004

→ Es reelegido para el cargo con el 71% de los votos en la primera vuelta electoral. Después de concluir su mandato en 2008-2012 fue primer ministro ruso.

15 /marzo 2012

→ Volvió a la presidencia tras ganar las elecciones presidenciales con el 63,6% de los votos. Históricamente todos los mandatos de Putin son ampliamente aceptados por los ciudadanos rusos. No obstante, Putin es criticado por diferentes personalidades y medios de comunicación internacionales, que lo señalan por supuestas violaciones a los derechos humanos y a las libertades religiosas ocurridas en sus primeros mandatos. A esto se le suma su manejo del conflicto checheno, así como también sus reformas políticas que son interpretadas por algunos como un retroceso en las conquistas democráticas rusas. (I)

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