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Moscú quiere defender a ciudadanos rusoparlantes que viven en la región autónoma

Putin recibe permiso para enviar tropas a Ucrania

Soldados cubiertos con máscaras y no identificados han ocupado edificios gubernamentales en la región de Crimea, que alberga a la flota rusa en el Mar Negro. Foto: EFE
Soldados cubiertos con máscaras y no identificados han ocupado edificios gubernamentales en la región de Crimea, que alberga a la flota rusa en el Mar Negro. Foto: EFE
02 de marzo de 2014 - 00:00

Apenas una semana después de la caída del régimen de Víktor Yanukóvich en Ucrania tras una revuelta opositora, el presidente ruso, Vladímir Putin fue autorizado a enviar tropas a Crimea para estabilizar la situación en esa autonomía ucraniana poblada mayoritariamente por rusoparlantes y base de la Flota rusa del mar Negro.

Poco después de recibir una petición de ayuda del Gobierno prorruso de Crimea, nombrado hace tres días por el Parlamento local, Putin solicitó a la Cámara alta autorización para ‘el empleo de tropas’ y, en una reunión convocada de urgencia, el Senado dio luz verde por unanimidad a la solicitud del jefe del Estado, un trámite exigido por la Constitución.

“Debido a la extraordinaria situación en Ucrania, la amenaza a la vida de los ciudadanos de la Federación de Rusia (...), al contingente de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia acuarteladas en Ucrania (...) solicito al Consejo de la Federación (Senado) el empleo de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia en territorio de Ucrania hasta la normalización sociopolítica en ese país”, indicó Putin en su petición.

En medio de la creciente tensión, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, avanzó después que el presidente aún no ha tomado la decisión y que lo hará dependiendo de la evolución de los acontecimientos.

La autorización para recurrir a las tropas en esa estratégica península a orillas del mar Negro es el colofón a la escalada de tensión entre Rusia y el nuevo poder en Ucrania en su escasa semana de vida.

Moscú comenzó ayer a entregar pasaportes rusos en Simferópol, la capital crimeana, a los integrantes de las fuerzas antidisturbios Berkut de esta república autónoma, y el consulado general ruso allí ha dejado entrever que podría ampliar la medida a los ciudadanos rusohablantes en general.

Mientras en las regiones orientales de Ucrania decenas de miles de personas salieron ayer a las calles para repudiar al nuevo Ejecutivo ucraniano, el Gobierno de Kiev denunció que la invasión de Ucrania ya está en marcha, con la toma masiva de objetivos estratégicos en Crimea por militares rusos.

Moscú ha negado hasta ahora que los militares no identificados que han tratado de ocupar, en algunos casos con éxito, objetivos en Crimea -como el aeropuerto de Simferópol, un puesto de la Guardia de Fronteras en Sebastópol y una base antimisiles de las Fuerzas Aéreas de Ucrania- pertenezcan a su flota.

Aunque sí informó a Ucrania sobre las movilizaciones de carros blindados pertenecientes a la Flota del mar Negro que tiene su base en Sebastópol merced a un tratado bilateral que expira en 2042, movilizaciones que considera acordes con los acuerdos vigentes.

Ante esta situación las Fuerzas Armadas de Ucrania fueron puestas en estado de alerta, anunció el presidente interino Olexandre Turchinov. “Di la orden de poner a las Fuerzas Armadas en estado de alerta, de reforzar la protección de las centrales nucleares, de los aeropuertos y de los sitios estratégicos”, declaró Turchinov durante una breve conferencia de prensa.

Desde Nueva York, el embajador ucraniano ante la ONU, Yuriy Sergeyev, pidió a los líderes de las potencias mundiales que hablen con Putin para convencerle de que detenga el envío de fuerzas a Crimea.

Los líderes de Francia, España, Alemania y Reino Unido pidieron a Rusia que respeten la integridad territorial de Ucrania.

La Unión Europea celebrará mañana una reunión extraordinaria para analizar la delicada situación en Crimea.

Al otro lado del Atlántico, en Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió con el jefe del Pentágono, Chuck Hagel, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, y otros asesores de seguridad nacional para analizar las consecuencias y la respuesta a la intervención militar de Rusia en Ucrania.

Obama, quien el viernes advirtió a Moscú de que una intervención militar en Ucrania tendría costos pero no precisó cuáles, se enfrenta a una presión creciente para que EE.UU. responda con firmeza a Moscú.

Políticos de ese país han recordado que EE.UU. es garante del memorando de Budapest de 1994 por el que Rusia se comprometió a respetar la independencia y fronteras de Ucrania, a cambio del desarme nuclear de esta república exsoviética.

Antes de la reunión en la Casa Blanca, el jefe del Pentágono, Chuck Hagel, admitió que la intervención militar rusa “podría ser una situación muy peligrosa si continúa de manera provocativa”.

“Procuramos encararla con un enfoque diplomático apropiado y responsable”, añadió.

Los medios estadounidenses indicaron que el Mando Conjunto Europeo de Estados Unidos ha intensificado sus labores de inteligencia para presentar a Obama opciones frente a las acciones rusas.

Un funcionario no identificado dijo a la cadena CNN que esas opciones no incluyen, por ahora, planes para una acción militar de EE.UU. o de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

JRUSCHOV DONÓ CRIMEA A UCRANIA

Crimea, una república autónoma rusohablante del sur de Ucrania, donde tiene su base la flota rusa del mar Negro, se convirtió en unos pocos días en el punto clave de una eventual intervención militar de Rusia en Ucrania.

Las ambiciones separatistas de Crimea ganaron fuerza con la destitución, el 22 de febrero, del presidente prorruso Viktor Yanukóvich.

Crimea fue ‘donada’ en 1954 a la Ucrania soviética por Nikita Jruschov, él mismo originario de Ucrania y que entonces gobernaba la Unión Soviética, un regalo que envenenara las relaciones con Rusia luego de la caída de la URSS en 1991. Para prevenir las tentaciones separatistas de una región poblada mayoritariamente por rusos y rusohablantes, Kiev otorga en 1992 a Crimea el estatuto de república autónoma, con su propia Constitución, gobierno y parlamento.

Por otra parte, la cuestión de la flota rusa daña las relaciones entre Kiev y Moscú: la Ucrania independiente reivindica una parte de la flota soviética del mar Negro. Esta base es estratégicamente importante para Rusia porque es su puerta de entrada, desde ahí, al Mediterráneo.

En 1997, Kiev y Moscú firmaron un acuerdo que autoriza a Rusia alquilar alrededor de un 80% de las instalaciones portuarias de Sebastopol por 20 años, en tanto que Ucrania conserva un 18%.

Datos

Crimea fue conquistada por los turcos y anexada al imperio ruso por la emperatriz Catalina II en 1783, quien estableció la base naval de Sebastopol.

Su población está compuesta por rusos (59%), ucranianos (24%) y tártaros, una comunidad de tradición musulmana que se instaló en el siglo XIII y que representan un 12% de los 2 millones de habitantes de la región.

Deportados a Siberia y Asia Central bajo el gobierno de Joseph Stalin, los tártaros volvieron a Crimea tras la caída de la URSS y la independencia de Ucrania en 1991, y ahora apoyaron activamente a los opositores de Yanukovich.

En Crimea se encuentra la ciudad turística de Yalta, con clima subtropical. Fue allí donde Stalin, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill firmaron en 1945 los acuerdos que reorganizaron el planeta poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.

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