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Los británicos buscarán un equilibrio entre las exigencias de los 27 del bloque y su decisión

Gran Bretaña inició proceso de salida de la Unión Europea

Una británica, partidaria de continuar dentro de la Unión Europea, está vestida con una bandera de la comunidad como símbolo y rechazo del Brexit.
Una británica, partidaria de continuar dentro de la Unión Europea, está vestida con una bandera de la comunidad como símbolo y rechazo del Brexit.
Foto: AFP
30 de marzo de 2017 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

Gran Bretaña inició ayer oficialmente el proceso de salida de la Unión Europea (UE), tras activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa y poner en marcha un proceso de negociación que pondrá fin a 44 años de vínculos entre ambas partes.

La primera ministra británica, Theresa May, firmó la carta que formalmente inicia el ‘divorcio’ de la UE. La misiva fue entregada el mediodía del miércoles por el embajador británico en la UE, Tim Barrow, al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

May, quien por la mañana encabezó una reunión con sus ministros en su residencia de Downing Street, informó más tarde a los parlamentarios en una ponencia en la Cámara de los Comunes, que activar el artículo 50 “es el momento para que el país se aúne”.

“Prometo representar a cada ciudadano en todo el Reino Unido durante las negociaciones, incluidos los ciudadanos europeos” cuyo estatus en el país después del Brexit aún no está decidido, explicó May.

La notificación a Bruselas llega nueve meses después del referéndum europeo del pasado 23 de junio, cuando el 52% del electorado británico votó a favor del Brexit, frente al 48% que respaldó la permanencia en el grupo comunitario.

Según la jefa del Gobierno, cuyo discurso de unidad nacional trató de zanjar diferencias, el Reino Unido “es una gran unión de personas y naciones con una historia de orgullo y un futuro promisorio”.

“Y ahora que la decisión para abandonar la UE ha sido tomada es hora de unirnos”, subrayó la mandataria.

El martes por la noche, May se comunicó telefónicamente con Tusk, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, como también con la canciller alemana, Angela Merkel, a quienes les confirmó la decisión de la salida definitiva de Gran Bretaña.

Se espera que el Consejo Europeo responda a la notificación británica 48 horas después y que se convoque a una cumbre extraordinaria con los 27 dentro de cuatro a seis meses.

Al activarse el artículo 50, ambas partes tendrán dos años para negociar un acuerdo y el Reino Unido quedará fuera de la UE a partir del 29 de marzo de 2019. Las negociaciones comenzarán a partir de mediados de mayo, después de una cumbre de la UE en que los restantes países acepten el cronograma del Brexit.

Durante ese período, el Gobierno  buscará que el Parlamento británico apruebe una ley que reemplace las directrices europeas, llamada en inglés la ‘Great Repeal Bill’.

Algunos de los temas centrales de las negociaciones de ‘divorcio’ son la relación comercial post-Brexit entre Gran Bretaña y la UE; la situación legal de millones de ciudadanos europeos en suelo británico y de británicos en Europa; la seguridad fronteriza; la orden europea de detención y entrega; el traslado de organismos de la UE con sede en el Reino Unido, y la contribución británica a las pensiones de funcionarios de la UE.

Se espera que la ‘factura de divorcio’ que le cobre Bruselas a Londres supere los 57.000 millones de euros. Por su parte, el jefe de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, dijo que su partido respetará la decisión de la mayoría de los británicos de abandonar la UE, aunque confirmó que controlará al Gobierno ‘en cada paso que dé’.

“Gran Bretaña va a cambiar como resultado (del Brexit). La cuestión es cómo”, continuó. Corbyn advirtió que será “un error nacional de proporciones históricas” si May no garantiza la protección de derechos para los trabajadores.

En tanto, el ministro de Economía británico, Philip Hammond, dijo a la radio 4 de la BBC que activar el artículo 50 “es un momento histórico” para Gran Bretaña, e insistió en que el Gobierno “obtendrá un acuerdo”. De todos modos advirtió que los ministros estarán preparados para hacer concesiones durante el proceso de negociaciones.

Hammond confirmó que los europeos podrán seguir ingresando libremente a Reino Unido durante los próximos dos años, del mismo modo que ocurrirá con los británicos que se encuentran en la UE.

Sin embargo, el pro-europeo Partido Liberal Democrático consideró que la decisión de este miércoles “pondrá en marcha una cadena de eventos que cambiará al país para siempre”, algo que ocurrirá “sin que el Reino Unido cuente con un plan apropiado”.  

La primera ministra conservadora contaba desde el pasado jueves con la ley que le autorizó a activar el artículo 50, después de que el Parlamento la aprobase el día 13 y que la reina Isabel II, jefa del Estado británico, la sancionara el día 16.

El Gobierno se vio obligado a tramitar en enero pasado esa pieza legislativa después de que el Tribunal Supremo, máxima instancia judicial británica, dictaminó que el artículo 50 solo podía ser invocado con un permiso de los parlamentarios ya que fue una ley del Parlamento (1972) que decidió la entrada del país en la UE.

A partir de este miércoles se inician dos años de intensas y difíciles negociaciones, en las que las dos partes tendrán que decidir los términos de la retirada británica. Además, en esas negociaciones, May tendrá que buscar un equilibrio entre las exigencias de los 27 y las de las regiones británicas, como Escocia -que está a favor de la permanencia en el mercado único- o Irlanda del Norte -que pide mantener la frontera abierta con sus vecinos irlandeses del sur. (I)

Datos

El término Brexit o salida del Reino Unido de la Unión Europea es un acrónimo inglés formado por la unión de Britain (Gran Bretaña y por extensión Reino Unido) y exit (salida). La palabra emula a Grexit, acuñada en 2012 por varios economistas de Citigroup, que describía el riesgo de una salida de Grecia de la eurozona.

Si en dos años no consiguen acordar los términos de la nueva relación, Reino Unido quedaría automáticamente fuera de la UE y se le aplicarían las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio.

Estos lineamientos implicarían, entre otras cuestiones, la aplicación de aranceles a los productos agrícolas y a los artículos manufacturados, como los coches.

La medida impactaría sobre todo a Gales y al noroeste de Inglaterra, las regiones que más dependen de las exportaciones a la UE.

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