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El gobierno británico se opone a plebiscito

Escocia e Irlanda del Norte quieren dejar Reino Unido

La primera ministra Nicola Sturgeon redacta la carta solicitando un segundo referéndum de la independencia de Escocia.
La primera ministra Nicola Sturgeon redacta la carta solicitando un segundo referéndum de la independencia de Escocia.
Foto: AFP
01 de abril de 2017 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

Escocia e Irlanda del Norte evalúan abandonar el Reino Unido tras la separación de la Unión Europea (UE), ante crecientes temores de quedar aisladas por completo del bloque comunitario una vez que se haga efectivo el ‘divorcio’ con Bruselas, el llamado (Brexit).

La ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, acusó ayer a la mandataria británica, Theresa May, de “irracional”, al indicar que no existe “razón lógica” para que el Gobierno de Londres ponga freno a un segundo referéndum por la independencia de Escocia.

Sturgeon escribió una carta a May en la que le exigió al Gobierno británico permitir que el Parlamento de Edimburgo pueda legislar por una consulta pública, tras el inicio esta semana del Brexit.

En el referéndum de junio pasado por el futuro del Reino Unido en la UE, la mayoría de los escoceses, el 62%, votó a favor de permanecer en el bloque comunitario, contra el 38% que optó por la separación.

El Gobierno británico reiteró que no permitirá que Escocia convoque al segundo referéndum independentista durante los dos años que lleve el proceso de ‘divorcio’ con la UE, ya que ello podría afectar futuros acuerdos con el bloque.

En respuesta a la reiterada negativa de Londres, Sturgeon confirmó que volverá al Parlamento escocés para determinar cuál será el próximo paso por seguir, con una medida concreta para abril próximo.

La semana pasada, el Parlamento escocés votó por una mayoría de 69 votos contra 59 a favor de permitir que el Gobierno de Edimburgo comience tratativas con la administración de May para convocar a una consulta independentista, la segunda en tres años.

Según Sturgeon, el hecho de que Escocia quede fuera de la UE y del mercado común europeo “claramente va en contra de lo votado por la mayoría de los electores escoceses”.

Agregó que la negativa de Londres “va en contra de la base misma de la devolución (de poderes a Edimburgo)”.

“Las voces de los gobiernos autónomos (Escocia, Gales e Irlanda del Norte) fueron en gran parte ignoradas durante el proceso del Brexit. Todos los intentos de llegar a un acuerdo fueron rechazados, en la mayoría de los casos sin consulta previa”, agregó Sturgeon.

“No existe ninguna razón por la que usted señora May se interponga en el camino del Parlamento escocés y espero que no lo haga”, amenazó la ministra principal escocesa.

Por su parte y de forma categórica, el secretario británico para Escocia, David Mundell, dijo que el Gobierno del Reino Unido “no entrará en ninguna negociación hasta que el proceso del Brexit se haya completado”.

“No tenemos la bola de cristal acerca de cuánto tiempo va a durar este proceso. Será un recorrido que involucrará medidas de transición, y podría implicar cambios significativos”, concluyó Mundell.

Desde Irlanda, el mayor peligro es que una vez que el Reino Unido abandone la UE, se restablezca una frontera ‘dura’ entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, como ocurría previo al Acuerdo del Viernes Santo (1998). Ello implicaría nuevos puestos fronterizos, controles aduaneros y el cese del libre movimiento de personas y bienes.

Después de casi dos décadas de estabilidad y paz entre ambas regiones, Irlanda del Norte está abierta y sin fronteras físicas con la vecina Irlanda, en gran parte por las políticas europeas de libre movimiento de personas dentro del bloque.

Sin embargo, desde que el Reino Unido activó el artículo 50 del Tratado de Lisboa, ese período de libre movimiento entre ambas Irlandas podría ver su fin.

Irlanda del Norte, con una población de 1,8 millones de personas y cuya mayoría (55%) votó para permanecer dentro de la Unión Europea, no cuenta con una economía suficientemente sólida para sobrevivir fuera del Reino Unido.

En la actualidad, la región norirlandesa recibe anualmente financiamiento de Londres de $ 12.300 millones, y de Bruselas, unos $ 475 millones en materia de subsidios agrícolas, de infraestructura y para proyectos por la paz.

Sin embargo, aumentan los pedidos de distintos sectores políticos- especialmente del nacionalista Sinn Fein- para que Irlanda del Norte se reunifique después de 96 años con la República de Irlanda, y de esa permanezca dentro de la UE.

“Ahora más que nunca muchos estamos hablando de una reunificación de Irlanda”, explicó Kevin Meaghar, comentarista político y exconsejero especial sobre temas norirlandeses para el Gobierno británico.

Bajo el Acuerdo del Viernes Santo, el único camino legal para la reunificación de Irlanda es a través de un referéndum, en el que la mayoría de los habitantes de Irlanda del Norte debería votar para dejar el Reino Unido y unirse a Irlanda.

Hasta ahora esa posibilidad había sido descartada, pero los últimos sondeos de opinión indican que cada vez más norirlandeses consideran esa opción. (I)

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