El Reino “Unido” está profundamente dividido por su difícil relación con la Unión Europea (UE). Si bien Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte se unieron a la Comunidad Económica Europea en 1973, su integración no fue total. El Reino Unido no adoptó la moneda común (el euro) ni utilizó la visa comunitaria (Schengen); además, muchos sectores de su población nunca se sintieron realmente “europeos”.

La migración, proveniente de excolonias británicas como la India y Pakistán, del conflicto sirio y de otros estados de la UE, es una de las principales justificaciones que muchos encontraron para el brexit.

A esto hay que añadir que algunos tabloides ingleses llenaron de mentiras a la población, provocando un mayor miedo a mantenerse en Europa. Mientras Inglaterra y Gales votaron mayoritariamente a favor de salir, Irlanda del Norte y Escocia apoyaron quedarse. Tras haber hecho campaña por la permanencia en Europa, el primer Ministro, David Cameron, anunció que dejará el cargo en octubre.

La actual división imperante en el Reino Unido es también una división entre dos generaciones con aspiraciones muy distintas. Y ello en razón de que el 75% de los jóvenes entre 18 y 24 años votaron a favor de quedarse dentro de la UE.

El efecto inmediato ha sido la caída de las bolsas de valores así como el desplome de la libra esterlina. El banco suizo UBS pronostica que la región tendrá crecimiento 0 y que entrará en recesión.

La UE es la culminación de una serie de tratados para evitar que se repitan los conflictos militares entre países. Partidos nacionalistas antieuropeos ven al brexit como una victoria propia, y como la gran oportunidad de realizar referéndums locales para su propia  salida de la UE.

Es claro el avance de la ultra derecha en una población que parece haber olvidado las razones brutales que llevaron a la construcción de una Europa Unida, y que con su voto legitima a líderes populistas que convencen al ciudadano común con propuestas simplonas  y demagógicas.

Europa falló porque se olvidó de crear condiciones de bienestar que no estén únicamente cimentadas en la acumulación material.

Cuando la economía se estanca y es más difícil encontrar trabajos bien remunerados para ciudadanos mejor preparados, la sociedad descontenta se convierte en perfecto caldo de cultivo para personajes ‘Trumpescos’ con gran carisma pero poco bagaje moral, capaces de movilizar grandes masas apelando a sentimientos más que a ideas.

No vaya a ser que el brexit transforme el sueño europeo de unidad en la diversidad, en una pesadilla como las que el viejo continente experimentó en la primera mitad del siglo XX, las cuales aún retumban en la conciencia universal. (O)