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Las acusaciones enrarecen el panorama político a 40 días de las elecciones

La oposición argentina agita el fantasma del fraude

El candidato presidencial oficialista, Daniel Scioli (izq.), junto a la presidenta argentina, Cristina Fernández. Foto: AFP
El candidato presidencial oficialista, Daniel Scioli (izq.), junto a la presidenta argentina, Cristina Fernández. Foto: AFP
17 de septiembre de 2015 - 00:00 - Por Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

Los vicios e irregularidades de un sistema político de estilo “caudillista” que sobrevive en algunas provincias del norte sirven de base mediática para denunciar la preparación del “fraude más grande de la historia argentina” y lanzar un manto de dudas sobre la legitimidad de un eventual nuevo gobierno “kirchnerista” tras las elecciones del 25 de octubre.  

Estas denuncias son “como aullarle a la luna”, asegura el jefe de Gabinete y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el oficialista Frente para la Victoria, Aníbal Fernández.

Parecería entonces que las acusaciones enrarecieron el panorama político a 40 días de las elecciones. El gobierno de la mandataria Cristina Fernández de Kirchner advierte que las denuncias buscan “deslegitimar” un eventual triunfo de su candidato presidencial, Daniel Scioli. Y en los pasillos de la Casa Rosada temen que la oposición, en caso de triunfar el oficialismo por cualquier margen, desconozca el resultado y convoque a protestas.

El actual gobernador bonaerense necesita 45% de los sufragios o al menos 40% con 10 puntos de ventaja sobre su rival más votado para ser electo presidente. En caso contrario, se realizará un balotaje el 22 de noviembre. Y hoy Scioli araña el 40% de los votos según los últimos sondeos, pero con 8 puntos de ventaja sobre el postulante de la alianza Cambiemos, el derechista Mauricio Macri.

Esa mínima diferencia que separa a Scioli para ganar en primera vuelta suma interrogantes. En una carta abierta, un conglomerado de intelectuales afines al gobierno, resume: la prensa “hegemónica” y la oposición denuncian “tormentas naturales, económicas y ahora también electorales”, que “se superponen junto con la construcción sistemática de un clima enrarecido que intenta anticipar una profecía autocumplida: el gobierno prepara un gigantesco fraude que va siendo anticipado en elecciones provinciales donde la voluntad popular es torcida en beneficio de la continuidad del régimen”.

Las denuncias de fraude se vienen sucediendo en todas las elecciones distritales donde la oposición fue derrotada, en especial en el norte del país, históricamente postergado y gobernado por el oficialismo. En esa región persiste un sistema político “clientelista” donde es común el uso político de  planes sociales, el robo de boletas, el reparto de comida y objetos de primera necesidad a cambio de votos, anomalías en los padrones y otras supuestas irregularidades que no alcanzan para torcer el  rumbo de una elección.

Estos viejos “vicios” –compartidos por distintos partidos políticos- se repiten también en otros distritos. En 2011 la cadena árabe Al Jazeera realizó una nota a una “puntera” política (líder barrial) que repartía dinero a cambio de  votos en una zona carenciada de la capital. La mujer entregaba la boleta electoral “doblada” de una manera determinada y así se “aseguraba” identificar el voto a través de los fiscales del partido que la contrataba en las mesas de votación. Y declaraba “trabajar” para el candidato que le pagara sin importar su ideología. Cobraba por cada voto identificado.

Pero la coalición opositora Cambiemos –que agrupa a la derechista Propuesta Republicana, la centenaria Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica- no denunció irregularidades en territorios en que resultó triunfadora, como en la provincia de Mendoza  y en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires. Solo denunció donde perdió.

El caso más emblemático sucedió en la provincia de Tucumán, donde la oposición se niega a reconocer el triunfo del candidato oficialista Juan Manzur, tras las elecciones del 23 de agosto marcadas por denuncias de incidentes como la quema de 43 urnas, hecho por el cual fueron detenidos militantes oficialistas y opositores.

El secretario de la Junta Electoral, Darío Almaraz, ratificó que por ahora la provincia “no tiene gobernador electo” hasta que la Cámara en lo Contencioso Administrativo “diga que se tiene que proclamar” al nuevo mandatario. El escrutinio definitivo dio ganador a Manzur con el 51,64%.

Las denuncias se sucedieron además en las provincias de Salta –donde también ganó el “kirchnerismo- y Santa Fe, donde triunfó el Socialismo con escaso margen sobre Cambiemos y el Frente para la Victoria con los 3 candidatos separados por escasos 1,3 puntos. Solo Cambiemos denunció “fraude”, esta vez realizado a su juicio por el gobierno socialista santafesino, opositor al “kirchnerismo”. (I)

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