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El Telégrafo
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Las “barriadas” mantienen vivo el legado de Hugo Chávez

Las “barriadas” mantienen vivo el legado de Hugo Chávez
15 de marzo de 2013 - 00:00

En la cúspide de la montaña más alta de Venezuela está el barrio Miramar, en donde vivirían más de 25.000 personas y, según María Santaelia, de 76 años, este sería uno de los fortines revolucionarios del fallecido presidente Hugo Chávez. Solo en la capital venezolana habría más de 1.000 barrios, la mayoría, de asentamientos irregulares.

Santaelia tiene su propia definición de fortín. Para ella es “misión y cambio para los pobres”. Los barrios en Venezuela, en donde viven personas de escasos recursos, son grandes edificaciones populares de más de 10 pisos, también hay casas pequeñas en las que vivirían de tres a cuatro familias. Estas construcciones, la mayoría, son asentamientos irregulares, en donde los habitantes solo pagan los servicios básicos (agua, luz y teléfono) y algunos de ellos fueron edificados por Chávez, como parte del programa Barrio Adentro y Misión Vivienda Venezuela, que solo en 2000 entregó 200.000 unidades habitacionales.

Estos barrios recubren a Caracas, la amurallan y son el principal punto estratégico de la ayuda social. Según el Gobierno venezolano, entre 1998 y 2012 se invirtieron $ 551.000 millones en los programas sociales. En el centro de la capital, en cambio, viven las clases pudientes venezolanas, que se han reunido en estos días en restaurantes lujosos para conversar sobre la estrategia que usará la oposición, que apuesta por la figura de Henrique Capriles para las próximas elecciones del 14 de abril. “Por fin murió Chávez, ahora es nuestro turno”, conversa una mujer con otra en uno de estos restaurantes que al parecer sería de su propiedad y confiesa que en ese país no había libertad. Su razón “porque pagaba impuestos, ahora tenemos impuestos hasta para el aire”, sostiene. Para ellos, el sepelio de Chávez es una fiesta. “Mañana nos vamos a mi casa de la playa, tenemos siete días de descanso”, agrega. En cambio, la fuerza Capriles, del partido Primero Justicia, está en las Cámaras de Comercio venezolanas.

En cambio, Santaelia lleva cinco días en peregrinación en la Academia Militar, en donde está la capilla ardiente y se velan los restos de Chávez. No le importa el sofocante calor del mediodía que llega hasta 31 grados. “Si no fuera por él, yo viviría en la calle. Él me ayudó a graduar a mis hijos: uno es abogado, otro maestro y mi último hijo es ingeniero”, cuenta la mujer, que desde el martes 5 de marzo, que falleció Chávez, permanece en la Academia Militar, pugnando por verlo. La mujer llegó sola, pero asegura que todo su barrio se volcó a la Academia Militar “Todos estamos aquí, estamos para cuidar a nuestro comandante”, afirma.

En la Academia Militar, las filas de personas que pugnan por ver a Chávez son interminables. Son de más de 5 kilómetros a la redonda, que cruzan parques y calles de la ciudad. La mayoría es de habitantes de los barrios de Venezuela. “Gloria al bravo pueblo, que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor. ¡Abajo cadenas! gritaba el señor, y el pobre en su choza libertad pidió”, Guillermo Alleida canta esta estrofa del himno venezolano, en un costado de la Plaza de los Próceres, en donde están las figuras de los libertadores Bolívar y Sucre, que junto a una enorme bandera venezolana, hacen sombra a los peregrinos que llevan más de seis horas de pie.

La enorme bandera del país cubre la pequeña silla de ruedas de Alleida, quien tiene claro qué pasará ahora en su país. “Chávez nos dejó lineamientos claros, nos dijo que debíamos votar por Nicolás Maduro, yo creo que el pueblo va a seguir esos lineamientos”, dice el ciudadano, quien recibió de Chávez una silla de ruedas. Él vive en el Estado de Miranda, a una hora en carretera y 20 minutos en Metro, de Caracas, en donde habitan más de 10.000 personas con discapacidad. “Todos estamos con Chávez y ahora con Maduro”, afirma.

El barrio Miranda, según su morador, está compuesto por más de 500 barrios chavistas, que apoyarán a Maduro para su elección presidencial. “Los que estamos aquí somos pueblo, somos quienes hemos visto los cambios en nuestro país”, afirma Alejandra Arcía, quien es parte de la juventud chavista. “Chávez es patria, Chávez está vivo”. Junto a ella, hay jóvenes que viven en barrios alejados de Venezuela. “Recibimos nuestro bono y estudios, la educación pública es buena”, afirma Analía Soto, otra estudiante, que lleva un pañuelo rojo -que es el color símbolo del partido Socialista Unido de Venezuela de Chávez- amarrado en su cuello.

En Venezuela, solo en 2012 se crearon 516.126 nuevos pensionados de la Misión En Amor Mayor, que actualmente benefician a un total de 2’436.306 personas, quienes reciben mensualmente un pago que se corresponde con el salario mínimo urbano tal como lo establece la Constitución de ese país. El salario allá es 2.047,51 bolívares (292,50 dólares). Allá un dólar representa siete bolívares. En 2012, la canasta alimentaria venezolana llegó a 1.576,11 bolívares (225 dólares).

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