Los insurgentes libios tomaron ayer el control del principal paso fronterizo con Túnez y ganaron más terreno ayer, al tiempo que el jefe de la rebelión lanzó un llamado de urgencia humanitaria en Trípoli, una semana después de la ofensiva sobre la capital.

Desde Bengasi, el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdeljalil, hizo ayer un llamado de ayuda humanitaria urgente para la capital, donde se necesitan medicamentos, productos de primeros auxilios y material de cirugía, así como alimentos de primera necesidad.

Los rebeldes  dicen controlar el 95% de Trípoli, pero aseguraron que no cantarán victoria antes de haber encontrado al derrocado líder Muamar Gadafi, en paradero desconocido.

Trípoli vivió ayer una jornada de calma, después de una noche anterior en la que se escucharon explosiones y ráfagas de armas automáticas, en particular en dos de los barrios del sur de la ciudad, Abu Salim y Salahedin.

En este último barrio se descubrieron los esqueletos carbonizados de unas 50 personas en lo que había sido una prisión improvisada en una base militar abandonada ayer por las fuerzas leales a Gadafi.

Los rebeldes afirmaron controlar totalmente el aeropuerto internacional de Trípoli, mientras que la vida vuelve poco a poco a la normalidad y algunos comercios abrieron sus puertas