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Un informe de amnistía internacional advirtió al régimen que la justicia no puede quedar en el papel

El golpe a Salvador Allende se recuerda entre disturbios y una nueva explosión (Galería)

Activista de derechos humanos coloca una ofrenda floral frente al palacio presidencial en Santiago. Foto: AFP
Activista de derechos humanos coloca una ofrenda floral frente al palacio presidencial en Santiago. Foto: AFP
12 de septiembre de 2014 - 00:00 - Por Alejandro Tapia, corresponsal en Chile

Fue una ceremonia distinta y más simbólica que en años anteriores, en un clima de incertidumbre tras el atentado del lunes en una estación del Metro de Santiago y una serie de bombazos que se han registrado en diversos puntos de la capital de Chile. El gobierno de Michelle Bachelet y parte importante de la sociedad chilena conmemoraron ayer el golpe del 11 de septiembre de 1973, recordando la figura del presidente Salvador Allende.

La presidenta Bachelet encabezó la ceremonia ecuménica que tuvo lugar en La Moneda y recorrió los salones del palacio presidencial, donde hace 41 años falleció el mandatario socialista y líder de la Unidad Popular, acompañada de los familiares directos de Allende: su hija Isabel, que hoy preside el Senado, y su nieta Maya Fernández, que desde marzo es diputada. El simbolismo no pudo ser mayor.

Bachelet y sus acompañantes recorrieron el salón donde se ubicaba el despacho de Allende y depositaron ahí claveles rojos y blancos. Lo mismo hicieron en el sillón rojo donde el Presidente socialista se quitó la vida. Isabel Allende no pudo contener las lágrimas, mientras recordaba junto a Bachelet el lugar exacto donde su padre se desempeñó como jefe de Estado entre 1970 y 1973. En el Patio de los Damascos, al interior de La Moneda, una serie de autoridades observaban el recorrido de Bachelet, entre ellos los expresidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei, además de organizaciones sociales y políticas.

Por primera vez asistió a la ceremonia oficial el Partido Comunista, pieza clave de la Unidad Popular y que actualmente forma parte de la alianza oficialista Nueva Mayoría. En su discurso, Bachelet aseguró que “Chile es un país que tiene memoria”. “Tenemos mucho que hacer para perfeccionar nuestra democracia, aun así esta democracia que hoy nos permite reunirnos en libertad, es nuestro bien más preciado”, afirmó la Presidenta.

Pero Bachelet también envió señales claras y contundentes: “Han pasado 41 años y los testigos, sobrevivientes, víctimas y victimarios, y sus cómplices, son hoy personas mayores, muchos han muerto a la espera de la justicia. Es el momento de hermanarnos en la verdad y para ello es fundamental que quienes tienen información relevante, sean civiles o militares, la entreguen”.

El discurso de Bachelet da cuenta de que Chile no ha cerrado su gran herida, en parte debido a la falta de justicia y reparación, como también por la impunidad. Además, en Chile aún prevalece un sistema neoliberal, heredado de la dictadura de Pinochet, que Bachelet ha prometido modificar a través de reformas estructurales, como la tributaria, educacional, laboral y electoral.

Los familiares de las víctimas llevan años denunciando un pacto de silencio que ha impedido conocer la verdad de lo ocurrido con detenidos desaparecidos, pero que además ha obstaculizado que los victimarios sean condenados.

Tras el discurso de Bachelet, a través de 2 pantallas gigantes, se transmitió en La Moneda la última alocución de Allende, aquella que da cuenta de que “más temprano que tarde se abrirán las grandes Alamedas, por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

La Mandataria solicitó al Congreso debatir “con urgencia” una moción parlamentaria estancada hace varios años en el Legislativo, que busca anular la ley de amnistía implementada en 1978 por la dictadura de Augusto Pinochet.

“Se le ha puesto urgencia a algunas mociones parlamentarias. Entre ellas está aquella de parlamentarios que derogan la Ley de Amnistía”, indicó el ministro de Justicia José Antonio Gómez, a la prensa este jueves.

La Ley de Amnistía fue implementada por la dictadura de Pinochet para conmutar crímenes o impedir el juicio por violaciones a derechos humanos que ocurrieron desde el inicio del régimen, principalmente de 1973 a 1978.

Amnistía Internacional

Este 11 de septiembre ocurrió en un momento especialmente sensible en Chile y además es el primero tras el gobierno de centroderecha que encabezó Sebastián Piñera (2010-2014). El bombazo del lunes pasado en la Escuela Militar, que dejó 14 heridos, mantiene a los chilenos con más preguntas que respuestas.

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