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El Telégrafo
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Michoacán intenta volver a la normalidad y dejar atrás la violencia

Michoacán intenta volver a la normalidad y dejar atrás la violencia
07 de febrero de 2014 - 00:00

Tras meses de intensa violencia por la lucha entre las autodefensas y los narcotraficantes, los habitantes de la Tierra Caliente michoacana tratan de volver a la normalidad en medio de un fuerte despliegue militar que intenta restaurar la paz.
“Ahora está todo más tranquilo”, desde que el Gobierno mexicano inició hace 3 semanas un vasto operativo para recuperar el control, asegura un comerciante del municipio de Apatzingán, bastión del cártel de Los Caballeros Templarios.

Todavía con el miedo que reinó durante meses y que hacía que casi a diario tuviera que cerrar su negocio, este comerciante prefiere mantener el anonimato al hablar de esos tiempos oscuros en los que la ciudad se convertía en ‘un fantasma’, en cuanto llegaban rumores.

Recuerda que meses atrás grupos de ciudadanos se levantaron en armas y la violencia recrudeció; inició la quema de negocios, los robos, el entierro de su suegra, que murió en uno de los 3 asaltos que sufrió su joyería. “Nadie te sabía decir nada, las autoridades estaban rebasadas. Uno asume que son los grupos que están rigiendo la región”, los odiados y temidos templarios, comenta.

Desde su restaurante del municipio de Buenavista Tomatlán, uno de los primeros que se levantó en armas, René Quintero también respira más tranquilo ahora en su negocio, en el que antes comían muchos de esos ‘templarios’.

Atrás quedaron los tiempos de las cuotas: los comerciantes pagaban al cártel 5.000 pesos (376 dólares) por negocio, los recolectores de limón 3 pesos por caja, los productores de tortillas 2 pesos por kilo, los carniceros 3 pesos por kilo.

“Cada mes pasaban por los negocios 2 o 3 personas a cobrarte el derecho de piso. Estaba todo bien organizado y estructurado para hacer los cobros”, insiste.

Por eso no tiene ninguna duda de decir que está “al cien por ciento con las autodefensas”, hasta el punto de que ahora es a ellas a quienes les paga la cuota voluntariamente.

Los comerciantes llegaron al acuerdo de dar el dinero que antes iba a los delincuentes, a las autodefensas, a todos esos que dejaron su trabajo para poner fin al miedo generalizado.

Cornelio Naranjo, de 62 años, recuerda el 23 de febrero de 2013, cuando se levantaron en Buenavista, cansados de ver los constantes abusos, muertes, extorsiones, secuestros de vecinos, amigos y familiares. “Se los llevaban, pedían el rescate y después los entregaban muertos, descabezados, desmembrados, después de haber luchado por conseguir el dinero, por lo que se veían con 2 problemas: el emocional y el económico”, expresa.

“Empezaron la lucha, dice, con carabinas de munición, con pistolas de un tiro, unos con garrotes, otros con piedras. un comando de unas 15 o 20 personas casi sin armas, a puro valor mexicano”.

Bloquearon puentes y carreteras. Detuvieron. Mataron. Se hicieron con las armas de los delincuentes.

Así hasta que el Gobierno mexicano no tuvo más remedio que actuar y aceptar su fuerza, hasta el punto de que el pasado 27 de enero firmó un acuerdo para que estas agrupaciones armadas se institucionalicen y se incorporen a los cuerpos de defensa rurales.

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