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Presidente sirio negó participar en masacre de Hula y fustigó la intervención del extranjero
El presidente sirio, Bashar al Asad, negó ayer su responsabilidad en la matanza de Hula el 25 de mayo, en la que murieron 108 personas, 49 eran niños, acusó al extranjero de que está en "guerra" contra Siria y dijo que se encuentra dispuesto a terminar con la revuelta que ya dura cerca de 15 meses.
Sin responder a los llamados para detener la violencia, Al Asad acusó nuevamente al extranjero de llevar a cabo una "guerra" contra Siria y en un discurso de más de un hora en el nuevo Parlamento descartó cualquier tipo de diálogo con la oposición.
La comunidad internacional multiplicó en los últimos días las advertencias contra los riesgos de una guerra civil en Siria, pero sigue dividida sobre la forma de solucionar el conflicto, que la tregua que reclama el mediador de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan, no ha conseguido detener hasta ahora.
Al Asad advirtió que "no habrá un compromiso en la lucha contra el terrorismo. La seguridad de la nación es una línea roja" y señaló que Siria se enfrenta a "una verdadera guerra llevada a cabo desde el extranjero y los medios para afrontarla son diferentes".