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El Telégrafo
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Yihadistas atacaron un hotel

Mali, el país más inestable de la región africana

Amadou Toure, presidente de Mali. Foto: AFP
Amadou Toure, presidente de Mali. Foto: AFP
21 de noviembre de 2015 - 00:00 - Agencias AFP y Prensa Latina

Solo una semana después de los atentados de París, los yihadistas atacaron un hotel de Bamako, la capital de Mali, un país que fue colonia francesa hasta el año 1960 y donde Francia mantiene presencia militar con otros países.

Un grupo de hombres armados atacó en la madrugada de ayer el hotel Radisson en Bamako, y tomó como rehenes a 170 personas, aunque decenas fueron liberadas después, en un asalto de las fuerzas de seguridad malienses. El número de víctimas fatales, hasta el cierre de esta edición, superaba las 27.

Según la cadena Al Jazzera, el grupo yihadista Al Murabitun reconoció haber realizado el ataque al hotel.

El gobierno de Malí decretó el estado de emergencia durante diez días a partir de la medianoche de ayer y anunció tres jornadas de luto nacional por el ataque yihadista. Estas medidas fueron tomadas durante un consejo extraordinario de ministros por el presidente Ibrahim Boubacar Keita, que regresó de urgencia del Chad, donde participaba en una cumbre.

“El estado de urgencia permitirá reforzar los medios jurídicos de las autoridades administrativas y competentes para buscar y poner a disposición de las autoridades judiciales a terroristas que estarían huidos y a posibles cómplices”, indicó un comunicado.

En mayo Adnan Abú Walid al Saharaui, cofundador de Al Murabitún, había proclamado su lealtad a Estado Islámico.

La inestabilidad política y la difícil situación humanitaria que padece la región africana del Sahel han convertido a este cinturón, que atraviesa el continente africano desde el océano Atlántico hasta el Mar Rojo, en una de las regiones más inseguras de África Occidental.

Estados fallidos, territorios sin ley, inseguridad alimentaria, corrupción y desempleo han transformado a esta zona en un polvorín permanente en el que Al Qaeda y otros grupos islamitas reclutan y entrenan a muyahidines (combatientes islámicos) para enviarlos a distintas zonas de conflicto internacional.

Desde marzo de 2012, que el presidente Amadou Toure fue derrocado por un golpe militar, la inestabilidad se apoderó de la región.

Esta situación permitió que los tuaregs, pueblo de tradición nómada que habita en el desierto, reclamaran parte de Mali como suyo. En el conflicto tuareg de Mali están involucradas las etnias del norte con la población negra.

A grandes rasgos, se trata de la disputa entre la cultura Songhay (afro, con economía agrícola) y la bereber o tuareg (tez más clara, islámicos y de vida nómada).

A la cuestión étnica hay que sumarle los enfrentamientos territoriales en torno a la región de Azawad, situada en el norte del país. Es una zona con una extensión superior a Francia y Bélgica conjuntamente y reclamada por miembros de la etnia. (I

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