Un grupo de aborígenes quemó hoy la bandera australiana frente al Parlamento para denunciar los abusos cometidos por las autoridades contra las minorías indígenas desde la época colonial y reclamar sus territorios ancestrales.

Unos 400 aborígenes marcharon hasta las puertas de la sede parlamentaria, donde un cordón policial de más de medio centenar de agentes les impidió la entrada, y prendieron fuego a la enseña australiana, según el diario "Sydney Morning Herald".

La bandera australiana "ha permitido a los blancos violar, asesinar y destruir a nuestro pueblo durante 224 años y vamos a quemarla", dijo Coco Warren, uno de los manifestantes concentrados en Camberra.

Algunos miembros del grupo, que se disolvió unos minutos más tarde sin provocar ningún incidente, portaban la bandera aborigen, con dos bandas negra y roja y una esfera amarilla en el centro.

La protesta se produce al día siguiente de que la primera ministra, Julia Gillard, y el jefe de la oposición, Tony Abbott, tuvieran que ser escoltados por los servicios de seguridad ante el acoso de un grupo de defensores de los derechos de los aborígenes.

Los manifestantes persiguieron durante un trecho el vehículo de Gillard, que perdió un zapato en el incidente, mientras golpeaban el techo y la parte trasera y acusaban a la mandataria de no tener vergüenza y de ser racista.

El detonante de la cólera de los manifestantes fueron unas declaraciones atribuidas a Abbott, en las que supuestamente abogaba por eliminar la embajada no oficial aborigen instalada en una tienda de campaña frente a la antigua sede del Parlamento.

"Nunca dije ni pienso eso. Puntualicé que hemos avanzado en los asuntos que hace 40 años motivaron que se levantara la tienda de campaña aborigen", declaró el jefe de la oposición, quien afirmó que sus palabras habían sido sacadas de contexto.

El 27 de enero de 1972, un grupo de cuatro aborígenes plantaron la tienda de campaña en Camberra para albergar la embajada aborigen, movimiento al que se han unido miles de australianos desde entonces.

Demandan la creación de un estado aborigen en el Territorio Norte, en la región septentrional del país, así como la cesión de los derechos sobre sus territorios ancestrales y los derechos de explotación de algunas minas del país, entre otras reivindicaciones.