A poco más de una semana de su investidura, el candidato del PSOE, Pedro Sánchez (foto), afronta la recta final para formar un nuevo gobierno en España envuelto en la duda que tiene al partido dividido por la mitad.

Por el momento, todo apunta a que no parece fascinado por la propuesta presentada por Podemos el pasado lunes y prefiere la fórmula que ofrece Ciudadanos para salir indemne de una explosión inminente como la que se avecina. Ayer mismo, el líder de la formación emergente liberal, Albert Rivera, no descartó entrar en un hipotético ejecutivo presidido por Pedro Sánchez siempre y cuando descarte antes a Podemos. “El PSOE tiene que elegir entre un gobierno reformista, y uno secesionista”, indicó Rivera. Sin embargo, sus 40 escaños se antojan insuficientes para los deseos presidenciales de los socialistas.

Pero la izquierda quiere agotar sus posibilidades y presiona al PSOE a que actúe con audacia. Así lo indican en Podemos, Unidad Popular y Compromís que ayer pusieron una exhaustiva  agenda social de emergencia sobre la mesa de Pedro Sánchez.

El partido de Pablo Iglesias exige que esté acompañada de una memoria económica que impida su incumplimiento o alguna rectificación bajo razonamientos exculpatorios de índole financiero comunitario.

Las críticas socialistas a la propuesta económica de Podemos se centraron en “el desmesurado aumento del gasto público” y que, en su opinión, choca de manera frontal con las exigencias europeas sobre control del 3% del déficit. (I)